la infidelidad de Vanina

Vanina tenía 24 años, su cuerpo era excepcional, su pechos grandes sin ser enormes, pero duros y parados y su cola redonda y firme, pero lo primero que llamaba la atención eran sus ojos verdes y su boca carnosa. Pero estaba un poco triste, hacía poco que se había peleado con su novio 
Cuando esa noche decidió salir a bailar con unas amigas, jamás pensó que viviría lo que ocurrió. Apenas ingresó al lugar, y como había una brutal cantidad de gente, perdió a sus amigas, y por más que intentó, no se pudo reunir con ellas. Un poco desilusionada decidió quedarse cerca de la barra, pues en algún momento de la noche, alguno de ellas se acercaría a tomar algo. 
Entre los cientos de completos desconocidos que desfilaban frente a ella, vio a uno que realmente le llamó la atención, no sabía por que, pero tal como en una estúpida película de amor, el flechazo fue instantáneo y mutuo. 
Él miró hacia la pista donde la multitud se sacudía, se acercó y sin mediar palabras la tomó de la muñeca y la llevó a bailar. Ella sorprendida se dejó llevar y quizá movida un poco por la bronca hacia su ex novio, decidió llevar la situación un poco más allá, pues a ella le gustaba jugar en el límite, por lo que comenzó a moverse de la forma más sexy que pudo. Rápidamente obtuvo la respuesta esperada, pues cada vez que ella lo miraba, él tenía sus ojos fijos en su cola. Ella lo miró con detenimiento, el tipo era fachero y se mostraba confiado en sí mismo. 
-¿vamos a tomar algo?- le dijo él señalando hacia la barra 
-Vamos- ella aceptó, pues en la pista no era demasiado lo que se podía hacer además de bailar 
La barra estaba atestada, todos pugnaban por conseguir un trago, él la tomó de los hombros y se sumergieron en la lucha. En medio del amontonamiento, él se colocó detrás de ella y rápidamente ella sintió como él le apoyaba su dura verga en su culo. Lo primero que pensó fue en retirarse un poco, pero movida una vez por el límite de la bronca hacia su ex novio, lo dejó hacer, es más ella demostró su aprobación haciendo un poco de presión con su culo contra él, a la vez que giraba su rostro y le mostraba una pequeña sonrisa con su boca entreabierta. 
Ya con los tragos en la mano, salieron del amontonamiento y consiguieron uno de los preciados sillones que estaban a lo largo de uno de los costados del local y permitirían que conversaran un poco más tranquilos. Si bien ella estaba dispuesta a llevar el juego de la seducción un poco más allá, él la sorprendió, pues apenas se acomodaron se abalanzó sobre ella, y con un largo y apasionado beso la dominó completamente, ella apenas reaccionó y llevó su mano a la nuca de él. Una vez más él la sorprendió, pues apenas ella levanto su brazo, él se deslizó hacia sus pechos. Los acarició con habilidad, con la mezcla justa de suavidad y fuerza, ella no pudo resistirse, pues el juego comenzaba a transformarse en excitación. Por lo que decidió enfriar un poco las cosas, pues no era cuestión de facilitar tanto el acceso. 
-Esperá, estoy de novia- mintió ella 
-no me importa, no soy celoso – él usaba una de las frases más viejas y trilladas para esa ocasión. 
-Pero a mi sí, no estoy acostumbrada a esto, por lo menos decime tu nombre- Vanina trataba de enfriarse un poco, pues él la había “calentado” rápidamente. 
-Marcos, un gusto- dijo él estrechándole la mano en forma exagerada. 
-Mi nombre es Vanina, un gusto- dijo ella sonriendo, y poniendo en sus labios la mueca entreabierta que le aseguraba un toque de sensualidad. 
-Marcos se abalanzó nuevamente sobre ella, y ella no lo pudo frenar, se dejó invadir por la lengua de él, y ella trenzó la suya con la de Marcos, las manos de él volvieron a sus tetas, y ella casi sin darse cuenta llevó la suya hacia la entrepierna de él. Una nueva sorpresa la invadió. Marcos tenía una verga verdaderamente grande y además estaba muy dura. 
-huy, ¿Qué tenemos acá?, ¡es grandote tu amigo!- dijo ella divertida 
-¿algún problema con eso?- dijo él con un toque de orgullo. 
-¡para nada!, solo que me sorprendió- Vanina sonreía un poco movida por la situación y un poco también por el alcohol. 
Las manos de Marcos, eran cada vez más apasionadas, y ella respondía del mismo modo con las suyas, y fácilmente ella le bajó el cierre del pantalón, e introdujo su mano para tantear la mercadería. Sintió la dureza y el gran tamaño, y como la cabeza de la verga estaba a punto de estallar. Marcos la tomó de la nuca, para conducirla “camino al pete”, pero ella nuevamente se detuvo. 
-no, acá no, hay mucha gente y algún conocido de mi novio me puede ver. 
Él saltó como un resorte, decididamente le tomó la mano y se dirigió hacia el fondo, donde el baño de hombres era anunciado por una verde silueta masculina. 
Ella estaba dispuesta a todo, y no le importó que los tipos la miraran sorprendidos. Marcos fue tanteando las puertas de los pequeños privados, hasta que encontró uno desocupado y como una tromba ingresaron en él. Lo primero que hizo Marcos fue desprenderle la camisa que ella traía puesta, y dejando sus grandes pechos solo cubiertos por el corpiño que él hábilmente desprendió y como si fuera un hambriento que hace dos días que no prueba bocado, comenzó a chuparle los pezones casi con ferocidad, ella envolvió con sus manos la nuca de él, como queriendo que no se le escapara. Las fuertes succiones, combinadas con pellizcos en el otro pezón, la hicieron gozar. Marcos ponía toda la ferocidad de un león devorando su presa, y ella hacía rato que no se sentía presa con su ex novio. Vanina se sentó en el inodoro y desprendió hábilmente el pantalón de él, la dura verga dio un salto hacia la libertad y Marcos tomándola de los cabellos la llevó hacia su miembro. Ella abrió su boca con desesperación, la enorme verga hizo que ella debiera abrir un poco más de la cuenta sus labios. 
-¡que grande que es- dijo ella con el tono de voz un poco elevado. 
-Es toda tuya, cométela- ordenó Marcos. 
Vanina se abocó a la tarea, intentaba ponerla toda en su boca, pero le costó llegar hasta el final del largo miembro. 
-¿Qué te pensas?, ¿que es cortita como la de tu novio?- dijo él 
-Veo que no- respondió ella mientras con su lengua ahora recorría todo el largo de la pija que tenía en sus manos. Para colmo los testículos se mostraban duros y pesados, llenos de semen. 
-Date vuelta- pidió él 
Ella estaba excitada, deseosa de sentir ese enorme miembro dentro suyo, y se apoyó contra el inodoro, intentó bajarse la calza que traía puesta, pero Marcos con tremenda velocidad le bajó a la vez calza y tanga de un solo movimiento. Cuando Vanina sintió la verga entre sus piernas, quiso atesorarla allí, apretando sus muslos, pero Marcos comenzó a moverse y ella lentamente abrió sus piernas, ahora la verga se apoyó contra la entrada de su vagina penetrando solamente la cabeza. Vanina movida por la sensación del tremendo tamaño, lanzó un quejido al aire 
-Despacito, es muy grande y me duele- dijo nuevamente en voz más alta de lo que hubiera querido. 
Marcos lentamente siguió penetrándola, la tomaba de la cintura y no detenía su avance. Ella lo miró suplicante. 
-Está muy dura, despacito por favor- su voz sonaba quejosa 
Marcos comenzó a moverse, embestía suavemente pero con fuerza y ella respondía cada avance de él con un quejido de placer-dolor. Marcos tenía la vista perfecta de un culo duro y parado, moviéndose apenas y no pudo evitar la tentación, apoyó un dedo en el orificio anal, hizo un poco de presión y el dedo comenzó a introducirse. 
-Ay, si, si, abrime, así- exclamó Vanina. 
Marcos la tenía dominada y ella exclamaba en voz alta su dominación. Las quejas y suspiros de ella se escuchaban en todo el baño de hombres. 
-Sentate encima mío- ordenó Marcos separándose de ella. 
Marcos se sentó y ella dándole la espalda se sentó suavemente sobre él, pues el tamaño seguía provocándole dolor. Allí estaba ella “enfiestada” en un baño de hombres, desnuda y sentándose sobre un completo desconocido. De pronto la puerta se abrió y un flaco que aparentemente conocía a Marcos le preguntó 
-Eh Marquitos, mirá que carnecita te estás comiendo, ¿me convidas?- dijo mientras ya exhibía su miembro también parado y fuera de sus ropas. 
Marcos no contestó, pero debió haber asentido con la cabeza, pues el nuevo desconocido se acercó y tomó a Vanina por la nuca. Ella no se resistió y nuevamente con ansias, devoró la verga del desconocido. No era tan grande como la de Marcos, pero se mostraba igual de dura y parada. Sus manos no tardaron en tomar los testículos mientras sus carnosos labios se apretaban en torno a la pija que entraba y salía de su boca. Vanina se sintió en el limbo, ahora en poder de dos hombres, olvidó por completo a su exnovio y se entregó a la fiesta que se estaban dando con ella. 
Mientras daba fuertes sentones sobre Marcos, y su culo chocaba contra el abdomen de él, el otro se afanaba por llenarle la boca con su verga, y fue éste el primero que comenzó a dar leves temblores, estallando su verga en semen dentro de la boca de ella, eso hizo que ella gimiera con fuerza, dejando que el semen se derramara entre sus labios. 
Vanina fue la segunda, sus quejas se hicieron más fuertes, indicando que se estaba entregando al orgasmo, sus movimientos fueron más fuertes y seguidos, ahora la enorme verga de Marcos entraba y salía con facilidad. Marcos comenzó a lanzar potentes chorros de semen, y lentamente ambos comenzaron a bajar el ritmo, satisfechos. Vanina exhausta se quedó inmóvil, aún penetrada por Marcos. El otro simplemente se fue, dejando a Marcos solo con Vanina. 
-Que bueno que estuvo- dijo ella mientras hacía suaves movimientos, jugando con la enorme pija en su interior. 
-¿Estás apurada?, ¿Ya te vas?- dijo él riendo 
Entonces Vanina se puso de pie y se vuelta, ahora lo miraba de frente y comenzó a sentarse nuevamente sobre su amante, apoyó sus manos en los hombros de él, y comenzó a moverse, en esa posición la sentía con mayor precisión y el placer era mayor, Los gemidos no tardaron en volver, sintió exclamaciones a sus espaldas, pues la puerta había quedado abierta, miró hacia atrás y vio un grupo de tipos que la miraban mientras cogía. Eso la volvió a sumergir en el orgasmo mientras escuchaba cosas sobre su duro y redondo culo. Sus gemidos se hicieron súplicas. 
-Si, partime, papito, que grande la tenés, que gorda y enorme- decía sin poder contenerse. 
Una nueva explosión de semen y ella también acabó, gimiendo fuertemente. 
Rendida y satisfecha se volcó sobre Marcos, pero él se quiso incorporar rápidamente. 
La última vista que tuvo Vanina fue superior a todo lo imaginado por ella. Del grupo de “admiradores”, tres se masturbaban a la vez ante ella. Pero Vanina cerró la puerta, pues le gustaba el sexo y la fiesta, pero tampoco iba a transformarse en puta de todos los tipos del lugar. 
Las exclamaciones siguieron por unos minutos, y poco a poco fueron disminuyendo hasta que los tipos se fueron. Cuando abrió la puerta no había ni rastros de Marcos. Y por más que lo buscó no lo pudo encontrar en toda la noche. 
Con el tiempo ella volvió con su exnovio, pero cada vez que podía, ella iba sola a bailar, y generalmente le era infiel. 

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