La amiga de mi novia 2

Con Fer salimos-cojimos como dos meses más, algunas semanas una vez, otras nada si se nos complicaba a los dos zafar de nuestras respectivas parejas. 

Al final ella me pidió que la cortáramos. Me dijo que se estaba enganchando y era para quilombo. A mi me pasaba lo mismo. Y aunque la pasaba bien, ya me había sacado el gusto. El trabajo de ella se lo derivé a una asistente y listo. 

Mery ni enterada, como dice el pelotudo de “Don Carlos”: “tudu bom, tudu legal”. Otra vez me enfoqué en nuestra relación, nos fuimos de vacaciones juntos a Brasil, súper enamorados los dos. 

Pero a la vuelta nos esperaba la gran noticia. “Fer está embarazada otra vez”, me comunicó Mery. La llamé en cuanto pude. Pero no me atendió. Hablamos como a los quince días. Me dijo que estaba embarazada de dos meses (hacía tres que no cogíamos). Que con Pablo hacía rato que tenían ganas de tener otro. Medio que me puse celoso. 

No hablamos más por un mes, ni siquiera por laburo. Pasado ese tiempo me llama una tarde. “Perdoname que te joda, pero estoy sola y no sabía a quién llamar. Pablo no está y las nenas se quedaron en lo de mi suegra para que yo descansara porque me vio estresada, y ahora me empecé a sentir mal. Podés venir?”. Fui a los pedos. Cuando llegué me abrió la puerta en pijama. Hacía tiempo que no la veía. 

Tenía pancita y las tetas enormes. Pero yo en ese momento estaba preocupado. Le pregunté cómo estaba. Me dijo que se había tomado algo y se le había pasado el dolor. Le dije si quería que fuéramos al médico. Me dijo que no. Que le hiciera compañía un rato mientras se le pasaba el dolor. Nos acostamos en su cama a ver tele. 

“Gracias Max por haber venido, y gracias por quedarte y no dejarme sola”. Entonces me abrazó, mientras repetía los agradecimientos. “Gracias Max, no supe a quién llamar, no quería asustar a mi vieja”. “Hiciste bien en llamarme, vos sabes que si me necesitás, estoy”, le dije. 

Abrazada como estaba, me dio un beso en la mejilla, y me puso la cabeza en mi pecho. Mi verga se entró a parar cada vez más. Ella me volvió a besar en el mismo lugar, una, dos veces, y una tercera más cerca de la boca. Yo dejé de hacerme el boludo y nos empezamos a transar. 

Ella me acariciaba la nuca y el cuello. Yo le apretaba una teta y le tocaba el culo. Cuando ví que respondía le metí una mano adentro del pantalón pijama y le pasé el dedo mayor por toda la raja, y ella soltó un gemidito. Entonces se me tiró encima, me desajustó el cinto, me bajó el bóxer y empezó a petear. 

Me tiraba la goma como si le quedara un minuto de vida. Estaba sacada. Me raspaba cada tanto con sus dientes, y la chupaba con fuerza. Y hacía unos “slurp” terribles con la boca llena de saliva. 

-Uuuyy, pero que putita que estamos hoy, me parece que te tienen muy mal atendida mamita. 
-Sos vos que me ponés loca. Cómo me gustás Max. 
Volvió a chupar. 
-Mirá si te viera el cornudo de tu marido comiendo pija como una glotona. 
-Calláte, no me distraigas, dejá que te chupe la pija y disfrutálo. 

Me callé y ella volvió a petear. “Dale chupa putita, chupame bien la pija y cométela toda”. Hacía que me chupe también los huevos. “Que pelotudo tu marido, no sabe que a su mujercita embarazada le gusta chupar pija como una trola?”. 

Yo sabía que al marido no lo dejaba acabarle en la boca, así que se la saqué, me arrodillé frente a su boca y le dije “hacéme acabar con esa boquita de puta petera que tenés…”. “Si dame toda la leche, tenés los huevos llenos? tu novia no te da bola no? La boluda de Mery no sabe la pija que tiene al lado? Si lo supiera te dejaría seco para que no andes haciéndole la fiestita a sus amigas!”. 

“Uuuyyy, puta que caliente me pusiste”.Eyaculé el primer chorro directo sobre su cara que no la esperaba, luego ella apuntó la pija a su boca y se tragó toda la lechita. Y siguió hasta dejarla bien limpita. 

Sin relajar la puse en bolas. “Estoy re gorda no?”, me preguntó. “Nada que ver. Estás divina. Tenés las tetas enormes”. Le solté el corpiño y me le prendí a esas tetas llenas de leche. Le chupé los pezones mientras mi mano acariciaba esa pancita llenita. 

Le acariciaba la concha mentiéndole la mano por debajo de la tanga, y después otra vez ese vientre infladito. Cómo me calentaba eso. Qué morbazo garcharse a la embarazada de otro. La pija se me despertó en dos minutos. “Estoy muy panzona?”, preguntó. “No estás hermosa, yo estoy sacado porque nunca lo hice con una embarazada. Decíme que hago para no lastimarte”. “Nada, vos dame como siempre. Dame que estoy recaliente y necesito que me cojas mal”. 

Yo me le prendí a una teta mientras le hacía la paja. Ella abrió las piernas y sentí como la concha se le mojaba toda. El pezón que tenía en la boca largó un cachito de líquido y yo seguí chupando maravillado. “Ayy cómo me chupas las tetas Max, dale ahora un poquito a ésta así no se pone celosa”. Me ofreció el otro pecho como una mamá a su bebé y yo le hice honor. Después bajé a comerme sus juguitos vaginales. 

“Comémela lindo”. Yo estaba de rodillas, con su argollita abierta en mi cara, le corrí la tanguita y me dejé llevar. Le hundí la lengua en su conchita. Fui y vine desde el clítoris hasta su culito. Fer abría las piernas. Le chupé la concha como si fuera la última vez, le metí un dedito, dos, mi lengua. Me excitaba la cara de sacada, la boca abierta, gozando a pleno. 

“Ayyy, me vas hacer acabar”, se le escapó. Más chupé, más hundí mi lengua en la argolla y en el orto. Soltó un “Aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh, hijo de puta! Así!”. La excitación la había superado. 

-Acabo…, acabo hijo de puta…, dale, dale, dale que te acabo todo en la boca…, ayyyy, hijo de puta como me las estás chupando…, dale, dale, pasáme la lengua ahí…, si, si meteme un dedo. Ayyyy si, y el otro en el orto que me encantaaaa. Dale, dale no pares… ¡por favor! 

Le mandé el dedo mayor por el orto y le mordí el clítoris despacito antes de pincelarle la argollita con la lengua. 
-Ahhhhhhhhhgggggggg que hijo de puta… 
-Ayyyy estás empapada conchuda, no podés estar tan mojada 
-Siiii te dije que estaba muy caliente… 
-Qué pasa? El cornudazo de tu marido no te coge? 
-No, hace mucho que no cojo, y ese consolador ya no lo aguantaba más! 
-Qué consolador? A ver? 

Ella abrió el cajón de su mesita de luz y sacó un vibro rosa chicle. “Uyy que ganas de ver a la embarazadita pajearse”, le dije sin pensar. “No, no seas malo, ponémela”. “Primero dame este gusto a mi, ponéte en cuatro que te quiero ver de atrás cómo te hacés una pajota con el chiche ese”. Se ve que a ella también la calentaba porque me dio bola. Prendió el vibro y se entró a acariciar el clítoris con la punta mientras exhalaba un “aaaahhhhaaaaaaaahhh”. 

-¿Estás calentita? 
-Sí, me estoy acariciando la conchita… 
-Qué linda cómo estás acostada… 

Estaba boca abajo, con las rodillas apoyadas en el colchón, y la cara sobre la almohada. La cola bien arriba y las piernas abiertas. Y con una mano entre las piernas. Yo miraba y me trabajaba la pija. Qué cuadro! 

-Abríte el culo con la otra mano. (lo hizo) Abrílo… así…, mostráme la argollita y el otro agujerito… 
-Mira hijo de puta, mira cómo me tenés…-, dijo, con la cara apoyada en la almohada. 
-Qué lindo boludaaaa. Qué lindo culo! Abrílo más…, hacé fuerza para afuera…, quiero ver como se te abre el culito 
-Miralo hijo de puta…, es tuyo… 
-Sos toda mía-, le contesté. 

Me le acomodé atrá y le metí la pija en esa concha empapada. Ella largó el vibro. 
-Aggghhhh, que verga!, que pija más grande mi amor! 
-Te gusta puta, te la metí toda, ahhh, sentila, sentila bien 
-Así, siiii, bien adentro, ahhhhhh…., ahhhh, como me estas cogiendo, que piiija que tenés! 

Me fui para adelante dejándosela ir toda adentro y le atrapé una teta con la mano. Se la estrujé y después pasé a acariciarle la pancita y después a pajearle la conchita. “Si, así, así, como la siento, mirá cómo te mojo la verga mi amor, toma, toma, aaaaaahhhhhh…”. 

-Uyyy cómo me mojaste la chota puta! 
-Aaaaaaaaaayyyaaahhhh, que hijo de puta que sos, qué bien me cogés. Te odio, vos sólo me hacés acabar asíiii. Ayyyyyyaaaa. Siiiiiii, siiiiiiiiii. 
-Siii, dale, mojáme la pija así te la puedo poner por el orto 
-Ayyy no sabés las ganas que tengo que me hagas el culo… me pajeo todo el tiempo imaginándomelo… 
-A ver, mostrame. Metéte un dedito en ese ojetito divino 

Se pasó el dedo por la boca y se aplicó saliva en el marrón. Dos veces antes de cogerse ella solita el culo con el dedo mayor. Eso hizo que mi pija saltara de alegría. Me le tiré al culo con la lengua y le comí el orto con ganas. 

“Te juro que estoy re caliente, tengo unas ganas de coger increíbles…”, me dijo ella. “Abrite el culo con las dos manos bebé que te vas a comer 20 cm de carne por la cola”. “Sí papi haceme sentir esa poronga enorme, metémela despacito que quiero sentir como me abrís el orto”. Me unté la cabeza con saliva y haciendo presión, suave pero constante, le coloqué el glande en el ojete. 

“Uyyy que pija!”. Empujé dos centímetros más. “Despacito mi amor que me vas a hacer parir del dolor”. Se la saqué y le escupí el orto. “No me la saques que me desespero”. “Tranquila que ahí va de nuevo”. “Ayyy, aayy, ayyy, ay qué dolor, aahhhh, ay se me puso dura la pancita”. Se la acaricié hasta que aflojara. Ella respiraba hondo y largaba el aire por la boca. 

“Vas parir hija de puta?”, le pregunté y se rió. “Se siente igual pero al revés”, dijo divertida. “Porqué no pujás con la cola así se te abre y el culito sólo se la va comiendo”. Lo intentó. Era increíble ver la boca del culo devorándose una chota. “Dale hace fuerza”. “Para boludo, que siento que me vienen ganas de ir al baño”. “No pasa nada, es la sensación nomás”. De apoco se la alojé toda en el culo. No paraba de acariciarle las tetas y la pancita de embarazada que tanto me calentaba. 

-Sentís mi pija en el culo putita? 
-Ay me llegaste hasta el fondo del orto, no sabés cómo la siento 
-Vos no querías pija?, no querías que te cogiera fuerte? 
-Cogéme despacio, un poquito, hasta que me acostumbre. 
-Sí pedazo de puta, mira como te cojo el culo! Es el orto más lindo que me comí en mi vida. Y esa pancita, no sabés como me calienta esa pancita. Tu marido es un pelotudo! No hay nada más lindo que cogerse a una embarazada! Y encima por el orto! 
-Ayy si hijo de puta, decíme que te gusto! 
-Me encantás Fer, me gusta tu cara, tu boca, tus tetas, tu pancita de embarazada, tu culo. Y si el forro de tu marido no te da bola es un boludo! 
-Ayy no sabes cómo me calentás Max, te estrañé un montón. Estoy mojadísima,- agregó tocándose la conchita. 
-Quedate tranquila que te voy a sacar la fiebre uterina a pijazos!. 

Me la entré a culiar con ganas. 
-Ayyy cómo me duele! Me está deshaciendo el culo, ayyyy! 
-Tomá putá, ahí te va un buen pijazo en el orto! 
-Más despacio hijo de puta que tenés la pija enorme! 
-No te quejés! Este no es el chizito del pelotudo de Pablo! Querías mi pija? Ahora bancátela! Te voy romper la colita como nunca! Después de esto vas a poder cagar sin hacer fuerza de lo abierto que te voy a dejar ese ojete! 
-Ayy sos una mierda, pero cómo me calentás. Tocáme la concha. Sentí como me acabé toda! Ahhhhhhhyyyy, si! 

Después la giré y la puse boca arriba para verle la cara de puta, las tetas rebotando y la pancita de embarazada que tanto me calentaba. Le levanté las piernas y se la volvía a alojar en la cola. “Ahí sí me gusta! Aaaaaah! Revolvéme toda la barriga!”, gritaba Fer mientras mi pija escarbaba en lo profundo de su ojete. “Aayhh putita, cómo te gusta esta pija en tu culo!”. “Así papito, cógete el culito de esta putita embarazada!”, devolvió ella entre caliente y chistosa. Me reí y se rió. Era divina. 

Le entré a chupar un poco las tetas para hacerla acabar . “Qué buenas tetas tenés!!”. decía yo mientras le comía los timbre. Abajo el ojete se le relajó y lo sentí mojarse. 

-Uyy cómo te abrí el ojete, sentís? 
-Ayy puta madre, me aflojaste el vientre, me vinieron ganas de cagar!,- gritó de golpe. 
-Uyyy vas a cagarme todo!,- le dije garchándola a full. 

“Me cago, me cago, por favor”. “Ah, puta, tomá”, grité yo. “Ayy mierda, ayy me estás llenado el culo de leche, ayyy que mal, ayy me voy a cagar toda, ayyy no puedo, ayy no, no, no”. Sentí la caquita empujar mi pija y salí. De su culo brotó leche. Ella apretó para que no saliera nada más pero se escapó otro chorro de leche “chocolatada”. 

Se giró rápido quedando culo pa arriba mientras apretaba los cachetes y la cabeza en la almohada. “Ayy que chanchito”, me dijo riéndose. Después partió para el baño. A la vuelta de ella yo me fui a bañar y ella cambió las sábanas. Cuando salí de la ducha ella no estaba. La busqué y la encontré abajo en el lavadero en bombachita. Se veía divina. 

Me le acerqué por atrás, le agarré las tetas y se las estrujé mientras le besaba la espalda y el cuello y le apoyaba la pija durita en el medio de la cola. “Se va la segunda?”, le pregunté al oído. “Dale”, contestó cachonda. “Por dónde la querés?”, pregunté mientras le bajaba la bombachita de algodón y le apoyaba la pija en la cola. 

-La quiero otra vez por la cola,- contestó ella. 
-Segura bebé?. 
-Sí, ya está limpita. 
-Seguro?, la embarazada no querrá que le hagamos un enemita? 
-Ayy que cerdo! Ya me hiciste el enema de leche! 
-Estaba pensando en otra cosa… 
-Qué cosa? 
-En un enemita de pichona calentita… 
-Sos un chancho, en serio me lo decís?,- preguntó dándose vuelta para mirarme a la cara. 
-Si, nunca probaste?, no sabés lo que te perdés! 
-Ni en pedo! 
-Bueno, vení vamos para arriba. 

Me siguió, tomada de la mano, hasta que entré en el cuarto de sus nenas. Tenía dos camitas de una plaza pintadas de blanco, las paredes empapeladas con motivos infantiles. Une mesita de luz con pantallita rosa. Prendí la luz del velador y apagué la del techo. 

“Noo, ni en pedo”, dijo ella. “Dale nenita, vení que te quiero culiar acá”. “No, dale, vamos al cuarto”. Sin darle bola la guié hasta una cama y la acomodé en cuatro. “Sos un hijo de puta morboso”, me dijo mientras yo le chupeteaba otra vez la argollita y el culo que olía a jabón. 

“Si, papito así…, más, más, más, cómeme toda que me volvés loca, más papi, más”. Le chupaba la concha y le metí dos dedos en el upite. “Si mi amor, pasammeeee la lenguita, coméme, coméme, no pares mi amor, ayyy me muero, sos un hijo de puta como chupas la conchaaa”. Sentí como mi mentón se bañaba con sus flujitos.“Ponémela en el culo, quiero sentir toda tu pija en mi culo”, me pidió. 

Yo seguí comiéndole el marroncito. “Rómpeme el culo. Quiero sentir toda tu verga partiéndome al medio”, repitió. No la quise hacer esperar más. Me paré y le apoyé la cabeza de la pija en la entrada de su culito, y empecé a hacer fuerza. 

“Aaagggghhh”, gritó. “Te duele?”, pregunté y detuve el avance. “Sii, me duele un poquito, pero no pares, no pares hasta que sienta tus huevos chocando contra mi culito”. La querés toda adentro no puta?”. “Si, toda, llenáme de verga y hacerme gozar como nunca”. 

“Uyy, mirá donde te estoy culeando!”. “Siii, hijo de puta, me estás cogiendo en el cuarto de mis hijas, en la camita donde duerme Mica!”, respondió ella a os gritos (Mica era la mayor de sus nenas). 

“Tus nenas no saben la mami que tienen, una putita calentona que le gusta la pija por el orto!”. Ayy sii, hijo de puta siii”, devolvía ella mientras le entraba más profundo en el ojete. “Un embarazada trolita que le mete los cuernos a su marido!”, seguí yo. 

“Te calienta que esté embarazada no?”, preguntó ella. “Si me encanta, te voy a coger todo el embarazo”. “Me lo prometés?!”, dijo Fer entusiasmada. “Si te lo prometo, te voy a hacer el service que no te hace el pelotudo de Pablo”. “Siii mi amor, te voy a ir a buscar todas las semanas al centro para que me lleves a un telo y me cojas así… va a ser el mejor embarazo de los tres…”, se empezó a reir. 

Se le puse más al fondo y me entré a mover un poco más ligero. “¡Aaaaaaaahhhhh!, que placer, que dolor”, gritaba y se reía al mismo tiempo, gemía y se reía. “Te estoy haciendo el orto…, te hice el culo bebé…, mirá como la tenés toda adentro…”. “Ahhhhhhh, uyyyyyyyyyy, siii haceme mierda, rompeme toda”. 

Le mandé un pijazo con todo al fondo del orto y le hice rotar la chota en el ojete para abrirla bien. “Sí, así, metémela toda hasta el fondo, sacudime bien fuerte. Ah que linda pija que tenés!!. Nunca estuve con nadie que la tuviera así. Cómo hace Mery para aguantarte?”. “Se la pongo más despacio”, le contesté. 

-No, yo la quiero fuerte! Que me rompas bien el orto! 
-Ahí la tenés puta, toda metida en el orto! 
-Uyyy que terrible pedazo que tenes, que grueso 
-Vos me lo pones así.. 
-Dame más papito, rompéme el culo, dame más que acabo, más, fuerte, dame fuerte. 

Aceleré. “Ayyyy, siiii, haceme mierda, ayyyy, siiii, no puedo mas, ayyyyy, ya estoy, ya estoy, ya estoyyyyyyyy”, gritó y dos segundos después la sentí acabar. “Ahhh como me acabé, que divino!, aaaahhhhhhyyyy, siiiiii, seguí cojiéndome, más, más, más…” Los gritos eran cada vez más fuertes. Y le serruchada también. “Ahhhhhyy, siiiiiiiii, seguí asiiii bestia, rompeme el culoooo…”. La puta de Fer estaba sacadísima y yo lo disfrutaba. 

De hecho me calentó mal ver como se deformaba tu rostro por el placer, ver como sus dedos y uñas se clavaban en las sábanas, y escuchar sus gritos de yegua cada vez que se la sacaba toda y se la enterraba otra vez en el ojete. Senti que la verga se me hinchaba y se aproximaba una regada de intestinos espectacular. 

-Si papito, siii dame más, dame más, cómo me gusta daleeeeeeeeeeeeeee….,- su voz era casi gutural. 
-Te gusta así?. Te gusta como te estoy rompiendo el orto? 
-Siii me encanta dale más, más, rompéme el ojete, soy tu puta, soy tu puta… 
-Si, sos mi putita… 
-Mirá como me haces gozar, me estas culeando, me estas rompiendo el orto mi vida, seguí así, no pares, me encanta….” 

No paré. El culo ya estaba abierto y rojo como la mierda. Yo le enterraba la pija y se la revolvía en tirabuzón mientras se la clavaba. “Aaaaayyyyyyy me muero ayyyyy, yo nunca sentí esto, aaaayyyyyy, acabo aaaaahhhhhhhhh”, decía Fer sin pausa. 

Mis huevos se mojaron por el contacto con su argollita que estaba empapada. Y yo sentí la leche venir y no frené. “Ayyy mi amor, basta, basta por favor que acabo de nuevo, ahhhsiiii, aaahhhhh, siiiiiiii, seeeeeeeee, toma, tomaaaa”. “Ayyy mierda siiii”, grité yo y empecé a soltarle la leche en el orto. “Ayy noooo, puto!! Por qué me acabaste!! No me la saques que quiero acabar otra vez”, decía ella como loca mientras se frotaba con furia el clítoris. 

Era impresionante el placer que experimentaba yo con la pija ahí clavada, sintiendo como le latía el culo mientras ella acababa otra vez. “Mi Dios!! Qué calentura!! Ayy Max sos el mejor”, dijo ella al serenarse y largó un suspiro de satisfacción que me puso el ego al doble. 

Esa cojida fue la mejor con Fer. En los meses sucesivos mantuve mi promesa y me la empomé al menos una vez cada quince días, hasta que estuvo de siete meses. Después medio que se complicaba. Y a mi me entró a dar culpa y a ella también. 

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