Me cogí a su esposa y a su hermana

Mi nombre es Daniel, soy oficial de justicia, y mi tarea es inspeccionar los domicilios de los deudores cuando hay una orden de embargo judicial. He vivido muchos tipos de situaciones, desde personas con lágrimas en los ojos rogándome que no ponga tal o cual objeto en la lista porque es un regalo de su abuela, hasta los que han tratado de amenazarme de muerte. Pero siempre he cumplido con mi trabajo creo yo que de manera eficiente. 
Ese día me llegó una orden para inspeccionar un domicilio de un tal Camilo X (obvio el apellido no hace falta), lo peor es que yo al tipo lo conocía de vista y sabía que era un tipo mañero para cumplir con sus deudas, y me preparé para las posibles estratagemas para evitar el embargo. 
Cuando golpeé en su domicilio, me llevé la primera sorpresa. 
-¿Si buenos días, que necesita?-la puerta se había abierto sólo un palmo y dejaba ver la mitad de un rostro que parecía resaltar por su agresiva belleza. 
-busco al señor Camilo, ¿se encuentra?- dije yo tratando de mostrar seriedad 
-no, él no está, ¿Por qué lo busca?- la mujer se mostró preocupada 
Le expliqué la razón de mi visita y le mostré los papeles pertinentes. 
La mujer me hizo pasar, la casa era hermosa y había mucho que enumerar, pero lo que más me llamó la atención fue la belleza de la mujer, pues su rostro era bellísimo, pero su cuerpo era de temer, una ajustada remera delineaba unos bellos pechos que me volvieron loco, me hizo sentar en un amplio sillón individual, la costosa y extensa alfombra que cubría el piso anuló el ruido de las suelas de mis zapatos. Cuando ella giró para buscar su asiento dejó a mi consideración su culo debajo de un estrecho short de gimnasia, pero no era un culo más, era un señor culo que parecía tener vida propia, y me quedé como petrificado mirándolo, cuando ella se sentó me atrapó desprevenido 
-¿vio algo que le interesa?- dijo con una sonrisa casi burlona 
-si…es decir no, todavía no comienzo a enlistar señora- dije yo totalmente desprevenido y engañado por mi subconsciente.
-mi nombre es Paula, ¿puedo ofrecerle un jugo?- dijo volviéndose a poner de pié mientras alisaba su remera como queriendo que sus pechos resaltaran aún más. 
-bueno, está bien – acepté hipnotizado por el espectáculo que tenía ante mí. 
Cuando ella comenzó a caminar, su culo me pareció más bello aún. Sus glúteos eran perfectos y yo debí colocar la carpeta de cartulina sobre mi verga, para que no se apreciara mi evidente erección. 
-¿puedo ofrecerle agua fresca?, no nos queda jugo- me dijo mientras traía una pequeña bandeja con una botella de agua y dos vasos 
-está bien, no hay problema- dije dispuesto a aceptar hasta la más extraña bebida viniendo de ella. 
Paula depositó la bandeja sobre la pequeña mesita frente a mí, agachándose para permitirme mirar su escote que obviamente se apreciaba perfectamente. Ella levantó la vista de pronto, volviendo a atraparme con los ojos puestos en ella mientras se enderezaba tomando la botella con una mano 
-¿La prefiere en el vaso? ¿O acá?- dijo ella riendo provocativamente mientras se tomaba una de sus bellas tetas 
Tuve que contenerme para no largar la carpeta al diablo. 
-señora, no se a que refiere- dije yo con mis últimos restos de cordura. 
Ella dejó caer un pequeño chorro de agua sobre su remera, haciendo que inmediatamente se transparentaran sus tetas. 
-¡pero que tonta soy!- dijo mientras se quitaba la mojada prenda, dejando sus pechos completamente desnudos y acercándose a mí. Yo me quedé inmóvil en el sillón, y ella se sentó sobre mí, no sin antes quitarme la dichosa carpeta de encima. 
-Huy, pero que tenemos aquí, un amiguito que quiere jugar- dijo ella al sentir mi erección. 
-Paula, no creo que esto…- no me dejó terminar de hablar. 
-¿sea apropiado?, ¿de que tenés miedo?- me dijo mientras con sus manos se tomaba ambas tetas y las colocaba extremadamente cerca de mi rostro mientras se quitaba el resto de ropa que traía 
Y de pronto me encontré lanzado contra ella, saboreando sus tetas entre mis labios, recorriendo sus pezones casi sin control. 
-huy bebé parece que tenés hambre- me dijo 
Mi mano derecha fue directo a sus nalgas, que extremadamente suaves se dejaban acariciar completamente. 
-así me gusta, que no desprecies lo que se te ofrece- ella hablaba en ese tono sexy que me estaba volviendo loco. 
De pronto se arrodilló ante mí, y comenzó a desprenderme el pantalón, dejando que mi verga asomara como un animal que busca la libertad. 
-¡hey, campeón, parece que tu amiguito está un poco desesperado!- ella reía y yo me sentía un poco avergonzado por la dureza que exhibía 
-¿tenés lechita para mí?- dijo con un tono infantil 
-si, mucha- le dije yo completamente embotado por el “ataque” del que era objeto 
Me dio un suave beso en la punta de la verga, yo la tomé de la nuca y ella hundió mi pija en su boca, casi hasta la base de mis testículos. 
-mmm, es muy larga- sus palabras me sonaron un poco a burla 
Luego con su lengua comenzó a recorrer todo mi miembro y cuando llegaba a la cabeza se la volvía a introducir entre sus labios 
-que rica que está- dijo mientras seguía con su ataque. 
En ese momento sucedió algo que me paralizó completamente 
-¡Paula!, ¿Qué haces?- dijo una mujer un poco más joven que ella desde la puerta de lo que parecía un dormitorio 
-vení, cuñadita, te convido la carnecita que me voy a comer – dijo Paula en tono cómplice 
La cuñadita en cuestión, se llamaba Victoria, y su belleza radicaba en la aparente inocencia que exhibía, sus rasgos juveniles, su cuerpo menos exuberante que el de Paula la hacían parecer un hada de cuentos. 
Victoria se acercó, sus ojos dubitativos parecían esperar que yo la invitara 
Paula se puso de pie, la tomó un poco por la fuerza y pareció obligarla a arrodillarse a mis pies. Luego la tomó de los cabellos y la acercó a mi pija que estaba completamente dura. Victoria abrió su boca apenas, pero Paula tomándola de la nuca, la obligó a que se devorara mi verga. 
-¿vos sos la inocente?, yo te voy a hacer puta, bien puta- dijo Paula 
Victoria parecía querer negar con la cabeza, pero estaba totalmente sometida a los mandatos de Paula, por lo que cada vez fue tomando más fuerza en lo que le ordenaba su cuñada, y comenzó a aceptar la verga en su boca, y en vez de oponerse, comenzó a disfrutar de que la obligaran. Sus manos tomaron mi verga y comenzó a masturbarme mientras Paula le acariciaba la nuca. 
-así me gusta, que obedezcas- dijo Paula 
Victoria la miró por un instante, ambas acercaron sus labios, y se besaron ante mí furiosamente, luego a la vez, las dos se volcaron mi verga, haciendo que yo rápidamente comenzara a expresar mi cercanía a una potente acabada. Paula tomó mi verga, me masturbaba con fuerza, mientras Victoria mansamente abría su boca esperando mi chorro de semen. Debo confesar que nunca había acabado con semejante fuerza y cantidad, y Vicky se volcó sobre mi verga para seguir chupando. 
-pará goloza, te vas a atragantar- dijo Paula mientras le daba una fuerte palmada en las nalgas a Victoria 
Vicky obedeció inmediatamente, y ambas se pusieron de pie. 
-¿querés ver un poco más de mercadería?- me preguntó Paula 
Yo asentí casi sin hablar, por lo que Paula desprendió la minifalda de Vicky y la dejó caer al piso, y Victoria se cubrió inmediatamente la vagina con las manos, dejando entrever una pequeña tanga cola less de color negra. Luego Obligada por su cuñada Vicky se desprendió la camisa que aún traía puesta y tambien siguió el destino de la minifalda en el piso. La indefensa Victoria se cubrió sus tetas con la otra mano, como avergonzada. Otra palmada, más fuerte que la anterior, y ella abandonó su empeño por cubrirse. 
-así me gusta, mostrale lo que tenés al señor- dijo Paula de forma autoritaria 
-no le va a gustar- dijo Victoria tímidamente 
Paula, en control total de la situación, me tomó de la verga y me hizo poner de pie 
Yo estaba como loco, por lo que inmediatamente me acerqué a Victoria, la abracé tiernamente y ella se apretó contra mí 
-romance para las novelas- dijo Paula y la hizo apoyarse contra la pequeña mesita ratona, tomándola nuevamente de los pelos, yo no pude contenerme y me coloqué detrás de Victoria, su culito parecía hambriento y me tentó, apoyé uno de mis dedos en su orificio anal, mientras mi verga comenzaba a apoyarse contra su vagina. 
-ayy, me duele- le dijo Vicky a Paula con voz lastimosa. 
Yo intenté ser suave y la penetré lentamente, arrancando suaves gemidos de Victoria 
-¿ahora te gusta?- pregunté yo 
-si, dame así, por favor- dijo Victoria mientras me miraba con rostro implorante 
De pronto fue como si la activaran y Victoria mientras aún era sostenida de los cabellos por Paula comenzó a moverse más velozmente, casi con frenesí, mientras sus suaves gemidos se transformaban en jadeos profundos. 
-si, así, dame así, más fuerte- rogaba mientras yo hundía más profundamente mi dedo en su culo 
Paula ahora llevó la boca de Victoria hasta sus tetas, y Vicky se mostró encantada de chuparle las tetas mientras por momentos las abandonaba para jadear y mirarme implorante. Yo me quedé inmóvil y ahora era solamente Victoria la que se movía. 
Como yo iba en pos de mi segunda acabada y a pesar de estar completamente duro, me fue fácil contenerme, gozando del espectáculo que ante mí se producía. Victoria se movía desaforadamente, y se quejaba a viva voz, indicándome que estaba acabando, por lo que poco a poco fue bajando su ritmo. De pronto Paula adoptó la misma posición que Victoria. 
-haceme el culo- me dijo con autoridad 
Yo no me hice rogar, y con mi verga toda lubricada por los flujos de Vicky, la penetré rápidamente, arrancando quejas de ella. 
-ahhh, animal, así, partime el culo, así dame así, duro, duro más duro- decía ella 
Victoria se colocó a nuestro lado, y mientras mi verga entraba y salía del culo de Paula, ella le acariciaba las nalgas suavemente. El ruido de una fuerte palmada me sorprendió, y fue Paula la que giró su rostro ahora con notable dolor en él 
-¿te gusta puta?, ¿te gusta hacerte coger por un desconocido?- dijo Victoria 
-si…me encanta- la voz de Paula era ahora suave e implorante 
-¿te gusta ponerle los cuernos a mi hermano?- preguntó ahora Vicky 
-si…si…si- Paula gemía y temblaba notablemente y por momentos juro que me sentí totalmente un juguete de esas dos perras. 
Victoria acercó su clítoris a los labios de Paula, y esta se prendió como “guacho a la teta”, lamiendo ferozmente el sexo de su cuñada. 
Paula lanzó un par de gruñidos casi animales, indicando a las claras que estaba acabando, a lo que yo seguía imposibilitado de imitarla. Paula quedó extasiada, volcada sobre la mesita con el culo en alto. Y Vicky se ocupó de mi verga con la mano, comenzó a masturbarme con ferocidad. Paula todavía medio afectada se colocó del otro lado, y ambas a la vez con una mano cada una me masturbaban. Mis manos se apoyaron en sendos culos, y fue en ese instante en que comencé a sentir que el mundo se movía, mi segunda acabada fue más potente y extensa que la anterior. 
-muy bien campeón, cuanta lechita que tenés- dijo Victoria mientras me extraía hasta la última gota. 
Yo quedé totalmente agotado, y ya poco me importaba del trabajo que si o sí debía realizar con los artículos de la casa. 
-señor oficial, supongo que con esto damos por terminado su visita, ¿no?- dijo Paula recuperándose. 
-¿ve ud. Algún artículo de lujo?, mi hermanito es muy pobre- dijo Victoria ante la abrumadora realidad de los costosos muebles que equipaban el domicilio 
-bueno, supongo que no veo nada de interés- dije yo totalmente vencido 
-Deberé volver otra vez para “corroborar” lo inspeccionado- les dije tratando de averiguar si podría “concertar otro trío”. 
Firmé el acta casi mecánicamente, y lo dejé sobre la mesa, y casi a los empujones me sacaron de ahí, justo en el momento en que “don Camilo” se apersonaba en su domicilio. 
-¿me buscaba a mí?- me preguntó el hombre luego de que yo me identificara 
-si, pero ya me atendieron su esposa y su hermana- le dije un poco avergonzado 
-espero que la haya pasado ud. Bien- me dijo dándolo casi por sentado. 
-no se imagina ud hasta que punto me atendieron- le respondí yo despidiéndome 
Don Camilo se sonrió lo suficiente como para que yo me pusiera a pensar si realmente era consciente de la clase de atención que me brindaron “sus mujeres”. 
Y me quedé con ganas de decirle “señor, me acabo de coger a su esposa y a su hermana”. 

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