Seminario en Santa Fe

Mati y yo nos hicimos amigos por chat, y como estamos lejos, (él en Santa Fe y yo en Córdoba), no teníamos el placer de conocernos. Yo tenía que ir a un seminario todo un fin de semana a Sta Fe, entonces, él como es muy caballero, se ofreció rápidamente a mostrarme la ciudad y pasear en los ratos libres. 

Yo estaba algo nerviosa porque no sabía como se iba a dar el encuentro. Salí del seminario sábado a la tarde y me fui directo al hotel, me di una ducha caliente, pensando en mi próximo encuentro, comencé a recordar las fotos que él me había enviado y empecé a tocarme...., primero los pechos, y después bajé hasta mi vagina, que estaba suave y resbalosa por los jugos que el recuerdo de su hermosa pija me provocaban. Estaba metiéndome los dedos bajo el chorro de agua caliente, cuando comenzó a sonar el celular.... salí rápido de la ducha y vi el teléfono... era él llamando, lo atendí con voz agitada... me llamaba para decirme que ya me estaba esperando abajo. Me vestí apurada, no esperaba que fuera tan puntual, me puse un conjunto nuevo que me compré para la ocasión... tanga y encaje... rojo... para matar a cualquiera. Me puse unos jeans, una remerita negra escotada y campera... estaba helado afuera. Botas largas, perfume... y salí a su encuentro. El corazón me latía a mil, y ahí estaba bello como me lo imaginaba, sonriente, sexy.... su olor me cautivó cuando nos acercamos a darnos un beso. 

Fuimos a cenar, charlamos largo rato y la pasamos muy bien. Salimos a caminar pero como hacía muchísimo frío decidimos ir a su casa para tomar algo. En el auto me puso su mano en mi pierna y yo le correspondí con mi mano en su cuello, jugaba con su pelo, y nos mirábamos cómplices. 

Llegamos a su casa, yo pasé primero y entonces él me agarró de atrás, comenzó a besarme el cuello, me sacó la campera, y me agarró las tetas muy firmemente, era un dominador nato, se notaba su podería y yo quería ser toda de él. Estiré mis brazos hacia atrás y y le toqué su bulto, ya tenía su pija bien dura, y se me hacía agua la boca, él no paraba de tocarme y besarme, entonces comenzó a llevarme hacia el sillón que estaba en medio de la sala. Mati se sentó primero y yo me senté encima, nos besamos, el corrió mi remera y mi corpiño y me lamía las tetas mientras yo no paraba de franelearme encima de su bulto. Me sacó la remera, yo hice lo mismo con él, desabroché su pantalón, y me arrodillé en el suelo. Su pija se asomaba por el calzoncillo y entonces comencé a pasarle la lengua, haciéndolo sufrir, sin tocarlo, sin correrle la ropa, yo notaba que estaba muy exitado entonces de a poco empecé a metermela en la boca, bajé un poco sus calzoncillos y él me agarró del pelo, presionando mi cabeza hacia su pija que entraba cada vez más adentro de mi boca. Se sacó toda la ropa y yo me quedé con mi conjunto rojo y mis botas largas. No dejé parte sin lamerle, es un hombre delicioso, besé su pecho y luego bajé nuevamente a su pija, la agarré fuerte con mi mano derecha y se la succioné de tal forma que me advirtió que lo iba a hacer acabar, entonces le pedí por favor que me llenara la boca de su leche deliciosa... en cuánto le dije eso no pudo resistir y se vino a chorros en mi boca.... se quedó inmóvil por un segundo y entonces me dijo que fuéramos a la cama. 

Me recosté boca arriba y entonces comenzó besándome las tetas, fue bajando con su lengua recorriendo mi cuerpo hasta que llegó a mi vagina, jugó con su lengua de arriba a abajo, yo estaba super exitada, él sabía lo que hacía y de repente llegó la mejor sensación, su lengua entrando y saliendo con un movimiento lento y profundo, yo deseaba cada vez más, entonces sentí entrar sus dedos, la suavidad con lo que lo hacía me volvía loca y le pedí que me penetrara, él estaba nuevamente listo para la acción. 

Le pedí que me penetrara, lo hizo despacio, sentí su pija gruesa entrar delicioso. Sus movimientos eran constantes y profundos, nos mirábamos cómplices, nos gustábamos, él metió un dedo en mi boca, yo lo chupè como si chupara su pija. 

Fue parando de a poco, hasta que me la sacó, me giró, quedé de espaldas tumbada en la cama, abrió mis piernas un poco y volvió a meter su pija, pasó su brazo por debajo y me tocaba mientras me cogía, yo me aferraba a la almohada gimiendo como loca. No pude resistirme y terminé... respiré profundo... me había dado un tremendo orgasmo.... él continuó, me agarraba la cola con fuerza y me movía a su placer, yo no me resistía, quería más, me sentí agotada por un momento, pero me cogía muy bien, su pija gruesa seguía embistiéndome y yo sentía como iba aumentando su exitación, le pedí que cuando fuera a terminar me bañara las tetas, que quería que su leche me chorreara por el cuerpo. 

Así fue, sacó su pija, yo me senté en la cama, se la chupaba mientras él se masturbaba bien rápido.... ahí viene bonita, me dijo, sacó la pija de mi boca y me bañó con su leche, yo aproveche a tocarme llevando su leche hasta mi conchita... él me besaba mientras yo seguía tocándome. 

Perrita calentona

Después de tener un ritmo frecuente de casi cuatro buenas cogidas por semana, volver a mi vieja vida de mojigata no era una opción. Tenía q conseguir sexo. Parecía tan simple y a la vez tan complicado. No podía hacerlo con alguien q conociera. No quería que nadie de mi entorno se enterara lo putita y ninfómana que me había vuelto, sobre todo porque sigo viviendo con mis viejos, y me imagino que no sería grato saber que tu hija es una trolita, trataría de ocultarlo, al menos el tiempo que pudiera. Por eso creí que lo más conveniente era buscar algún macho bien lejos de casa. Después de analizar mis posibilidades llegue a la conclusión que lo ideal sería con un compañero de trabajo. No lo comente hasta ahora, pero trabajo como vendedora en un local de electrodomésticos en Belgrano, por ende ninguno de mis compañeros vive cerca de Ramos. Era perfecto, hasta tenia para elegir entre los seis vendedores o los dos gerentes. 
Mi día elegido para la cacería fue el jueves; como siempre me desperté a las siete y media de la mañana, me bañe y me dispuse a vestirme. Me puse un conjuntito de tanga y corpiño rojo de raso y puntilla que tenia nuevito sin estrenar. Lo tenía preparado para una ocasión especial y consideraba q esta lo era. Después me puse lo de siempre, no podía cambiar mi uniforme de trabajo, pero si lo podía hacer más atrevido y así lo hice. A mi camisa le deje algunos botones desabrochados con la intención de que se me vea un poco el escote, aunque debo reconocer que mi fuerte no son las tetas, tengo unos pechos medianos de esos que entran enteros en la palma de la mano. Igual lo que más cambie de apariencia fue el pantalón, que generalmente suelo ponerme sin cinto, ahora lo hice no solo con cinturón, sino que me lo subí tanto y de tal forma que se me encajo totalmente en la cola. Cuando me vi en el espejo me di cuenta que además se me marcaba la tanga. Listo, pensé. Hoy te volves bien cogidita, me dije mirándome en el espejo. Salí de mi habitación a desayunar y mi mama ya me tenía el desayuno preparado, lo tome y sin demorarme salí camino a la estación de Ramos. Vivo a solo cuatro cuadras, las cuales bastaron para que reciba algún bocinazo y unas cuantas chanchadas departe de varios taxistas. En la estación como siempre, camine por el andén hasta llegar a mi habitual sitio de espera. Lo menciono porque es común que al viajar a la misma hora y en el mismo vagón, reconozca algunas caras que me rodean; entre ellas un señor de unos 60 y tantos que siempre aprovecha para subir atrás mío, y como sabrán los que alguna vez viajaron en el Sarmiento a esa hora, es un quilombo de gente, por lo que este señor aprovecha siempre y me va apoyando todo el viaje. Se imaginaran que ese día no iba ser la excepción. Podía sentir sus ojos en mi cola ya en el andén. No sé cómo explicarlo bien, pero la mirada descarada del viejo baboso me calienta. Inmediatamente quebré la cintura y pare más mi colita. Antes de que llegue el tren me di cuenta que estaba rodeada de tipos. Cuando llego y fue el turno de subir sentí como me agarraron de la cintura y me metieron casi de prepo. De lo lleno que estaba no pude ni llegar al pasillito; quede apretada delante, por la cartera de una señora y detrás, por la pija de un hombre, que a esta altura la sentía bien parada en mi cola. Como podía trataba de agarrarme del pasamano, pero al ser chiquita (mido 1,67m) y estar lejos, me tenía que poner de puntitas de pie. Al hacer esto tuve que levantar un poco mi cola y la apoye más de lleno sobre el bulto del tipo que tenía atrás. Creo que esto lo tomo como una invitación porque enseguida sentí como se agacho un poquito y me apoyo de abajo haciendo que prácticamente quede a upa de su verga parada. Viaje “clavadita” todo el viaje sin decir ni mu. Recién a la hora de bajar se despego. Para mi sorpresa, no era el viejo sino un señor mucho más joven, de unos treinta y tantos, todo entrajeado, bastante fachero debo decir, aunque también bastante cagon, porque después de la flor de apoyada que me pego, lo mire un par de veces para que me encare y nada. Si lo hacía me lo cogía de una y empezaba el día bien cogidita. Pero no, todo lo contrario, arranque el día caliente y con unas ganas de pija tremenda. En este estado llegue al trabajo; ya cuando salude a mis compañeros me di cuenta que mi nuevo uniforme llamaba la atención. Me miraban el escote con disimulo y cada vez que le daba la espalda a alguno, me miraban el culo (agarre infraganti a varios). Cuando abrimos el local la cosa fue mas tranqui, alguna mirada o roce (generalmente buscados por mi) pero nada más. Recién cuando llego el mediodía y tuve mi hora de almuerzo se dio algo. Generalmente solemos tomarnos el descanso para comer, aunque cada cual aprovecha el tiempo para hacer lo que quiera; ese día Juanca y Manu, dos compañeros, tenían que hacer trámites personales y por ende salieron. Los únicos que nos quedamos a comer fuimos Daniel (el gerente), Maxi (otro vendedor) y yo, ya que nos tomamos el descanso en turnos y los otros vendedores seguían atendiendo. Hicimos lo de siempre, pedimos delivery en una rotisería cercana y nos quedamos comiendo y charlando en el depósito. Al principio hablamos de boludeces; Dani conto que se había comprado un perro y que debía llevarlo al veterinario para vacunarlo, desparasitarlo y esas cosas; la conversación pintaba aburrida cuando de la nada Maxi dice: 
-No saben el caramelito que me comí ayer. 
Con Dani nos miramos sorprendidos. 
-No sé si les había contado que se mudo una pareja con un nene en el departamento de al lado 
Nosotros dijimos que no con la cabeza y lo dejamos seguir con la historia. 
-Si, una parejita joven, deben tener 30, 30 y pico (Maxi tiene 49 años, aclaro). Desde el día que los vi por primera vez me gusto la mujer. No es una modelo pero tiene lo suyo. Es una rubia petisita con unas tetas así (hizo un gesto con sus manos) y una cola grande y redonda. Te puedo asegurar que no te aburrís, le dijo a Dani, que parecía incomodo con la charla. La agarre en el ascensor, palabra va, palabra viene, le comí la boca y terminamos garchando a lo loco en mi departamento. No sabes lo que era. Después les paso el face así la ven… 
Espero que todos los tipos no sean tan arrogantes y vanidosos, perdón esto fue un comentario fuera de la historia, pero volviendo al relato… 
-¿Así que te gustan las rubias? Que lastima, le dije yo bien mala… 
-No solo las rubias Lu, me gustan las mujeres lindas, se atajo… 
-Y yo como califico en tu ranking de mujeres, le dije con voz de gata. 
-Vos estas en los primeros puestos. 
-Jajaja me reí ante su respuesta. 
No podía creer como le histeriqueaba a mi compañerito delante de mi jefe, que miraba la situación mudo. 
-No te creo nada, le dije, vos sos de esos que les endulza el oído a las minas para llevarlas a la cama. 
-¿Vos pensas que te quiero llevar a la cama? Me pregunto él enseguida. 
-Obvio o me lo vas a negar, le respondí bien cocorita. 
Se produjo un silencio muy incomodo y después de algunos segundos contesto: 
-Igual no soy el único que te tiene ganas…No seamos hipócritas, acá mas de uno te quiere coger… 
Ahora la pelota la tenia de mi campo y no sabía que decir. Así que le pase la pelota a Dani: 
-Vos que decís, deci algo, ¿vos también me querés coger? 
No saben lo nervioso que se puso, parecía un tomate de lo colorado que estaba. 
-No, si, no se…yo soy casado termino diciendo. 
-Decí la verdad, lo apuro Maxi, o ¿me vas a decir que si Lu se te pone en bolas no le das? 
-Que se yo, no va pasar, soy casado, además es una pendeja y yo soy grande… 
-¿Y eso que tiene que ver? Salte yo, a mi me gustan más grandes. 
Otro silencio invadió el depósito. 
-Entonces tenemos chances Dani, jajaja, dijo Maxi. 
En ese momento aparecieron Juanca y Manu que habían vuelto de hacer sus trámites y la charla murió ahí. El resto de la jornada fue normal, pero cuando ya estaba por irme se me acerco el gerente: 
-Che Lu, lo que hablamos hoy en el depósito no pienses que lo que te dijo Maxi es cierto. 
-¿Qué me dijo? Le pregunte jugando a hacerme la olvidadiza. 
-Vos sabes, eso que todos te quieren…coger. Yo no, no soy así. 
-O sea que te parezco fea. 
-No, yo no dije eso, sos divina, es que… 
(Como me gusta jugar con los hombres, no puedo evitarlo, los tengo a merced y es peor. Soy todavía más mala) 
-¿Es que que Dani? Decilo. 
-Soy casado… 
-Y eso que tiene que ver, queres que te diga una cosa, los casados me gustan más. 
La cara de mi jefe era un poema, no sabía qué hacer, ni que decir, ni dónde meterse. Pobrecito, era uno de los pocos tipos decentes y fieles que deben existir en el planeta. 
-No te hagas problema Dani, todo bien igual, asunto aclarado, le dije. 
Me estaba yendo a tomar el subte cuando me tocan la espalda, era Daniel. 
-¿Queres que te alcance? 
-Si queres, pero mira que voy hasta Once, a la estación… 
-No te hagas problema, te llevo en el auto. 
Íbamos caminando hasta el estacionamiento cuando de repente le sonó el celular: 
-Hola… ah…no…recién salgo del trabajo… ¿y vos no podes? …Está bien amor yo los paso a buscar…Besos 
Ya estaba maldiciendo a su esposa antes que me lo diga… 
-Disculpa Lu, pero mi mujer está en el médico y no hace tiempo de ir a buscar a los chicos al colegio y me pidió que los vaya a buscar, te dejo a pata, ¿no te enojas? 
-No hay drama Dani, le dije tratando de sonreír. 
Nos saludamos y estaba volviendo hacia la boca del subte cuando me lo cruzo a Maxi. 
-¿Qué haces Lu? Pensé que ya te habías ido 
Le conté mi viaje gratis frustrado con el gerente y enseguida él se ofreció a llevarme. 
-No tengo el mismo coche pero vas a ir más cómoda que en el subte, me dijo. 
Por supuesto que acepte. Ya a bordo de un viejo Peugeot 505 (aclaro que conozco el auto porque mi papa es mecánico, y bueno, una nace donde le toca y aprende lo que ve, en mi caso, se algo de autos) Se dio la siguiente charla iniciada por el: 
-Che, ¿tan obvio es que te tengo ganas? 
-Jajaja me reí 
-No de enserio te lo pregunto, no quiero que pienses que soy un pajero. 
-No pienso eso Maxi quédate tranquilo, le dije. 
-¿Y qué pensas? 
Bueno acá paso a contarles exactamente lo que pensé en ese momento en mi cabeza: …”Estamos cerca de Once, si le histeriqueas te volves a casa calentita como una pava, anda al frente y cógetelo”… 
Así que sin caretas ni chamuyos le dije: 
-¿Queres que te diga lo que pienso? La verdad es que envidio completamente a tu vecina. 
La sorpresa por mi declaración hizo que frenara de golpe y casi nos chocaran de atrás. 
-Aprende a manejar pelotudo, se escucho el grito desde el auto que nos paso. 
-¿Vos me hablas de en serio?, me pregunto. 
En ese momento, ya cansada de las palabras, lleve mi mano izquierda a su pierna y comencé a acariciarlo. 
-Quiero que me cojas, le dije mirándolo a los ojos. 
Sin decir otra palabra arranco de nuevo el auto. Yo mientras tanto seguía con los mimos; que parecía que funcionaban muy bien porque en su entrepierna ya tenía un bulto bastante prometedor. Ver esto me cegó y como una cachorrita hambrienta no me pude contener y empecé a desabrocharle el pantalón. Con un poco de ayuda logre desprenderle el cinturón, luego hice lo mismo con la bragueta y por ultimo estire su bóxer para dejar al aire su verga. Mmmm hace tanto tiempo que no veía una pija que me quede unos segundos admirándola. Se imaginaran lo que se vino después. Sin esperar mucho mas abrí mi boca y comencé lentamente a devorarme ese manjar. Mmmm escuche un gemido de Maxi. Yo mientras seguía llenándome la boca de verga hasta llegar al punto que mi garganta hizo tope. Ahí fui retirando mi cabeza y antes de sacarme aquella barra de carne de mi boca volví a chuparla a fondo. Hice esto en repetidas oportunidades. 
Mmmmm q placer volver a tener un buen pedazo de carne en la boca, me sentía nuevamente viva. 
-Ya llegamos, acá entramos, dijo Maxi, con la voz entrecortada por la excitación. 
No dude y apure el tramite, empezando a succionar con más fuerza y comencé hacerle pequeñas caricias en los huevos con mis manitos. Como supuse no se aguanto y descargo toda su leche en mi boca. Como una gatita sedienta la tome toda sin desperdiciar ni una gotita; me levante y le encaje un terrible beso de lengua que recibió gustoso. 
-Bajemos, bajemos, dijo ansioso. 
Lo hicimos y de la mano como dos tortolitos cruzamos el estacionamiento del hotel y entramos a lo que sería la recepción. Un señor de unos cuarenta y tantos que estaba leyendo una revista nos saludo cordialmente y nos pregunto. 
-¿Qué habitación van a querer? ¿Normal, Especial, Suite? 
-Un turno normal, dijo Maxi, que se notaba que no era la primera vez que iba a un telo. 
Después de pagar y que nos dieran la llave, caminamos por un estrecho pasillo hacia la habitación. Ni bien cruzamos la puerta nos fundimos en un beso apasionado. Aunque más que apasionado era acalorado, se notaba que no había amor, era solo tensión sexual. Nuestras lenguas se entrelazaban como serpientes. En ese momento, y sin dejar de besarnos nos fuimos quitando una a una las prendas hasta quedar en ropa interior. Estaba por ponerme de rodillas para chupársela otra vez cuando me dijo: 
-No, vamos a la cama que te quiero coger ya…. 
Sin poner excusas salte a la cama y me desnude por completo. Maxi hizo lo mismo y dejo ante mis ojos nuevamente su verga parada. Como si fuese un depredador que ataca a su presa me abalance sobre él y me acomode con la intención de ser yo quien domine la situación. Puse mis manos en su pecho lleno de pelos enmarañados y me monte sobre su verga. Con lo mojada que estaba, no costó mucho en entrar en mi conchita. Mmmm gemí al sentir como su pija se iba abriendo camino dentro mío. Lentamente me fui dejando caer hasta alojar los 15 centímetros de carne de Maxi. Acto seguido comencé una lenta pero incesante cabalgata. Un concierto de gemidos se desparramo por toda la habitación, reconozco que a la hora del sexo suelo ser bastante ruidosa…jajaja. Poco a poco fui aumentando la intensidad de la montada hasta llegar al punto que prácticamente saltaba como loca y me clavaba yo solita en la verga de mi compañerito. Al ver su cara me di cuenta que estaba haciendo un esfuerzo descomunal por durar algún tiempo más. Igual, y pese a su esfuerzo no pudo evitar que al minuto volviera a descargar su leche esta vez en mi conchita. Inmediatamente al sentir esto, acelere el ritmo. Quería exprimirle la verga, sacarle todo el juguito, dejarlo seco. Y así lo hice, recién me frene cuando sentí a su miembro “desinflarse” dentro mío. Le di un tierno beso en la boca y me recosté al lado suyo, apoyando mi cabeza en su pecho. El silencio invadió la habitación. 
-Sos tremenda pendeja, dijo Maxi terminando con el romanticismo. 
-¿Es un piropo?, le pregunte. 
-Puede ser… 
Después de varios minutos de mimos, los dos nos dimos cuenta que era hora de irse. Nos vestimos cada cual por su lado y salimos al estacionamiento. La tarde ya era noche cuando salimos del hotel. Para mi sorpresa estábamos muy cerca de Once, lo sabía por el shopping Abasto. Me acerco a la estación y con un simple chau me baje de su auto. 
Estaba segura que esta era la primera de las muchas travesuras que haríamos con mi compañerito, y no me equivocara…

Perreando con el colectivero

Perreando con el colectivero... 
Los que alguna vez fueron vendedores saben que hay clientes molestos. Y para mi mala suerte me toco uno justo un ratito antes de mi hora de salida. Vengo a ver las notebooks, me había dicho hacia ya 45 minutos. Las miraba, leía las especificaciones, preguntaba alguna boludez y seguía mirando. Ya estaba harta. Al final se llevo una Sony. Marque mi venta y como un rayo salí a tomarme el subte. Tenía hora y media de viaje hasta Ramos, con suerte si todo andaba bien. Para colmo hoy era día de gym, así q ni bien llegara a casa, me tenía que cambiar y tenía que ir al gimnasio. Pese a que llegue cansada y malhumorada, no dude en ir. Como siempre lo hago cuando voy, me puse una calza y una musculosa; en este caso, la calza era negra con vivos violetas, y la musculosa rosa, lo cual combinaba con mis zapatillas de igual color. No hizo falta ni que me mirara en el espejo, sabía que estaba fatal. Me hice mi clásica cola de caballo en el pelo y salí a la calle. El gimnasio queda a unas siete u ocho cuadras, por lo que generalmente voy caminando, pero como estaba atrasada y era re tarde decidí tomarme el colectivo. Iba camino a la parada, que queda a la vuelta, cuando antes de llegar a la esquina veo q pasa el colectivo. 
-La puta madre, hoy no es mi día, chau ahora a caminar, pensé. No llegue hacer una cuadra cuando pasa otro colectivo. Estire el brazo pensando que no me pararía ya que en esa cuadra no había parada, pero para mi sorpresa paro. 
-Gracias, le dije al chofer al subir, aunque creo que ni me escucho. Me miraba bien baboso de arriba abajo. Busque en mi bolso la SUBE pero no la tenía. Que boluda, la deje en la otra cartera, pensé. Encima no tenía una moneda. 
Disculpa, no traje la SUBE y no tengo monedas, vos no tendrías cambio, le dije sacando un billete de diez pesos. 
-No hay problema morocha, pasa, me dijo. 
-De enserio, no quiero...no hay problema, me interrumpió sin dejarme terminar. 
Me iba ir para el fondo, pero algo me detuvo. El colectivo estaba desierto, a excepción de un chico con auriculares y de dos señoras q iban charlando. Podía sentarme donde quisiera, pero sin embargo me senté adelante, en los asientos de dos q generalmente usan las embarazadas o los abuelos, casi a la par del chofer, que nuevamente me miro de arriba abajo. Sentí un cosquilleo en el vientre, aunque siéndoles sincera, fue un poquito más abajo. El viaje fue corto, pero basto para que me haga la cabeza con aquel colectivero y me imagine siendo cogida en el colectivo. 
-Parada por favor, le dije cuando me tocaba bajar. Bien putita, pare la colita y la deje bien al alcance de su vista, ya que baje por la puerta de adelante. -Gracias, le dije, girando mi cabeza y viendo como tenía su vista clavada en mi cola. Me baje re calentita. 
No pude sacarme de la cabeza aquel tipo por varios días. De hecho soñé con él. ¿No hace falta que les diga que hacíamos en el sueño no? Estuve así como una semana, de hecho un día fui al gym más tarde a ver si lo enganchaba en el colectivo, pero no. Q boluda como dejaste pasar la chance, pensaba. Ya estaba resignada, cuando un jueves, de camino al gym, me tocan bocina. Como me pasa siempre, no le di importancia. Ante la insistencia me gire y vi un colectivo. Lo más lindo fue cuando mire al conductor. Era el, que con su mano me hacia el gesto que suba. No lo dude ni un segundo y me subí. 
-¿Hola, como estas? No me digas que me vas a cobrar el boleto del otro día, le dije en joda. 
-Y...te lo tengo que cobrar, encima ahora con intereses, me dijo siguiéndola. 
-¿Y cuanto seria? 
-Y mínimo un café. 
-No me parece mal el precio. Acepto, dije yo. 
-Te parece si termino el recorrido y vamos, me propuso. 
-Dale dale, no hay problema, le dije. 
Como el otro día, me senté en el primer asiento. Ahí nos pusimos a charlar... 
-¿Cómo te llamas?, pregunto... 
-Luna, ¿vos? 
-Marcelo. ¿Te puedo preguntar adónde vas? 
-Al gimnasio, le dije. 
-¿Y tu novio te deja salir así vestida a la calle? 
-¿Esa pregunta es para que yo te diga q no tengo novio no? ¿Ahora decime vos? 
-¿Que queres saber? 
- ¿Novia, esposa? 
-Me estoy separando, me dijo, aunque me olía a mentira. Igual ni me importo. 
A medida que avanzaba el recorrido se fueron bajando los pasajeros uno a uno hasta que al fin quedamos solos. 
-Dejo el colectivo en la terminal y vamos a un bar...¿queres? me pregunto Marce. 
-No sé, porque no hablamos mejor acá...tire yo. 
No hizo falta que dijera nada más. Marce detuvo el colectivo y se me vino encima. Lo recibí con un beso de lengua de los profundos. 
-Vamos para el fondo, me dijo cuando se soltó. Le hice caso y camine hasta el último asiento parando bien la colita. Marce me siguió y aprovecho para manosearme toda. Me senté y frente a mi quedo el bulto del colectivero. No dude ni un segundo como una bebota viciosa empecé a desabrocharle el pantalón para buscar mi premio. Le baje el jean hasta las rodillas y me encontré con un tremendo bulto que apenas podía contener su calzoncillo. Inmediatamente le baje el slip e impulsado como por un resorte salió una verga más que aceptable. Calcule que rondaría los 18 centímetros, aunque lo llamativo era su forma. Era abananada...jajaja. Si, como escucharon, parecía una banana de carne. Algo sorprendida me quede quietita mirándola. Marce pensó que estaba indecisa y tomándola con su mano la acerco a mis labios. Esto hizo que salga de mi estado hipnótico y abriendo mi boca comenzara a mamársela. Mmmmm gimió Marce al sentir mis labios en su verga. Como toda una experta chupapijas le fui ensalivando bien la pija, mientras me la metía hasta el fondo de la garganta. Hacia presión con mis labios a medida que iba retirando su verga de mi boca. Los gemidos de Marce eran ahora más intensos. Me saque la pija de mi boca y comencé a lengüetearle la cabezota de la chota mientras lo miraba a los ojos. El caliente colectivero no podía mantener los ojos abiertos de la calentura que tenia. En un momento poso sus manos en mi cabeza y me hizo volver a comer entero todo su gran pedazo. Así empezó a mover mi cabeza hacia adelante y hacia atrás. Prácticamente me movía a su antojo. Iba tan rápido que parecía que me cogía por la boca. Me tuvo así un par de minutos hasta que al fin sentí como su pija en mi boca comenzó a latir fuertemente y luego finalmente me lleno la boquita con su leche. Estaba bastante cargadito, porque casi me ahoga. Miren que yo soy una mina gauchita de las que traga, pero acá no pude; o al menos toda esa cantidad. Trague lo que pude y el resto se escapo por la comisura de mis labios. 
-Que bien chupas pendeja. No sabes hace cuanto no me chupaban la pija así, me dijo. 
Me saque la pija de la boca y le dije -Gracias. 
-No, que gracias, después decime gracias ahora me toca mi turno, vos te pensas que sos la única que sabe usar la lengüita. 
Dicho esto, deje que me ayudara a sacarme la calza y luego la tanga, y poniéndose de rodillas me hizo abrir las piernas y hundió su cara en mi entrepierna. Inmediatamente una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo cuando sentí su lengua en mi concha. Mmmmm gemí. Marce siguió, y con sus dedos me abrió los labios para meter su lengua más profundo. Nunca había sentido este placer. Era algo nuevo. Desesperada agarre a Marce de la cabeza y lo apreté, hundiéndole mas su cara contra mi caliente conchita. Quería que no pare, que siga, que continúe dándome esas pinceladas de placer. 
-Qué rica conchita tenes nena, me dijo sin dejar de lengüetearme lujuriosamente la chuchi. Me estaba prendiendo fuego. Sentía calor, mucho calor. Mi cuerpo empezó a temblar, mi espalda se arqueo y finalmente llego lo inevitable. Mi primer orgasmo. No sé si les conté que soy una nena muy ruidosa en la cama, me gusta hablar, gritar y por supuesto gemir. En este caso, grite; no fue un grito común, más bien fue una descarga, un desahogo, una acumulación de calentura que deje ir en ese grito. Mientras tanto, Marce siguió chupando y saboreando los jugos que el mismo había provocado. De repente se levanto y muy delicadamente apoyo su verga en mi conchita y la dejo ir. Con lo mojada que estaba no sentí dolor. Todo era placer. Pose mis dos piernas en sus hombros para facilitarle la tarea y así comenzó un lento bombeo. Sus movimientos, al principio finos, fueron ganando ritmo e intensidad. Me ensartaba con ganas, casi con furia. Lejos de molestarme, lo disfrutaba. Me calentaba el triple ver como Marce se mordía los labios por la fuerza que me proporcionaba en cada embiste. Me dio y me dio un tiempo largo. Hasta que al fin no aguanto más y acabo. 
-Sos la mina más linda que me cogí, me dijo sincero mirándome a los ojos. Inmediatamente nos dimos un tierno beso de lengua y ahí fue sacando su verga de dentro mío. Visiblemente cansado se me sentó a la par. 
-No hables en pasado que te quiero seguir cogiendo eh!!! Le dije yo, dejándole en claro que quería otro polvo. 
-Déjame unos minutos y seguimos, me dijo. 
-¿Unos minutos? ¿Y mientras que hacemos? le dije con voz de bebota. Esto le gusto porque enseguida me dijo: 
-Mientras te hago upita bebota, sentate acá arriba. 
-¿Así? Pregunte yo, poniéndome en pose para montarlo. 
-Sí, sí, así. ¿Queres que juguemos al caballito? 
-¿Y como se juega? ¿Me enseñas? 
-Yo te enseño bebota, mira, yo soy el caballito y vos me cabalgas...¿sabes cabalgar? 
-Si...me encanta cabalgar...le dije contenta dándome cuenta que mi papel de bebota había funcionado muy bien, porque ya sentía la pija dura queriéndome penetrar nuevamente. De esta forma empecé a subir y bajar mi cuerpo, todavía sin meterme la pija. Me frotaba bien contra aquel mástil de carne, que se ponía mas y mas duro con cada roce. 
-mmmm q bien cabalga la bebota,¿ te ayudo? Dijo Marce, y sin darme tiempo a contestar me agarro la cola con sus manos y empezó a apretármela. Me la amasaba con ganas. Después de un tiempito de jugar así, fue el, quien tomando su verga con una mano, la apunto a mi caliente y mojada conchita, y en mi movimiento descendente, me clave solita casi toda su pija. No se imaginan el placer que sentí. Me quede así llenita unos segundos hasta que una sonora nalgada me hizo darme cuenta que tenía que seguir cabalgando. Así lo hice y empecé una montada feroz. Saltaba y saltaba arriba de su verga dejando caer todo mi peso en cada bajada, enterrándome su verga hasta los huevos. Creo que el ritmo frenético de la cogida hizo que aquel colectivero solo aguante unos pocos minutos. Nuevamente al acabar me beso tiernamente. Era como una especie de decirme gracias sin decirlo sentía yo. 
Después de esto me quede un buen rato sentadita sobre su verga recibiendo mimos y besos como si fuésemos novios. Fui yo quien se dio cuenta que ya era tiempo de terminar con tanta dulzura y comenzar la despedida. Me pare y me vestí rápido. Marce hizo lo mismo. 
-Dejo el colectivo en la terminal y te llevo a tu casa. ¿ Queres?, me propuso. 
Obviamente le dije que no. No quería que sepa donde vivo. 
-No te hagas problema, me tomo un taxi. 
-¿Estás segura? No me cuesta nada, insistió. 
-No, de en serio. Chau, le dije. Y dándole un piquito ya me iba cuando me ataco: 
-Para para, quiero volver a verte pásame tu celular. 
Porque la mayoría de los tipos no entienden lo que es el sexo casual. Fue un polvo, en este caso tres...jajaja, pero nada más. Mi intención no era seguirla. De hecho, prefiero coger sin repetir la pareja. Así que mentí y le di el celular de una amiga. Sí, siempre que me veo en aprietos y me piden el celular y no puedo esquivarlos, le doy el número de una de mis mejores amigas, Maga. No saben cómo me putea cuando la llaman y le dejan mensajes diciéndole que la quieren coger y recontracoger, jajaja. Les voy a pasar tu numero me amenaza la guacha. En fin, me fui por las ramas. Después de pasarle mi falso numero, me baje del colectivo y empecé a caminar. Estaba lejos de casa, pero igual camine. Necesitaba despejarme un poco y acomodar en mi cabeza el acontecimiento vivido. Ni bien llegue a casa me encerré en mi habitación, agarre lápiz y papel, me puse a escribir y salió esto. Espero les haya gustado y se calienten tanto como yo cuando lo escribí.Besitos…

Mi alumna la juguetona

Mi profesión es la de profesor de informática en un centro privado. Una de mis alumnas, una belleza de 19 años, es la protagonista femenina de esta historia. Es rubia, de ojos azules, pelo largo, cuerpo de muñeca, con poco pecho, muy blanca y 1,65 de altura. Y todo empezó por una insinuación suya. Lo cuento ya. Una tarde, jugando un partido de baloncesto con mis amigos, la niña estaba entre los que miraban. Hacía calor y estábamos todos sin camiseta y en pantalón corto. Durante la clase del día siguiente, yo noté que ella no me atendía, aunque sí me miraba fijamente. Estaba como ida, sin parpadear. Yo la llamé la atención por no atenderme y se puso roja, dejando de mirarme así, pero no del todo. Cuando acabó la clase, me pidió hablar conmigo, diciendo que quería excusarse, pero que no merecía que la pusiera en ridículo. Nos quedamos a hablar y los demás se fueron. En cuanto nos quedamos solos se acercó a mí y me puso las manos en el pecho, diciendo que durante el partido había mojado sus bragas, de la excitación que yo le produje. No sabía dónde meterme, no estoy acostumbrado a que me piropeen las chicas, y mucho menos una niña así. Así de dulce y precios, digo. Le di las gracias y su de nada se confundió entre nuestros labios, pues bajó mi cabeza tirando del cuello, sin oponer yo resistencia. Nos besamos y me supo a gloria, lo reconozco. Una cosita así no se tiene todos los días. En medio del beso, pasó la mano por mi culo, rozando de una forma mágica mi raja. Soy hetero completamente, pero he de reconocer que aquello me gustó y me excitó bastante. Quizá también fuera la situación y lo que hacía con ella. Pero me excité más, sí. Yo hice lo propio y puse mi dedo en su rajita, frotando el coñito y el ano, mientras enroscábamos nuestras lenguas con lascivia. Cuando vi que la cosa iba a más, me separé y le pedí dejarlo. No era el lugar ni el momento. Ella se molestó... o se puso triste, no sé cómo decirlo. Me pidió que nos viéramos en el lugar y el momento que yo creyera bueno y nos fuimos. Un viernes, dos semanas después, le pedí que se quedara después de clase. Cuando acabamos, pudimos hablar tranquilamente. La vi nerviosa, pero por la impaciencia. Le dije, sin rodeos, que había llegado el momento. Pídele a tus padres que te dejen ir a pasar el fin de semana a casa de alguna amiga o quien tú quieras. Iremos a la casa de campo de mi hermano, que está fuera todo el mes. Sonrió, con una sonrisa de oreja a oreja y me dijo que eso estaba hecho. Ella tiene una hermana que vive sola y es su coartada, siempre la ayuda. El sábado a las 11 de la mañana fui a recogerla a casa de su hermana, donde la habían dejado sus padres la noche anterior. Me presentó a su hermana, que me dijo cosas muy bonitas y me pidió que le enseñara esos abdominales que pusieron loca a la pequeña. Se los enseñé y me dio las gracias. Yo se las di a ella, por la ayuda, ¡cómo no! Subimos al coche y nos fuimos. Llegamos casi a la hora de comer, por lo que dejamos las bolsas en la casa y fuimos a un restaurante cercano. Durante la comida hablamos de muchas cosas. Me dijo que los chicos de ahora están como "amariconados", que no les gustan a las chicas. Por eso no sale con ninguno de su edad y que se ha acostumbrado a los mayores. Sobre todo si son como yo. Charlamos más y la vi bastante madura y coherente en sus palabras, lo cual me encantó. Tras la comida, dimos un paseo por la zona y me cogió la mano. Me dio cosa, pero dijo que si alguien nos veía me llamaría papá y me pediría algún capricho de niña pija. No lo dudé y entrelazamos nuestros dedos. Al poco rato empezó a frotarme con su pulgar y a rascarme la palma de la mano. Me estaba poniendo a cien. El paseo duró como dos horas y volvimos a la casa. Una vez allí yo decidí ducharme. Me pidió acompañarme, pero le dije que prefería verla desnuda tras desnudarla yo poco a poco y en la cama. Me duché y luego pasó ella. Le pedí que saliera vestida con la faldita, el top y las braguitas que le había dicho el viernes que trajera en la bolsa. Y así salió. Esa faldita corta y esa camiseta ajustada, dejando marcar sus pezoncitos sin sujetador (odio los sujetadores) me pusieron cardiaco. Yo llevaba solo una toalla. La esperé sentado en la cama y se acercó insinuante. Cuando estuvo frente a mí, acaricié sus piernas por todas partes, luego subí a la cadera, los costados, los hombros, el cuello. Bajé de nuevo la mano y la metí bajo la minifalda, cogiendo su culito redondo. Pasé la mano por debajo, ayudado por ella, que abrió ligeramente las piernas, y toqué su escaso vello tras la tela, aunque sin meter el dedo en su rajita. Ella temblaba de placer, de nervios, de frío, de deseo...? Saqué la mano y le quité el top. Sus pequeños bultitos estaban erectos, con los pezones muy tiesos. Chupé esas perlas hasta que me harté y ella alcanzó un orgasmo. Mis 21 cm de pene se salían de la bata, pero traté de que ella no se diera cuenta. Quería disfrutar del momento y tenía miedo de correrme en cuanto me tocara. Por suerte, luego no fue así. Volví a su falda, pero esta vez para quitársela. Mordisqué las braguitas, pasando la lengua por su pubis y notaba la humedad de su chochito. Ella se limitaba a coger mi pelo, a acariciarlo. Metió una mano bajo la bata y rascó mis hombros con fuerza. Me desaté el cinturón de la bata y le quité las bragas. Rápidamente, se agachó y me besó en la boca, con mucho ímpetu, a la vez que cogía mi polla y la masajeaba. Luego se agachó más y se la metió en la boca, mamando de forma experta. Me tumbé en la cama y ella se puso sobre mí, no sin antes quitarme la bata. Hicimos un 69 y yo no quería correrme en su boca, sino en su coñito. Pero de pronto paró, se levantó, yo me incorporé un poco y me empujó, pidiéndome que esperara echado y con los ojos cerrados, disfrutando del momento. Mientras ella hurgaba en su bolsa, yo me pajeaba para que aquello no se bajara; cosa improbable, de todos modos. Volvió a la cama, con una mano tras la espalda y retomó la postura del 69. Mientras me chupaba la polla, me empezó a masajear el ano, con un dedo mojado. Luego noté el dedo impregnado de algo cremoso y como entraba en mi agujero. No me sentí mal. Frotaba suavemente en la entrada justa, sin meter mucho el dedo. Luego abrió mis piernas un poco más y lo que noté fueron dos dedos. Su coño se mojaba cada vez más, lo que me causaba un placer enorme. Estaba a punto de correrme. Y me corrí, por supuesto. Me corrí en su bonita, sensual y perfecta boca. Pero no sólo por la mamada y su coñito mojado, no. Me metió algo grueso que tocó mi próstata, haciendo que saliera mi semen disparado a su garganta. Siguió chupando con frenesí y yo me moría de gusto, porque encima no sacó aquella cosa que me estaba follando vivo. Cuando me dejó seco, me sacó el cacharro y se sacó mi polla de la boca, pero yo seguí dándole placer con la lengua, hasta que me dio ella sus jugos de nuevo. Nos besamos con calma, sin lengua y nos acariciamos suavemente. Vi lo que me había desvirgado: era un consolador más grande que mi propia polla. Aquel chisme me había dado un gusto que jamás había sentido. Lo juro! Se levantó y lo lavó en el baño. Volvió junto a mí y me pidió que lo chupara para ella. Así lo hice, mientras ella me pajeaba de nuevo. Toda la situación me excitó al máximo otra vez. La polla me palpitaba como loca. Ella cogió mi mano libre y se la llevó al coño. Entendí la directa y la masturbé hasta que se corrió. Gemía mucho, estaba disfrutando otra vez. Se tumbó y me pidió a gritos que se la metiera. La mía o esta? pregunté. Métemela toda! La tuya! Se la clavé sin dudar. Empecé a empujar con fuerza y ella se moría de satisfacción. En un momento dado, con la mano me separó de su coño y se incorporó para coger la crema que había usado para follarme. Se puso un poco en el culo y cogió el consolador que yo había soltado para follarla. Se lo metió en el coño y me dijo que le quedaba el culo libre. Así que se la metí por el culo y la follé salvajemente. Sus gemidos y el meneo hacían que me excitara al maximo. Me iba a correr, así que le pregunté donde lo quería. Me dijo que no la sacara ahora por nada del mundo. Me corrí en su culito. No paré hasta que me lo pidió, pese a que yo no podía soportar más el gusto en mi polla. Ella se embestía con el consolador en el rubio coñito. Parecía que quería perderlo dentro de ella. Pero no. Cuando saqué mi polla de su culo y ella el aparato de su chochito, se untó la mano de crema y me la pasó a mi mano, llevándosela al coño y metiendo uno de mis dedos. Sigue mis indicaciones, me dijo. Yo iba haciendo lo que me decía. Mete otro dedo. Mete otro. Mete el cuarto. Mete el pulgar con cuidado. Empujaaaaaa! Le entró toda la mano por el que parecía estrecho chochito antes de empezar aquella sesión. Mueve la mano, por favor, mueve la mano. Dame placer cariño. Me decía gimiendo y con las piernas temblorosas. Yo me empalmé de nuevo. Y quién no?. Te queda una mano. Úntala de crema y vete metiendo dedos en mi otro coño. Hice lo que me pidió y acabé con tres dedos en su culo, pero no le entraba más. Masajeé todas sus partes con mis manos y se corrió. También se meó, estaba exhausta. Retiró mis manos con las suyas y se tiró a mi polla, mamando con lujuria. Me corrí rápidamente, porque estaba muy sensible ya. Bebió toda mi leche una vez más y me besó con un hilo de ella en la comisura de los labios. Juntamos nuestras lenguas y me pasó un corretón de semen que se había quedado para mí. Tragamos a medias y morreamos como locos. Luego nos quedamos extasiados tumbados en la cama. Nos dormimos así y despertamos tres horas después. Nos duchamos, salimos cenar y paseamos hasta tarde. Íbamos de la mano cuando nos cruzamos con una pareja de la urbanización. La niña me miró con pena y me dijo: Papi vámonos a casa que me tengo que poner la crema de la alergia, levantando el dedo corazón. Comprendí la indirecta que le había servido de disimulo y nos encaminamos a la casa. 

Me pediste que te cuente como te la chuparía ;) Asiii

Recién me había hecho una cuenta en Face, así que estaba agregando a quien se me cruzara por los ojos.. Hombres, mujeres, de aquí cerca, de lugares mas lejanos.. Tenia como 250 amigos, de los cuales no chateaba ni con la mitad como suele suceder.. No tenia PC en casa, por eso todas las noches después de cenar, iba a un cyber que quedaba a 2 cuadras y ademas cerraba a las 3 de la mañana..Me había hecho muy amiguita de un chico, chateabamos todas las noches, ya nos habíamos contado la vida, así que resultaba muy aburrido si no hablabamos de algo mas Era de aca cerca, 20 km.. Estaba bien bueno, yo era soltera y me lo quería comer, por las cosas que el me escribía, intuía que me quería cojer 
Quedamos en vernos, ya nos habíamos dicho las cosas necesarias como para dejar en claro que los 2 sentíamos ganas de tener sexo! 
Me envió una foto de su verga! Era geniaaaaaal ya no podía aguantar que llegara el día de la cita para chuparsela bieeen rico 
Tenia mi num de celular, por lo que me mando un sms y me pregunto que me había parecido.. Le dije que me había dejado muy calentita y que ya quería tenerla dentro de mi boca.. Me pregunto si sabría darle una buena chupada.. Por lo que le dije que la próxima charla en el chat le describiría como se la chuparía.. 
Ya otro día, se hizo la hora de ir al cyber.. No estaba conectado.. Por lo que decidí mandarle un MP, igual lo leería 
Chupar la pija de un hombre es uno de los placeres mas lindos de la vida La tuya me gusta, me vuelve locaaa, quiero sentir que tan rico se siente! 
Me deslizo en el suelo, entre tus piernas, abro tu cierre, busco tu pija, si esta caliente para mi, significa que ya esta dura, si estas nervioso, la tendrás todavía doblada en tu boxer.. Mantengo agarrada tu pija con mi mano, subo a tu cara, y te beso suave, mientras miro como va tomando vida propia  

Saco tu pija del boxer, esta un poco blanda, asi que agarro tus huevos con la mano izquierda y con la derecha tu verga, la aprieto poco a poco hacia abajo en dirección a la base del tronco y me dispongo a chuparla 
Recorro mi lengua sobre mis labios para tenerlos listos y húmedos, te miro a los ojos, se que te morís de ganas de mirar como te la chupo! Abro mi boquita un poco para excitarte, y me acerco a tu pija.. Respiro en ella, sentís mi aliento caliente sobre ella, saco mi lengua y la toco suave, me gusta enloquecerte 
Cuando mi lengua esta goteando de humedad, comienzo desde la base de tu tronco lamiendo hacia arriba, lentamente.. Giro mi cabeza de lado y simulo morderla, suavemente, colocando mis dientes en tu verga La humedezco de nuevo con mi lengua y uso mi mano para esparcir la saliva alrededor Una verga húmeda se ve mucho mas excitante que una seca  

 


Con mi mano izquierda me dedico a masajear suave tus huevos, busco detrás de ellos ese área taaaan sensible justo antes de tu ano, te volves loco, respiras mas rápido, tu verga esta un 100% duraa 
Luego de lamer tu tronco un par de veces, y sentirlo todo mojado y húmedo, se que te retorceras de frustración si no comienzo a tomarme en serio esto 
En uno de mis balanceos hacia arriba con mi lengua, desde la base hasta el dulce capullo no me detengo, continuo mi larga y húmeda lamida sobre la punta de tu verga, insistiendo en el agujerito del medio, mantengo mi lengua en el pero no chupo tu cabeza aun 
Recorro con mi lengua el borde de tu capullo, por todo el contorno, haciendo frecuentes pases sobre la piel que lo recubre.. Te aprieto la verga y miro como brota el liquido claro, baño mi lengua en el y lo esparso, me muerdo la boquita para que veas como me gusta ese liquido para que me sientas como tu putita 
Me acerco a la cabeza de tu verga como si fuera un helado de chocolate y la meto toda en mi boca caliente, la mantengo allí dentro, te escucho gemir, ahora bajo rápido y meto el resto de tu verga dura en mi boca, doblando mi cuello de manera correcta para que entre limpiamente en mi garganta 
Mantengo tu pija dentro de mi boca durante un momento, la siento dentro mio, me deslizo hacia atrás hasta el extremo de tu pija y chasqueo mi lengua contra ella.. Se que ahora sentís un hormigueo, queres entrar mas en mi garganta, pero no te dejare hacerlo, no quiero que esto termine aun! 
Moviéndome tan rápido como puedas aguantar me deslizo arriba y abajo de tu verga como si estuviera cojiendote, si veo que estas muuuuy cerca de acabar me corro, paro, uso mi mano moviendola en forma de "O" alrededor de tu verga, arriba y abajo como el ritmo de una rica chupada 
Tomo tan solo la cabecita la meto en mi boca y la chupo como si fuera una pajita, despacito, suave, apretándola con mis labios tan solo un poco... Me gusta ver tu cara de placer, me pides con tu mirada un poco mas! La agarro con mis manos, la meto completa en mi boquita y la chupo todo el tiempo hacia arriba succionandola y después hacia abajo de nuevo 
Tengo una furiosa erección en mi mano derecha y unos huevos bien duritos en mi izquierda,llevo mi mano derecha hacia la base de tu verga y aprieto justo ahí, esto provoca que tu pija se llene y espese, y ahora se que el capullo esta dulce brillante y suave 
Continuo metiendo tu verga dura en mi boca, chupándola, lamiéndola, hasta ver como ya no podes aguantar mas!! 
En el lindooo momento en que estas por estallar puedo hacer varias cositas  puedo querer tragarme toda esa leche caliente, sintiendo como tu verga estalla dentro de mi boca, manteniendo ese dulce placer y luego tragarlo.. 
Puedo dejar que la leche se derrame en mi boca, y deslizarla alrededor de tu pija húmeda! El jugo es tan delicioso de tocar, que recorro tu pija con mis manos sintiéndola dura hacia arriba, esparciendo la reluciente leche sobre la cabecita 

Eso es todo bebe Querías saber como te la chuparía, y te lo acabo de contar, me dejaste caliente de solo imaginarte Si te agrada tan solo me llamas.. Ya no puedo esperar maaaas por chuparte esa linda pija!

No me lo esperaba, pero terminé cogiéndola

Llegué temprano a casa como todos los Viernes, lo primero que hice es sacarme el uniforme del laburo y calzarme los viejos joggins. Como hacía calor dejé mi torso sin nada. Una buena cerveza y a ver los canales de deportes. 
Me interrumpe el timbre, un poco contrariado y medio distraído abro la puerta. Una sonora cachetada me despabila y sorprende. 
-¿Quien te creés que sos para maltratar así a mi marido?- me pregunta Rocío 
-¿Qué hice yo?- repregunto aún un poco atontado 
-¿te parece poco?, lo humillaste delante de todos- afirma ella 
Su rostro tiene toda la furia de una fiera enardecida. 
-se lo merece, lo trato como hay que tratar a todos los pelotudos como él- le digo recuperando un poco el control de mi persona 
-¿Qué sabés vos como tratar a la gente?- me sigue desafiando 
-a vos también se como tratarte- le digo mirándola a los ojos 
La verdad es que Rocío me calienta, la deseo y me la quiero coger ya. 
Ensaya una nueva cachetada, tomo su mano en el aire y la arrastro hacia el interior de la casa. 
-¡soltame!- exige ella 
Ignoro sus palabras, con decisión la atraigo hacia mí. Intento besarla pero ella lo impide. Tomo sus dos brazos, la inmovilizo y la llevo contra la pared. Una mano mía alcanza para sostener sus dos manos sobre su cabeza. Sus ojos me queman, su mirada demuestra enojo. 
-yo no te voy a permitir que me tratés como al boludo de tu marido, ¿entendiste?- exclamo yo. 
Se revuelve y retuerce tratando de escapar, pero esta vez sostengo su rostro con mi otra mano. La beso a la fuerza. Por un instante devuelve mi beso, pero vuelve a resistir. 
-¡soltame!- ordena ella con recuperadas fuerzas 
Sus labios están apretados contra los míos, sus palabras apenas se entienden. 
Mi mano agarra una de sus tetas, la aprieto un poco, demostrando rigor pero no dolor. Su quejido me miente. 
-Me estás haciendo doler hijo de puta- me enrostra 
De abarcar por completo su teta, paso directamente a uno de sus pezones. Lo tomo apenas entre la punta de mis dedos. Aún por sobre la ropa siento que se ponen duros. 
-¿te gusta esto putita?- pregunto 
Ella sacude su cabeza negando, pero sus suaves jadeos me indican lo contrario. Mi mano suelta su pezón, baja hasta su vientre, donde su remera levantada por la posición de sus manos deja al descubierto su piel. Del ombligo bajo hasta la zona donde su pantalón se abrocha. Mis dedos no demoran en desprender el botón. 
-¿te gusta esto putita?- repito la pregunta 
Esta vez ella no responde, yo hundo mi mano por debajo de su ropa, incluso sobrepaso el borde de su tanga. Sin obstáculos rozo la zona de sus vellos, pero mi objetivo es llegar a su clítoris. Sus ojos fulguran mientras yo masajeo la parte superior de su vagina. Su suave respirar se ahonda, su boca se abre mientras me dispongo a besarla, pero a último momento me evita, gira su cabeza hacia el otro lado. 
Le bajo costosamente el cierre del jean, con algo de dificultad hago que su pantalón baje hasta la zona media de sus piernas. Ella no opone resistencia, apenas si mueve sus manos como para no facilitarme la tarea. La giro un poco para que su culo, apenas cubierto por su tanga se apoye en mi pija endurecida que pugna por alcanzar la libertad, aun presa debajo de mi ropa. Llevo sus propias manos contra su vientre, aprovecho la fuerza para sostenerla y apretarla contra mi. Mi mano libre vuelve a su raja, me sumerjo nuevamente entre sus piernas mientras le beso el cuello. Sus manos ya no fuerzan las mías, por el contrario sus palmas intentan hacer contacto con mis brazos. Su boca busca la mía por sobre su hombro mientras yo masajeo nuevamente su clítoris. 
-Te voy coger como nunca te han cogido- le advierto. 
-sos un hijo de puta- responde 
-y eso te encanta- observo 
No responde, vuelve a besarme, mi dedo mayor se hunde en ella mientras la palma de mi mano toma la posta contra su clítoris. Rocío responde con movimientos de su culo contra mi. Una y otra vez meto y saco mi dedo. Su respiración se agita mientras suelto sus manos y me ocupo de sus tetas. Su culo sigue atacando mi verga. 
-a tu marido lo maltrato, a vos te voy a hacer acabar- le digo 
Todo sucede en una rápida sucesión. Primero sonríe, luego gime y a continuación comienza a retorcerse. El orgasmo se apodera de ella. 
-haceme acabar…haceme acabar, no parés hijo de puta- exclama ella casi fuera de sí. 
Jadea, se queja y exhala una y otra vez. Su mano izquierda se aferra a mi brazo, 
mientras su derecha cruza sobre su hombro hacia mi cabeza. Me entrega su primer orgasmo. 
En lo que tendría que ganarnos la tranquilidad, ella se libera y gira, queda frente a mí. Muy apurada desprende mi pantalón, lo abre hasta que el bulto en mi boxer asoma. También quita de en medio mi ropa interior y mi verga surge como un animal agazapado que salta sobre su presa. Ella se arrodilla ante mí y con premura devora mi pija. Sus manos se apoderan de mis huevos, los abarca y aprieta mientras libera mi verga. 
-vamos a ver si sos tan macho, veamos cuanta lechita tenés- me dice mientras eleva sus ojos hacia mi. 
No puedo responder, no espera esa reacción de parte de ella. 
-no creas que sos el primero al que le chupo la pija- me dice 
-pero si el mejor- ensayo yo una respuesta 
-veremos…veremos- dice ella 
Su lengua recorre la cabeza de mi verga, baja lentamente mientras sostiene el tronco de mi pija, llega hasta mis huevos. Su lengua hace pequeños círculos en ellos, luego los besa, y finalmente los chupa, los deja un instante dentro de su boca. Los libera y me mira. 
-¿te das cuenta que sos mi juguete?- me dice 
-¿querías mi pija?- respondo con otra pregunta 
-me gusta la pija, ustedes los hombres son todos iguales- me dice despectivamente 
Comienza a masturbarme mientras su boca vuelve a mis huevos, los chupa ahora violentamente. Luego su boca se dirige a la cabeza de mi verga nuevamente, da un suave chuponcito. 
-Te hago acabar cuando yo quiera- me dice 
-sos una puta- me defiendo 
-siiii, porque eso es lo que le gusta a los hombres, que seamos bien putas- me dice 
 
Su mano incrementa el ritmo, su boca succiona una y otra vez, a veces con violencia, a veces suavemente. 
-vamos, dame esa leche, llename de leche si sos macho- ordena 
No puedo evitarlo, estallo en un borbotón de leche que llena su rostro. 
-¿Qué pasó bebé?, ¿te sacaron la lechita?, ¿donde está el macho aguantador?- se burla ella. 
Estoy recaliente, una acabada no ha sido suficiente, mi verga recupera la dureza en un santiamén mientras la tomo de los cabellos. 
Hago que se incorpore 
-desnudate- le ordeno 
Ella intenta aliviar el tirón con sus manos. 
-soltame hijo de puta- responde 
-desnudate- le ordeno nuevamente 
Ella obedece, termina de quitarse el pantalón, mi mano vuelve a su vulva mientras se quita la remera. Queda solamente con la tanga puesta. Advierto que una cola less, el cordón se hunde entre sus nalgas mientras ella se limpia los restos de semen de su rostro con su propia remera. 
Elijo la gruesa alfombra mientras le doy una orden 
-¡ponete en cuatro!- digo yo 
Sumisamente me obedece, su hermoso culo parece resplandecer ante mis ojos. 
-te dije que te iba a coger- le recuerdo 
Ella sonríe por toda respuesta mientras mueve su culo de un lado a otro muy lentamente. Mi mano acaricia su concha desde atrás, en el mismo movimiento subo hasta su ano. Mi dedo juguetea un instante alrededor del orificio. 
Mi verga está a punto, me acomodo para penetrar su vagina. Lo hago con fuerza mientras ella gime quejumbrosa. 
-¡que dura la tenés!- me dice 
Llego hasta el fondo y me quedo inmóvil un par de segundos. 
Ella arquea la espalda y desploma su pecho sobre la alfombra. Comienzo a moverme, lo hago profunda y lentamente. 
-¿así te coje tu marido?- pregunto 
-no…no…así no- responde apenas 
Doy un violento empujón, mi verga se clava en su concha con violencia. Intenta mirarme sobre su hombro. Pero una nueva arremetida hace que sus ojos se cierren de placer. 
-ayyy, me vas a partir, es muy gruesa- me dice 
Se perfectamente que lo dice para provocarme placer, no se por que a los hombres nos encanta que nos digan cosas así. 
Adquiero un ritmo casi enloquecido, mi verga taladra una y otra vez su raja. Mis manos se aferran a su cintura mientras ella copia mis movimientos. Nuestros cuerpos chocan repetidas veces. Sus jadeos y lamentos corean mis graves quejas. 
-dame verga, dame verga- repite ella 
-tomá yegua, te voy a partir, te voy a llenar de leche- exclamo yo 
-si…si dame todo, dame todo amor- agrega ella 
 
Son las últimas palabras coherentes antes que acabemos, lo hacemos a la par, mi leche inunda su concha mientras ella jadea abiertamente. Casi exhausto me desplomo sobre ella. Mi verga va dándose por vencida lentamente en su interior. Ella se recuesta para aceptar el peso de mi cuerpo sobre ella. Nos quedamos inmóviles. 
-uffff, que bueno estuvo amor- le digo 
-perdoname por la cachetada, se me fue la mano- se disculpa 
-no me dolió, por el contrario, me calentó- le aclaro 
Me acomodo mejor, me pongo a su lado mientras ella apoya su pierna sobre mi vientre. 
-te amo mi vida- me dice mi esposa. 
-yo también te amo- le respondo mientras cierro mis ojos para reponer fuerzas. 
Un juego más que culmina, una esplendorosa sesión de sexo de una pareja que lleva años de casados.