El rifle García

Por esa puta costumbre que tenemos de burlarnos de quien sobresale en algo por sobre los demás José García era blanco de todas las bromas de su grupo de “amigos”. Le decían “El Rifle”, porque era alto y flaco. De extremidades largas y rostro delgado como su cuerpo, no había reunión en que no ligara una mala broma o fuera objeto de una comparación de mal gusto. 
Y esa noche en la quinta donde se festejaba el cumple de Mariela, no era la excepción, simplemente los muchachos se habían puesto a jugar al truco, pero lo habían hecho en una mesa baja, con pequeñas sillas, donde el rifle no se pudo sentar, intentó hacerlo, pero lo único que logró fue que los demás se rieran de él. Ofuscado y avergonzado simplemente se alejó, dejó al grupo riéndose mientras él elegía un lugar apartado para calmar su bronca. En el jardín, bajo un árbol se puso a mirar las estrellas, simplemente no podía irse pues estaba muy lejos de su casa y lo habían traído. No le quedaba otra que esperar. 
De pronto escuchó un par de voces que se acercaban, eran Julieta y Mariela. 
-ya están todos borrachos- dijo Julieta ofuscada 
-yo pensaba terminar la noche de otra forma- respondió Mariela igualmente enojada 
Julieta fue la primera que vio al “rifle” y le dio un disimulado codazo a su amiga acompañado de una guiñada. Ya tenían como divertirse, o mas bien de quien reírse. 
Sentado bajo el árbol, el flaco se quedó quieto, simplemente no quería molestar a nadie. 
-hola josecito- dijo Mariela intentando parecer amigable 
-hola chicas, ya me voy- dijo el Rifle mientras amagaba a pararse 
-no, quedate con nosotras- agregó Julieta 
Mariela se sentó a la par de José, Julieta decidió ir un poco más alla. A unos metros frente a él, tirada en el suelo había una botella de cerveza vacía. Julieta llevaba una corta falda de jean, por lo que a propósito decidió agacharse, mostrándole su culo muy bien formado al flaco. Lo quería excitar, para burlarse de él. 
-como qui…quieran- tartamudeó el flaco distraído por el paisaje que se ofrecía ante sus ojos. 
La suave risa de Mariela hizo que él volviera su rostro hacia ella. 
-¿viste algo que te llamó la atención?- preguntó Mariela mientras con su mano rozaba el hombro del pobre flaco. 
El acuerdo entre ambas mujeres era tácito, simplemente hacerlo calentar, excitarlo hasta el límite y luego burlarse de su erección, de ser posible delatarlo frente al grupo, para que todos rieran. 
-no, no. Solo que…- el flaco se vio imposibilitado de responder, pues Mariela se había desabrochado un par de botones del cuello de su remera, y las tetas mostraban el nacimiento de la línea divisoria, impertinentes aunque aún cubiertas en gran parte. 
Obviamente que su mirada quedó fija en el nacimiento de esas tetas que ya imaginaba 
-chicas, no sean así…no me hagan esto- rogó el flaco. 
-pero si nosotras queremos ser buenas con vos- dijo Julieta mientras ya se ubicaba junto al flaco, en el otro costado de Mariela. La oscuridad no le dejaba ver, pero estaba segura de que al flaco ya se le había parado la pija. 
Mariela continuó bajando con su mano, hacia el vientre del flaco. 
-¿vos no querés que seamos buenas con vos?- preguntó ella 
-si…lo que sucede es que…- él dejó la frase inconclusa, se estaba calentando demasiado 
-¿es que que?- dijo Julieta intentando ganarle de mano de su amiga, y suavemente apoyó su mano en la entrepierna del rifle. Por un segundo no notó nada raro, solamente no sintió la cabeza de la pija en sus manos, sus dedos siguieron hacia abajo por sobre el pantalón, a lo largo de la verga. Cuando llegó a la punta lanzó una risa de admiración 
-¿pero…que mierda pasa acá?- dijo riendo aún sin llegar a entender lo que sucedía. 

-¿Qué pasa?, ¿encontraste algo duro?- preguntó riendo Mariela 
La risa se borró del rostro de Mariela cuando vió el tamaño de la verga, indicado por la mano de Julieta. 
-chicas…ya basta, por favor- rogó el rifle 
Ambas lanzaron una nueva carcajada, más cargada de admiración que de burla. 
-¡con razón te dicen el rifle!- exclamó Mariela 
En ese punto El flaco podría haberse parado y deshacerse de ambas chicas, pero estaba muy excitado y de haberse puesto de pie habría sido más notoria su erección. 
Fue Mariela quien con sus dedos comenzó a bajar el cierre del pantalón del flaco. Obviamente que no pudo sacar la endurecida verga, mientras él vagamente trataba de oponerse. 
-ya está Mariela, esto pasa de ser una broma- dijo él 
-no es broma, dejame verte- dijo ella riendo 
Fue él quien sacó la pija, que endurecida se mostraba extremadamente larga y gruesa. 
-en mi vida había visto algo así- dijo Julieta asombrada 
-y eso que no está parada al todo- dijo José 
Ambas mujeres se miraron y rieron a coro 
-¿se pone mas…grande?- dijo Julieta con asombro. 
Traicionada por la curiosidad, Julieta rodeó la verga con su mano mientras la colocaba en la base del tronco, sobre ella Mariela puso la suya, sobresaliendo la cabeza de la pija aún sobre el largo de ambas manos. 
Quizás fue el alcohol o quizás la ganas de tener entre sus trofeos la tremenda pija del flaco, pero fue Julieta quien comenzó a acercar su boca a la punta de la pija, mientras Mariela, que no quería quedar afuera del festín se acercó provocativamente a pocos centímetros de la boca del flaco. 
-¿nos dejás darle una probadita?- preguntó suavemente 
José no pudo contestar, mudo de asombro asistió al sublime momento en que ambas mujeres se colocaron entre sus piernas, buscando con sus bocas tan soberbia pija. 
Como si fueran un par de delincuentes intentando robarle el pantalón, entre ambas tironearon hasta sacárselo. La verga liberada se veía aún más impresionante, erguida y dura parecía como un pequeño mástil al que solamente le faltaba la bandera. 
Mientras Mariela chupaba suavemente la cabeza, Julieta daba soberbios lengüetazos a los testículos, para luego subir a lo largo de la verga. 
Lo que ninguna de las dos pudo evitar es que sus respectivas bocas se rozaran, desencadenando un tremendo beso lésbico que para ambas fue el primer contacto con un mundo hasta ahora ignorado para ellas. Se miraron asombradas por un instante, pero luego reemprendieron el beso. Casi al borde de perder el control ambas se quitaron las remeras, quedando las dos con sus tetas al aire. Luego Julieta se volcó nuevamente hacia la verga, mientras con su mano acariciaba una de las tetas de Mariela, que imitando a su amiga también hizo lo propio. 
Ahora ambas deslizaban sus labios por los costados de la verga, mientras las lenguas saboreaban el enorme trozo de carne. Cada tanto volvían a entrelazarse en un beso. 
-quiero esta verga- dijo Julieta mientras sobre el pasto se ponía en posición perruna. Con sus propias manos levantó su falda hasta la cintura 
Lo que ninguna de las dos sabían era que el flaco nunca había tenido acceso al cuerpo de una mujer, por lo que bastante apresurado y movido por la desesperación no lograba encontrar la posición para concretar la penetración. 
-dejá flaquito, yo te ayudo- ofreció Mariela mientras con su mano enfrentaba la verga en la vagina de Julieta mientras ésta rápidamente se quitaba la tanga. 
-empujá- explicó Mariela 
El flaco arremetió sin pasión, enterrando ferozmente la verga en Julieta, que mientras se quejaba duramente, buscaba con sus manos aferrarse al pasto, en tanto sus ojos se abrían desmesuradamente al igual que su boca. 
-ayyy, despacito, la tenés muy grande…muy dura- rogó ella 
Mariela volvió a besar a Julieta, lo hizo con pasión, estaba tremendamente caliente con los besos entre ellas. Los abundantes quejidos de dolor se mezclaban una y otra vez con las expresiones de placer que escapaban de Julieta. 
-reíte ahora- dijo el flaco 
-te lo ruego…me vas a matar- exclamó Julieta 
Pero el rifle hacía caso omiso a los ruegos de Julieta, y una y otra vez atacaba con furor la esforzada vagina. Julieta movida por el tremendo placer, recibía las embestidas con feroces movimientos hacia él mientras sus gemidos se convertían en jadeos y sus ojos se abrían más a cada instante. 
-ay que grande…que buena pija…me vas a matar hijo de puta- exclamaba ella 
Mariela, movida por la tentación se recostó en el suelo, se deslizó por debajo de Julieta y llegó con su boca hasta las tetas, las chupó como a ella le gustaba que se las chupara su hombre: Con fuerza y sin pausa. 
Julieta se vio disparada hacia el orgasmo, su cuerpo se vio asaltado por un tremendo placer que escapaba a su control, la gruesa y larga verga la penetraba una y otra vez. Temblando, jadeando y gimiendo lanzó por fin una tremenda acabada. Su orgasmo fue extenso y por demás placentero, pues el flaco la seguía embistiendo fuertemente. 
-siiii, siiiii- repetía ella 
-¿te vas a burlar ahora?- decía el flaco mientras una y otra vez arremetía contra ella. 
-no, no, me estás cogiendo como nadie, me estás dando con todo- dijo Julieta 
El flaco demostró que no era de madera, y mientras ella continuaba temblando y gimiendo, él acabó dentro de ella. El chorro de semen fue caudaloso como un río que pugna por desembocar en el mar. Julieta sentía perfectamente como los chorros daban una y otra vez contra su interior. 
Por fin desfalleciente se derrumbó sobre el pasto, se tendió boca arriba exhausta y agotada. 
Mariela observó asombrada como la verga del rifle continuaba aún dura y parada. Se quedó tendida junto a Julieta y el flaco se lanzó sobre ella. Por esas cosas de la suerte del principiante, apenas se puso sobre Mariela embocó de primera, los ojos de Mariela se abrieron tanto o más que los de Julieta en su momento, su quejido fue amargo mientras con sus manos intentaba separar un poco al flaco. 
-pará flaquito, es muy grande, me vas a partir- rogó ella lastimosamente 
Pero el flaco embestía y embestía, lo hacía desesperadamente. Sentir que una mujer le decía que tenía la verga grande lo ponía a cada instante más loco, más hambriento. 
Los intentos de Mariela de alejarlo fueron perdiendo intensidad, y de a poco se fueron convirtiendo en pujas hacia él. Ella de pronto sentía la necesidad de besarlo, de aumentar el contacto. 
-enterramela toda, hasta el fondo- dijo ella mientras lo miraba fijamente. 
El incansable flaco bombeaba una y otra vez, y Mariela lanzaba a cada segundo gemidos y quejidos. 
Sus párpados se entornaron, sus brazos se contrajeron, y producto del orgasmo que ya se asomaba, suaves contracciones afectaron todo su cuerpo. 
-ay que hijo de puta que sos, como me estás cogiendo- dijo ella 
El flaco se derramó una vez más, esta vez sobre Mariela que ya temblaba violentamente mientras apretaba sus propias tetas con intensidad. 
-si…si…estoy acabando, estoy acabando- anunció Mariela casi fuera de su propio control. 
El rifle continuó sus movimientos por unos instantes más, hasta que también agotado y satisfecho se tendió entre ambas mujeres. 
Luego de unos minutos durante los cuales ninguna de las dos dejó de acariciar la tremenda verga que ya descansaba las mujeres comenzaron a vestirse. 
Una vez que las chicas se hubieran ido, él también se vistió, aún obnubilado por lo sucedido se tomó unos minutos para recuperarse. 
Al cabo de un rato, volvió al salón, y mientras Mariela hablaba con su hombre, Julieta charlaba con una amiga, sus manos hacían el evidente gesto del tamaño de la verga del flaco, lo que provocaba que la otra chica riera, pero no con burla, sino más bien con admiración. 
Y desde un rincón el flaco observó el salón. Cristian el novio de Carla (la cumpleañera) dormía en un sillón. Carla y Héctor en otro de los sillones se besaban desesperadamente mientras ella se sacaba la remera, dejando sus hermosas tetas al aire. Más allá otras parejas, tríos y cuartetos emprendían sus propias sesiones de sexo. 
-feliz cumple Carla- dijo para si mismo José, alias “el rifle” García. 

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