Nunca creí que ratearme del colegio me iba a traer tantas consecuencias. Tan solo había querido faltar, pero mi mama no me dejo, no quedándome otra opción que ratearme. La prueba de matemáticas que teníamos ese día era la razón. No entendía nada, aunque tampoco había estudiado, así que opte por la salida más fácil. Ya en el auto con mi viejo lo iba pensando, y cuando llegamos a la escuela me decidí. Salude a mi papá y me baje; salude a unos compañeros en la puerta, y espere a que mi viejo se vaya. Ahí les dije a mis amigos mi plan, esperando que alguno se sume y sea mi cómplice, pero eso no paso. Ninguno quiso acompañarme, y tuve que arreglármelas solo. Lo primero que pensé fue donde iría; no tenía plata, así que no tenía muchas opciones. El único lugar que tenía era mi casa. Mis viejos se habían ido al laburo, y mi hermana a la facultad. Era perfecto. Así que sin dudarlo volví caminando a casa. Llegue en no menos de 15 minutos, y cuando me disponía a entrar sentí voces. Están afanando, pensé; en ese momento trate de agudizar el oído, y reconocí la voz de mi hermana Florencia. Seguramente la muy turra aprovecho que no había nadie y llamo al novio, me dije. Como no quería que me vea, enseguida busque mi entrada alternativa para entrar y salir de casa. Ya la había usado en más de una ocasión y todavía no me habían descubierto. Pase la pequeña cerca del vecino y utilice unas macetas para subirme a la pared divisoria con mi patio. Mire y no vi movimiento, entonces salte y corrí hasta la ventana de mi cuarto, que siempre dejaba un poco abierta. Desde afuera la abrí completamente, y gracias a la falta de rejas pude entrar. Listo, pensé. En mi cuarto tenía mi notebook y wi-fi, lo necesario para no aburrirme. La encendí y entre a Poringa para divertirme un poco. Estaba bastante entretenido cuando escuche nuevamente las voces. La voz masculina definitivamente no era el novio de mi hermana, ahí me pico el bichito de la curiosidad y pese a correr el riesgo que me descubra, sali de la pieza. Camine de puntitas de pie hasta el living, y me quede oculto tras un pilar. Ahí los vi; mi hermana y mi vecino estaban hablando sentados en el sillón. Pensé en regresar a mi cuarto, pero algo me dijo que debía quedarme a espiar. Al principio hablaban de cosas tri***s, como del tiempo, la facultad y ese tipo de cosas. En un momento sonó el celular de mi hermana, y se levanto a atenderlo. Lo tenía apoyado en la mesa de la cocina, así que camino hasta allí. Ahí pude verle la cara a mi vecino, que siguió con la vista a mi hermana. Tenía cara de pervertido y le miraba directamente la cola. También no era para menos, mi hermana Floppy, como le decimos en casa, desde pequeña que andaba en rollers, lo que la hizo tener un culito bien redondo, duro y paradito, que en más de una ocasión yo también había mirado con deseo. Encima Flor andaba con su clásico pijama de algodón rosa, que solía usar sin corpiño y con una pequeña tanguita que se le marcaba en el culito por encima del pantalón. Ella seguía hablando y sin darse cuenta se movía para un lado y para el otro; se agarraba el pelo, haciendo que sus tetas parezcan más grandes de lo que eran, y apoyaba sus codos en la mesa poniendo su culo en primer plano del vecino, que no se perdía detalle. Pude ver que el vecino, no recuerdo su nombre, creo que se llamaba Héctor, se toco la entrepierna en reiteradas ocasiones. Ahí debo reconocer que me dio algo de morbo ver como mi hermanita era observada por un tipo de 45 años como mi vecino. Florencia corto el celular y volvió al living. 
-¿Tus viejos?, pregunto Héctor iniciando una charla. 
-No, mi novio, dijo Flor. 
-Ah tenes novio. Sos chiquita para tener novio. 
-No soy chica, tengo 19 años. 
Note un brillo en los ojos de Héctor al escuchar la edad. 
-¿Viene para acá? ¿Queres que me vaya?, le pregunto mi vecino. 
-No, todo lo contrario, me dejo plantada. No puede venir. 
-Que garrón, dijo el. 
-Sí, encima que no fui a la facu por esperarlo; ahora me voy a aburrir sola. 
-Estoy yo acá, no tenes porque aburrirte, dijo él. 
Mi hermana le dedico una inocente sonrisa sin darse cuenta con la lascivia que la miraba. 
-¿Y qué me propones para no aburrirme?, dijo ella. 
-No sé, podemos hacer unos tragos, dijo Héctor señalando el minibar de mi viejo. 
-¿Sabes hacer tragos? 
-Sí, alguno. ¿Qué decís? 
-Ok, dijo Flor. 
Se pararon y fueron hasta el minibar donde empezaron a sacar varias botellas. 
-¿Qué vas a pedir? Le dijo él como si fuese un barman. 
-Un daiquiri, pidió ella. 
-Los daiquiris llevan frutas, licuadoras, mucho quilombo. Pero te voy a hacer un trago que te va gustar. 
Dicho esto empezó a mezclar varias bebidas en una coctelera y las batió. Luego sirvió el resultado de la mezcla en un vaso y se lo dio de probar a Floppy. 
-Rico, un poco fuerte, pero rico, dijo ella. 
-Ahora te voy hacer otro que es el que mejor me sale. 
Héctor volvió a mezclar y sirvió otro vaso. 
-Toma ese y después probas éste. 
Flor fue tomando el primer trago en breves sorbitos y luego fue por el otro. 
-Uh!! Es fuertísimo. ¿Qué tiene? 
-Vodka, ginebra… así le siguió enumerando una a una las bebidas que contenía. 
Claramente me di cuenta que el tipo la quería emborrachar. 
Pasados unos minutos note que mi hermana reía más seguido y caí que ya estaba borracha. Héctor también se avivo porque empezó a decirle cosas más picantes. 
-¿Así que esperabas a tu novio? Me imagino lo que iban hacer. 
Floppy reía. 
-Mira vos la nena, se van los papas y arma la fiestita con el novio. Veni vamos a preparara un trago juntos. 
Floppy se acerco y Héctor se encargo de acomodarse atrás de ella. No tenía una buena vista porque la mesada del minibar me tapaba, pero adivinaba que se la estaba apoyando. Coloco sus manos sobre las manos de ella y la fue guiando con lentos movimientos. Sirvieron otra vez varias botellas en la coctelera y se dispusieron a agitarla. Ahí vi como Héctor aprovecho y con sus brazos le rozaba las tetas a Flor. Al final lo sirvieron en un vaso y como siempre se lo dio de tomar a ella. Cuando Héctor salió de atrás del minibar, pude ver que tenía una gran erección bajo los pantalones, seguramente se la había provocado sentir el contacto de ese flor de culo que tiene Floppy, que como si nada seguía bebiendo. 
En ese momento, Héctor volvió al sillón y se sentó, creo yo para disimular lo parada que tenia la pija; mi hermanita se quedo de pie. 
-Vení acá, ¿no me vas a dejar solo?, le dijo él. 
Floppy se acerco y se iba a sentar, cuando él la agarro de la cintura y la hizo que se siente arriba suyo.- 
¿Qué haces?, dijo Flor, que seguía con el vaso en la mano. 
-¿Por qué no jugamos a que soy tu novio? Te va gustar, le dijo Héctor. 
Flor trataba de pararse, pero cada intento era fallido, y caía nuevamente contra la verga dura de Héctor. 
-Mira como me pusiste pendeja. ¿La sentís? Tengo la verga dura como un fierro. 
-Tengo novio, dijo ella tratando de controlarlo. 
-No me importa, yo no me voy a ir de aca sin cogerte, dijo el totalmente caliente. 
Flor estaba asustada, lo notaba en sus ojos. Héctor aprovecho que ella se quedo inmóvil y subió sus manos de la cintura a las tetas de ella. 
-Que tetotas tenes!!! Me voy hacer un festín. 
Bajo nuevamente sus manos para quitarle la parte superior del pijama, dejándola en tetas. Inmediatamente poso sus manos en los dos pechos desnudos de Floppy. Se los apretaba, los manoseaba a su gusto, reconozco que me dieron ganas de a mi también de tocar esas dos rotundas tetas. Después de un rato de tocarle los senos, creo que mi hermana comenzó a excitarse. No podía saberlo con exactitud, pero sus ojos se cerraron y su lengua humedecía sus labios a cada momento. La certeza fue cuando empezó a mover su cola sobre el miembro de Héctor. Movía su culo en círculos, como queriendo sentir más la dureza de la verga, que me imaginaba que a esta altura estaría a punto de explotar. 
-Estas caliente pendeja ¿no? 
-Si, dijo Floppy muy despacito. 
-No te preocupes, que yo te voy a atender. 
Héctor se levanto haciendo que Flor también se pare. 
-Yo tengo lo que necesitas, le dijo él. 
Mi vecino empezó a desabrocharse el cinturón y dejo caer su pantalón, quedando en ropa interior. 
-Acá tengo lo que tu novio no te da, dijo agarrándose la verga por sobre el slip. 
Floppy lo miraba sin decir nada. Héctor bajo su slip y dejo a la vista una verga grande, muy grande, diría yo, digna de esas que se ven en el porno, calculo que rondaría los 20 centímetros fácilmente, por no decir más. Mi pene mide 16 centímetros y esta era mucho más larga, y además gruesa, parecía deforme. A mi hermana también le llamo la atención porque puso una cara de sorpresa bárbara. Esto lo noto Héctor, que inmediatamente le dijo: 
-¡¡¡Que carita!!! ¿Tu noviecito no la tiene así? 
Flor no dijo nada. 
-¿Qué esperas? Mira que no la saque para que respire. Agáchate y chúpala, la apuro él. 
Floppy muy sumisa, lo obedeció. Se arrodillo, y tomo ese descomunal miembro con sus manitos. Acto seguido abrió su boca, saco su lengua y empezó a darle pequeñas lamidas a la cabezota de la verga de Héctor. Flor le lamia toda la verga, desde los huevos hasta la cabeza, como si se tratara de un helado. 
-Abrí la boquita y chúpala bien, le dijo él. 
Mi hermana lo hizo, y Héctor le mando buena parte de su pija adentro. 
-Que boquita más golosa que tenes. ¿Le haces muchos petes a tu novio? le pregunto. 
Mi hermana dijo que si con la cabeza. Mi vecino la tomo de la nuca y la forzó a que se coma toda su verga. Parecía increíble, pero los 20 centímetros habían desaparecido en la boca de Floppy; que lentamente empezó a mamar ayudándose con sus manos. Héctor la “ayudaba” llevándola y trayéndola de la nuca. Luego de un rato, acelero el ritmo, a tal punto que parecía que se la cogía por la boca. Antes de acabar retiro su verga y “lavo” toda la carita de mi hermana con su leche. 
-Ahora te voy a re coger, te voy a romper el culito ese paradito que tenes!!! 
-No, por la cola no, dijo ella asustada. 
-No me digas que se la das solo a tu novio, no seas mala, le rogo él. 
-No, por la cola nunca… 
-No puede ser. Con el culo que tenes tú novio nunca te lo rompió. 
-No, mi novio dice que por la cola es de maricones, dijo Flor. 
-Es un pelotudo, si vos fuese mi novia te llevaría colgada de la chota. Me parece que el maricon es él. 
-No, igual no, por la cola no, dijo ella muy decidida, o al menos eso me pareció. 
-Tranquila, empecemos normal, veni, le dijo guiándola hasta el sillón. 
Héctor se sentó y se quito la remera, después le fue quitando el pantalón del pijama a Flor, dejándola solo con una tanguita blanca. 
-Sácate la tanguita, le dijo. 
Flor obedeció. 
-Mmmm, que conchita más linda, me parece que necesita una lengüita. Inmediatamente recostó a Floppy sobre el sillón y la hizo abrirse de piernas, poniéndolas en sus hombros. Fue bajando su rostro, y hundió su boca en la concha de mi hermana. Ahí estuvo un rato. Flor ya estaba entregada y gemía de forma desesperada. 
-¿Tu novio no te la chupa así? 
-No, no, ah ah. 
-¿Te gusta? 
-Si, mmm mmmm. 
Héctor se reacomodo levantándose y sentándose bien. 
-Veni pendeja que ahora te toca montarme. 
No saben lo rápido que Flor se subió arriba de la verga de Héctor. Se sentó encima y comenzó a moverse. Subía y bajaba clavándose ella solita. Su rostro era de placer extremo, tenía sus ojos entrecerrados, se mordía los labios y cabalgaba de forma salvaje. Aprovechando lo entregada que estaba, Héctor le agarraba de las nalgas y trataba de abrirlas lo máximo posible. Enseguida me di cuenta para que, cuando le metió un dedo en el culo. Flor no lo sintió, o no le importo, porque siguió cabalgando como si nada. Mientras tanto Héctor le metía y sacaba el dedo, como cogiéndosela. En un momento Flor se abraza a Héctor y acelera al máximo la cogida. No pueden imaginarse los fuertes gemidos que largaba. De repente, se freno, y supe que había acabado, o al menos ella, porque él seguía con su dedo penetrándole el culo. 
-Para, por favor dijo Flor, por ahí no. 
-Dale, déjame probar; no sabes si no te gusta si nunca lo intentaste. Además quien te va a coger, si a tu novio no le gusta por ahí. 
Flor se levanto algo nerviosa. 
-No sé, dijo. 
El hijo de puta de mi vecino ya la tenía a tiro. Flor estaba a punto de entregarle el orto. 
-Mira, probemos, si no te gusta paramos. 
-Bueno, le dijo ella, pero despacio, y si digo paramos, paramos. 
No saben la sonrisa que se le dibujo a él. Que ya se tocaba la verga nuevamente parada. 
-Porque mejor no vamos a tu pieza, le dijo él. 
Cuando escuche esto sali corriendo a mi habitación a esconderme. Enseguida sentí el sonido de la puerta continua a mi cuarto. Sali despacio. Habían cerrado la puerta, no podía ver nada; sin darme cuenta tenía una calentura bárbara, quería ver cómo le iban a romper el orto a mi hermana, así que arriesgando todo, puse mi mano en el picaporte y muy lentamente le gire, abriendo la puerta y dejándola entreabierta. Por suerte no me vieron. Flor ya estaba acostada en la cama boca abajo, y bajo su panza tenía el oso gigante que le había regalado el hoy cornudo de su novio. Héctor le estaba chupando la colita, provocándole nuevos gemidos, y con su dedo se ayudaba para agrandar el virginal agujerito de mi hermana. 
-¿Estas lista?, le pregunto él. 
-Si, dijo ella muy poca convencida. 
Poco le importo esto a él que rápido acomodo su verga en el cerradito anillito posterior de Floppy y empezó a empujar. 
-Despacio, se quejo ella. 
Héctor siguió empujando. 
-Me duele, para!!! 
-Entro la cabecita, ya paso, trata de tranquilizarte. 
Mi vecino siguió haciendo fuerza. 
-Me duele, sácala, decía Flor. 
-Sh sh falta poco, le dijo él mintiéndole, ya que desde mi posición podía ver que tenia más de media verga afuera. 
-Sácala sácala, grito ella y trato de moverse. 
Al notar esto, Héctor, en un acto muy cruel, dejo caer todo su peso, enculando a mi hermana hasta los huevos. El grito que pego fue terrible. Él mientras tanto sonreía de forma perversa. 
-Sácala, me estas partiendo, rogaba Floppy pidiendo piedad. 
-Ni en pedo, ahora te voy a culear. 
Flor empezó a patalear tratando de zafarse, pero era imposible; Héctor le tenía clavado 20 centímetros de carne por el orto. 
-Despacio, por favor, dijo Flor dándose cuenta de lo que se venía. 
Héctor empezó a retirar su pija y antes de sacarla, volvió a embestir la cola de mi hermana, que chillo como si le pegaran. Este movimiento lo repitió, y así empezó a bombearla. Se la cogía con todo. Ploc-ploc-ploc, era el sonido que hacían los huevos de él chocando con las nalgas de Flor. Se la enculo por más de media hora; para ese entonces Floppy había dejado de gritar, y no decía nada, solo se escuchaba el sonido de su respiración entrecortada. De repente Héctor retiro su verga y le vi el agujerito a Flor. Lo tenía muy agrandado, con sangre y semen. Me dio un poco de lastima. Aunque mire hacia abajo y vi que tenía una gran erección. Sin darme cuenta moví la puerta y Héctor giro su cabeza. Me vio. Corrí a mi habitación y me encerré. No pasaron ni 2 minutos cuando sentí la puerta de la calle. Sali de mi cuarto y fui directo al de mi hermana, que se encontraba en la cama en la misma posición que antes. Fui en busca de mi mochila y decidí salir de casa. Lo que acababa de ver me tenía loco. El hijo de puta de mi vecino se había cogido a mi hermana. No llegue a salir a la calle cuando siento que me dicen: 
-¿Qué haces? Pibe, veni un poquito. 
Era Héctor. Con mucho cagazo me acerque y le pregunte ¿paso algo? 
-Sí. Pasa que vos tendrías que estar en la escuela, me dijo. 
-¿Y? pregunte. 
-Yo no digo nada, si vos no decís nada de lo que viste. 
-Ok, dije para irme lo más rápido posible. 
-¿Qué viste?, me pregunto. 
-Todo, le dije. 
-¿Qué es todo? 
-Desde que empezaron a hacer tragos. 
-A bueno, pero que chusmo salió el nene. Entonces viste lo putita que es tu hermana. 
No dije nada. 
-Vamos hacer de cuenta que esto nunca paso, vos seguís tu camino y yo el mío ¿sí? 
-Sí, le dije, y sali caminando lo más rápido que pude. 
Camine sin rumbo hasta que se hizo la hora de volver a casa. Cuando lo hice encontré a Flor en la cocina tomándose un jugo. La salude y le pregunte: 
-¿Vos no tenias que irte a la facultad? 
-No me sentía muy bien, estoy en “esos días” de las mujeres, ¿me entendes?, me dijo mintiéndome. Cualquier cosa estoy en mi cuarto acostada. 
Mire como caminaba y me di cuenta que hacia un esfuerzo por caminar normal; igualmente daba pequeños pasos y cojeaba. 
El dolor en el culo le siguió por días, los cuales no fue a la facultad, ni salió de casa, ni siquiera quiso salir con su novio. 
Cuando estaba empezando a olvidarme de lo que había visto, una semana después, me cruzo a Héctor cerca de casa, y el hijo de puta me da una carta para mi hermana. La agarre y antes de dársela, me dio curiosidad y la leí; decía lo siguiente: 
“Florencia te quería pedir disculpas por lo que paso. No me pude contener. Tenes un culo hermoso y es un desperdicio que el tonto de tu novio no lo aproveche. Si vos me dejas me gustaría tener el privilegio de volver a cogerte. Si aceptas, no tenes más que acercarte a mi casa. T e puedo asegurar que vas a disfrutarlo” 
Ni bien termine de leerla, pensé en romperla y no decirle nada a Floppy. Pero en fin, era una decisión de ella, así que cuando volví a casa se la di: 
-El vecino me dio esto para vos, le dije. 
Su rostro se puso pálido; me arranco la carta de las manos e inmediatamente la leyó. 
-¿Vos la leíste?, me pregunto muy nerviosa. 
-No, le mentí. ¿Por? ¿Qué dice? 
-Nada, es por un trabajo; esta tarde tengo que ir a verlo. 
No podía creer lo que escuchaba. 
-¿Vas a ir? Le pregunte sorprendido. 
-Sí, pero no sé si a la tarde, creo que debería ir ahora. No te preocupes si tardo. 
Me quede mudo viendo como mi hermanita se iba a lo del vecino a dejarse coger. No me pude aguantar y atrás de ella, sali yo. Espere a que entre a la casa de Héctor y busque una ventana para poder espiar. La encontré. Un gran ventanal con las cortinas abiertas, que permitía ver todo lo que ocurría adentro. Nuevamente vi como se culeaba a mi hermana y se la cogía por todos lados; en un momento dado, Héctor miro hacia la ventana donde estaba yo y me guiño un ojo. El muy hijo de puta la había dejado abierta a propósito. 
Desde aquel día, tenemos un acuerdo tácito, en el que las dos o tres veces por semana que se coge a Floppy, me deja espiarlos. De esta forma me convertí en un voyeur de mi propia hermana.