Una deuda carnal

Estaba de novia hace dos años con un chico compañero de la escuela. Nos queríamos mucho, hasta que el se puso medio raro, fue mi primer chico, empezó a pasar mucho tiempo en Internet, chateando y leyendo relatos eróticos. Note que sus gustos sexuales iban cambiando, me pedía cosas distintas, que dentro de lo que me gustaba se las cumplía. Hasta que un día me dijo que le gustaría verme haciéndolo con otro hombre. En un principio me negué, y como que el tema paso, pero para su cumpleaños pense que regalarle algo distinto, entonces me decidí a complacerlo en su fantasía, aunque mucho no me entusiasmara a mí.

Chateamos juntos un día, y conocimos a un hombre de unos 35 años, parecía formal y respetuoso así que le propusimos nuestra idea. Quedamos en visitarlo un sábado en su casa quinta. Me vestí lo más provocativa que pude, con una bombachita que me compre para la ocasión, una tanga blanca muy linda, una remerita con buen escote, sin corpiño, una pollera blanca que transparentaba bastante con un tajo de costado muy alto, que dejaba ver toda mi pierna, y unas botas negras, me maquille bien y me perfume toda, me sentía una diosa.

Llegamos en un taxi, y al bajar note que Carlos (ese es el nombre de mi nuevo amigo) me miraba como para comerme, siendo que no me conocía ni por foto. Nos invito a pasar a su casa.

Ya al entrar note como su mirada se clavo en mi cola. Mi novio se sentó en un sofá. Cuando intento sentarme a su lado, Carlos me toma de la mano, y me lleva mas al medio del salón.

Mi novio la que voy a llamar Juan solo nos contemplaba. Ya todo estaba arreglado de antemano, no había nada que charlar.

Me hizo dar una vueltita, dieciendome “Que buena que estas, pendeja. Vas a gozar como nunca!”.

Empezó acariciándome las tetas, por encima de la remera, muy suave, y comencé a excitarme. Juan solo miraba. Me tomo la mano y la bajo hasta su entrepierna, sentí por sobre le pantalón, que tenia su pene ya duro. Me sentí rara, solo había tocado el de Juan y era una experiencia nueva para mí.

Carlos me hablaba siempre en vos alta como para que Juan lo escuchara. Preguntándome “te gusta, putita? Queres verlo de cerca?” Asentí con la cabeza. Me empujo hacia abajo del hombro haciéndome arrodillar, tenia el cierre de su pantalón delante de mis ojos. Y moría de curiosidad por ver esa verga, esta mas que caliente. Juan al verme así desabrochando el botón del pantalón, para dejar libre esa pija que peleaba por salir de su encierro, se para de golpe y se acerco, tomándome del brazo dijo “Mica, vamos a casa, me arrepentí”.

Carlos lo empujo, diciéndole: “Que haces pendejo? Pensas que estoy jugando? Que te crees que me vas hacer calentar y te vas a ir así nomás?” Juan estaba colorado de bronca, se tiro sobre Carlos para golpearlo pero este con un movimiento lo inmovilizo tomándolo del brazo.

Yo arrodillada en el piso con la cola apoyada sobre mis talones, contemplaba la escena. Así como lo tenia del brazo, lo llevo hasta el baño que estaba en la misma habitación, encerrándolo con llave.

Se escuchaban los gritos de Juan insultándolo y golpeando la puerta.

Carlos se acerca a mí, se desabrocha el pantalón y saca su pija, no lo podía creer, era mucho más grande que la de mi novio. Sin decirme nada con una mano tenia su verga y con la otra me tomo de la nuca empujándome la cabeza hacia su verga. No tube mas que abrir la boca para sentir era verga caliente y sabrosa. Como pude intente meterla toda en la boca pero no me entraba, chupe como una loca, me sentía una puta y me encantaba. Saboree cada centímetro de la pija de mi macho del momento, mi novio seguía golpeando la puerta a full. Mientras chupaba como una maestra él me decía de todo tipo de groserías: me preguntaba si me gustaba, si quería tomarme la lechita y yo asentía con mi cabeza, sin liberar de mis labios esa verga que me volvía loca. En un momento, me hizo parar y me empujo sobre la puerta que llevaba al baño.

Con las manos apoyadas en la puerta y de espaldas de Carlos, sentí como me bajo la bombachita sacándomela, me levanto un poco la pollera y me halagaba mi cola, me decía que era hermosa y que me iba a coger por todos lados, que iba a gritar como nunca. Yo no decía nada, solo disfrutaba.

Carlos me hablaba fuerte para que mi novio pueda escuchar. Sin compasión apunto su verga y me la clavo en la mi conchita hasta el fondo, volaba de placer, ere pene era un hierro al rojo vivo, por su calor y su dureza. Me bombeaba terriblemente escuchaba como me trataba (bien putita) y más me calentaba, empece a gemir, gritaba como loca, mas me calentaba pensar que mi novio estaba del otro lado de la puerta. Ya había acabado cuatro veces, mis piernas estaban super flojas, me sostenía colgada de esa verga y me encantaba, Carlos decía en vos bien alta, “voy a acabar y te voy a llenar toda esa carita de nena que tenes de leche, queres?”. Escuchaba también a mi novio, golpear la puerta, insultar y todas esas cosas. Yo le decía que si con la cabeza, a lo que me decía, habla fuerte, porque sino no te doy lechita. “Si” fue lo que dije, “mas fuerte que no te escucho” comento, “si quiero”, “que queres? Y decilo fuerte”, “quiero tu leche hijo de puta” le gritaba, llename de leche, gritaba como una loca. Me saco su verga de la concha, me sentía vacía, pero más caliente que nunca. Me arrodille por instinto y abrir la boca como pude, Carlos pajeándose, me lleno con su leche caliente, parte en la boca y parte en la cara. Pase de ser la noviecita recatada a probar por primera vez leche caliente y no de mi novio. Carlos tomo del piso mi bombachita y me limpio la cara de los restos de leche. Abrió un poco la puerta del baño y tiro para adentro mi bombacha sucia con su leche, Juan empujo para salir pero no pudo, Carlos cerro nuevamente la puerta con llave. Sentada en el sofá todavía me temblaba el cuerpo. Irónicamente Carlos le decía Juan, “te la di para que la guardes como recuerdo de tu primer encuentro swinger”. Se escucho que Juan comenzó a romper cosas del baño, Carlos abrió la puerta y se encontró con que el baño estaba destruido. Sin dudarlo se tomaron a golpes, pero mi novio perdió Carlos lo golpeo hasta que se canso. Salió de la habitación y volvió con dos de los porteros, yo sinceramente me asuste. Lo levantaron y lo sentaron en el sofá a mi lado. Carlos nos decía, “ Que lastima che, todo lo que rompió tu novio van a tener que pagarlo” me levanto del brazo. Y comenzó a desnudarme mientras sus guardaespaldas se sentaron una a cada lado de mi novio para sostenerlo. Cuando estuve completamente desnuda, solo con las botas, me hizo arrodillar, tenia vergüenza de tener publico, pero mi calentura me podía, ya tenia nuevamente su pija dura, no dude en comenzar a chuparla, los guardias, se la chupe un rato, me hizo ponerme como perrito. Y empezó a chuparme la cola, se unto un poco de gel en su pija, y cuando comenzó a pasármelo a mi en la cola supe lo que sé venia, me rompería la cola delante de mi novio que miraba atónito, mientras los porteros lo sostenían. Me penetro primero un poquito y yo gritaba mas de calentura que de dolor, aunque este era importante. Carlos miraba a mi novio diciéndole “aprende boludo como se coge una pendeja putita como esta” empujo y de una me la metió hasta los huevos. El dolor invadió mi cuerpo, pero mientras más me bombeaba este dolor se convertía en placer, mi novio solo se limitaba a mirar. Teniéndome así clavada se acerca a mi oído, y me pregunto, queres ver como el pajerito esta caliente?” Le conteste “si papi, dale, pero no pares de cogerme”, les hizo un gesto a los guardias y le bajaron los pantalones. Mientras me cogía por la cola Carlos miraba como la pija de Juan estaba a full. Mirándolo a los ojos le decía, “no querías esto boludo? Te gusta?”. Juan comenzó a pajearse, y los porteros se le cargaban de risa. Carlos me lleno la cola de leche y caí rendida al piso. Juan acabo ensuciándose todo. Juan le dijo “pueden irse si quieren, la deuda esta saldada” Juan se paro y quiso levantarme. Yo mirándolo, le dije, “yo me quedo, ahora que encontré quien me coja bien.” Parecía no creer lo que escuchaba, los porteros lo tomaron de los brazos y mientras lo llevaban hacia la puerta, Carlos les dijo: “muchachos lleven a la calle a este gil, y venga a ayudarme a atender a esta señorita como se lo merece”.

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