Sexo con Marianita

El martes pasó sin pena ni gloria. Mejor, porque estaba fulminado. El miércoles había quedado con Sofía. Pensé en pasarlo pero la verdad extrañaba ese culo cerradito 

Vino a casa. Comimos, y después charlamos un rato. Me contó lo que había hecho en los últimos meses. Me interesaba poco ,pero la escuché. 

Siempre me preguntaba que opinaba de todo lo que ella hacía como si fuese su novio. Cuando ya me tenía las bolas llenas de tanta charla le puse un beso. Estábamos en el sillón del living. 

-A ver esas tetas. 
-Con cuidado que están recién hechas. 

Tenía una remera, se la saqué. No tenia corpiño. 

-Qué lindas. 
-Te gustan? 
-Me encantan. 
Se las chupé todas. Los pezones, luego por afuera. Eso le encantaba. 

-Traje un aceitito para hacerte un masajito de lolas. 
Fue a la cartera y trajo un aceite de bebé. 
-Buenísimo. Me vas a hacer una turca bebe? 
-Si, querés? 
-Dale. Pero que quede aceite para hacerte la colita también. 
-Me vas a hacer la cola?,- preguntó como si no tuviese más alternativa que entregarla. Eso me encantaba de la pendeja, hacía lo que yo le pidiera.’ 
-Hace mucho que no nos vemos, me tengo que poner al día. Te voy a hacer de todo. Vení, vamos a la cama. 

Fuimos al cuarto. Le saqué las botas y los jeans. Tenía una tanga de razo color manteca. Una manteca, como ella. 

-Qué linda bombachita. 
Se la saqué también. 
-Me parece que me la quedo de recuerdo. Me la regalás? 
Se rió. 
-Bueno, pero vos me comprás otra. 

Me saqué los jeans yo. No tenía calzones así que la pija saltó como resorte. 
-Ya la tenés dura?,- preguntó. 
-Sí, parece que te extrañaba. Dale un besito. 
La boba le dio un besito. 
-Coméla bebé, es tuya. 

Se la comió despacito. En ese momento pensé en Marianita. Qué bien que se la compia la otra pendeja. Me entró bronca. Esta pelotuda la chupaba como una nenita. Le agarré la nuca y le pedí que abriera grande la boca. Me la empecé a coger como en las pornos. Se atrangantaba y le salía saliva pero no decía nada. Se bancada todo. Se la mandé hasta la garganta. Se zafó, tenía los ojos llorosos. 

-Más despacio!,- me gritó jadeante. 
-A mi me gusta así. Vení, cométela un poco más. 
Se la mandé otra vez. Después la acosté en la cama, con la cabeza mirando para afuera. Y le puse los huevos en la cara. 

-Chupámelos puta. 
-No me digas puta, no me gusta. 
“Qué pelotuda”, pensé. 
-Dale, bebé, chupáme los huevos. 
Sacó la lengua y me la pasó por los huevos. Estiré una mano y agarré el aceite, y le unté las tetas. Con la mano aceitadita le froté la concha y le mandé dos dedos. 

-Juntáme las tetas que te las cojo. 
Las juntó con las manos, y le empecé a coger las tetas mientras le cojía la concha con la mano. 
-Cómo te chorrea la concha puta. Te gusta como te toco? 
-Si. 
la boluda era monosilábica. 

Le saqué los dedos de la concha y le mandé un dedo por el orto. 
-Despacioooo!!! 
Ya me estaba llenado los huevos. Le pedí que se pusiera en cuatro y se abriera la cola. La conchita le brillaba entre el aceite y la chorreada de concha. Me puse un forro y me la empecé a coger. 

Con las acabadas de los días anteriores venía con el tanque medio vacío, así que me la cojí a lo bestia sin acabar, mientras la pendeja llegaba al orgasmo. Se la saqué y fui hasta mi mesita de luz. 

-Quedáte así,- le dije. 
Me hizo caso. "Qué pendeja fácil", pensé. Tenía un chiche de silicona chiquito para abrir culos y un gel para el dolor de muelas, un secretito que el Gordo, un amigo de la Facu, había popularizado entre los pibes. 

Con el gel se les adormecía el culo. Y el dolor lo sentían cuando ya lo tenían roto. Una hijadeputez que se aplicaba a las minas que te culeabas de vez en cuando o que te perdonaban todo. Sofía entraba en las dos categorías. 

Le apliqué el gel y despacito le mandé el chiche. 
-Te duele. 
-No, poquito. 
Se la puse otra vez por la argollita. Y me la cojí un rato más. Cuando ya estaba en clima se la saqué. La concha le chorreaba a la puta. Agarré la bombachita que estaba tirada en la cama y se la puse adentro de la argollita. 

-Qué hacés? 
-Para que me quede de recuerdo con el olor de esos juguitos bebé. Vos relajá la cola y abrite bien con las dos manos. 
Le saqué el chiche. Le apliqué un poco más de gel anestesiante. Y se la puse despacio sin sacarme el forro (si no se te duerme también la pija, ja!). 

-La sentís? 
-Sí. 
-Te duele? 
-No, pero dame despacito. 
-Despacito, así, así..... 
Y se la fui clavando hasta el fondo. Después dejé que se acostumbrara. 

-Cómo aprieta ese orto bebé. 
-No se lo doy a nadie, sólo a vos. 
-Es mío ese culo? 
-Es tuyo. 
-Te gusta que te rompa el culito entonces? 
-Cuando me lo hacés despacito, sí. 
-Vamos a poner un poco más de gel para que entre sin problemas. 

Se la saqué. En realidad quería ver ese orto abierto. 
-Abrílo bien mi amor. 
Y le tiré un poquito de aceite de bebé. Se la puse otra vez y le empecé a revolver el orto. La guacha agarraba las sábanas y se mordía los labios. De vez en cuando se le escapaba un “ayyy¨. 

-Como te estoy abriendo la cola mi amor. 
-Ayyy, ayyy 
-A ver cómo te la abrí? 
Se la saqué. El culo estaba rojo. Se la volví a clavar. 
-Ayyy, ayyy. 
-Te duele mucho? 
-Me ardé un poco. 
Le empecé a romper el culo a pijazos. 
-Ayyy me quema. 
-Te quema el orto puta? 
-Siiiii, ayyy 

Tenía carita de dolor. Se la saqué y me saqué el forro, le tiré un chorro de aceite a la pija y se la volvía a meter. Otra vez le bombié el culo. Todavía no acababa. La pendeja empezó a gritar como loca mientras le descocía el ojete. 
Me acordé de los gritos de Caro (la hermana de Marianita) mientras Martín se la culiaba. Y la pija reaccionó, los huevos se tensaron. 

-Te quema el orto puta. 
-Si mal, para. 
-Ahí te apago el incendio del culo con leche. Tomála toda, sentí. 
Le mandé un lechazo, y otro, y otro. La pija latía. 
-Cómo te regué el orto bebé. 
Me le tiré encima y le di un beso. 
-Me encantó putita. 
Ella no contestaba, tenía los ojos apretados. 

-Te dolió mucho? 
-Me lo rompiste mal. 
-A ver, dejáme ver a ver si te lastimé. 
Le saqué la chota y miré ese culo abierto y colorado. Lleno de leche. 
-Abrílo más que no veo. 
Ella separó los cantos. La boba hacía lo que yo le decía. Yo sólo quería verle el culo lleno de leche y abierto como una flor. 

-Andá al baño y sentáte en el bidet con agua fría para que se te pase el ardor. Bañáte y después vení que te pongo cremita para el dolor. 

Yo me tiré en la cama. Mientras se bañaba yo pensaba en sí la pendeja me diría que si a hacer un trío con Marianita. Sofía si la apretaba me decía a todo que sí. 
Ella volvió al rato. Le apliqué la cremita. 

-Te gustó mi cola? 
-Me encantó, es recerradita. Bah, ahora no. 
-Sos malo. 
-No soy malo, vos me calentás mucho. 
-Entonces porqué no me llamás más. 
-Porque vos querés que seamos novios, y yo ando de joda. 
-Sos un hijo de puta, por lo menos mentíme que no salís con otras,- se giró en la cama. Yo hasta entonces le acariciaba la cola. Estaba enojada. 
-Porqué te voy a mentir. 
-Porque te quiero y me hace mal que me lo digas. 
-Prefiero serte sincero, si no es peor. 

Se quedó callada. Cambié de tema. 
-Estoy malo porque estoy estresado (me disculpé). Necesito vacaciones. 
-Porqué no te vas a algún lado. 
-Pensaba irme una semanita. 
-A dónde? 
-No se, a Brasil. A Buzios… 
-Qué lindo. 
-Querés venir? 

La cara se le iluminó a la pendeja. 
-Vos me invitás? 
-Yo te regalo el viaje, nos vamos los dos solos una semana. 
-En serio? 
-En serio. Pero vos me tenés que hacer un regalo a mí. 
-Ya te dí la cola… 
-Por eso, ya me la diste, ahora quiero otra cosa. 
-Qué cosa? 
-Una fiestita 
-Qué fiestita? 
-Con vos y una amiga. 
-Me estás jodiendo. 
-No. 
-Querés que te entregue una amiga? Vos estás loco! 
-No estoy loco. Estoy caliente. Y no quiero que traigas una amiga. La consigo yo a la otra. Te quiero coger a vos y una amiga. Es una fantasía que tengo hace mucho. 
-Seguro ya tenés a una de las putas amigas tuyas en mente. 
No contesté. Era obvio. 
-Y te la cojerías también a ella? 
-Y si no qué? 
-Nada que mire. 
-Qué mire como te hago la cola? 
-Buen-no. (lo dijo así, en dos tiempos) 
-Y que te chupe la conchita mientras te culeo? 
-Sos un pajero! 
-Sí, soy un pajero. Si no te gusta andate. 
-Nooo.(con tono de bebota) 
-Entonces prendéte en la que te propongo y después nos vamos a Brasil a pasarla bien. 

Se quedó callada. 
-Pensálo. 
-Bueno, pero que sea fea la otra. (otra vez con tono de bebota) 
-Te quiero bebé. 
Era mentira pero se lo dije para ablandarla. Qué facil era la pendeja. Pero inbancable. Pensé que lo de Bozios no se iba a hacer nunca. Qué hijo de puta que soy, pensé. Pensé también que cuando estás en hijo de puta te salen todas bien y cuando sos bueno no. 

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