La cola sagrada de Vane

Hola a todos, soy Luciano y les cuento lo que pasó cuando conocí a Vane. Ella tiene 20 años ahora, esto pasó cuando ella tenía 18 y todavía era virgen. Somos los dos del barrio de San Isidro y la conocí por intermedio de Gonzalo, un amigo. Me la presentó en un boliche de la zona. Vane es morocha de bucles, sus medidas aproximadas son 90.60.96. El día que la conocí llevaba una remerita azul con breteles que dejaba al descubierto sus hombros y un escote por donde se le veía el corpiño blanco. Abajo tenía una mini de color negro y unas botas que la hacían más alta de lo que es en realidad. La minifalda se le marcaba tanto que los pibes aprovechaban para rozarle el culo siempre que podían. Cuando la ví, no podía creer lo diminuta que era su cinturita en relación con su terrible culo parado y duro como una piedra y sus piernas bien carnosas pero firmes a la vez. Empezamos a conversar y me dijo que iba al gimnasio bastante seguido. Obviamente le creí. Tan solo mirarle el culo cualquiera podía darse cuenta lo que sobresalía y se ajustaba a la tanga que no podía ver, pero seguro era bien chiquita. Después de tomar unos tragos nos fuimos y antes de despedirnos me pasó su mail. El pelo castaño bien oscuro, su piel bien blanca y suave y una boquita bien redondeada. Por donde la mires era hermosa. En la semana me olvidé un poco de Vane y el jueves me decido a mandarle un mail diciéndole que me gustaría verla para ir a tomar algo. No paraba de pensar en su culo, enorme y parado y esas piernas tan blancas y perfectas que me volvían loco. Ni les digo la carita de puta que tenía. Una nariz chiquita respingona y los ojos color miel bien suaves que contrastaban con los bucles oscuros que le caían hasta terminar en el escote donde dormían sus tetas no tan grandes pero bien paradas. Pero lo que más me enloquecía era el tamaño de su culo, bien parado y la cintura de avispa que tenía. Al rato me contesta el mail y me dice que le gustaba la idea de vernos asi que arreglamos para el viernes a la noche. La pasé a buscar por la casa y cuando bajó del ascensor no podía creer lo que estaba viendo. Se había puesto un pantalón tipo calza con unas polainas con botas abajo y una remerita cortita que le llegaba hasta la mitad del orto que le salía como si tuviera una pelota de fútbol escondida . Se había dejado el pelo suelto y lo tenía mojado o con gel, lo que le hacía un efecto recién salido de la ducha que me hizo parar la pija de verla nomás. La boquita bien chiquita con labios carnosos que salían hacia afuera, se la había pintado de rojo. Cuando me abrío la puerta me saludó con un beso en la mejilla y nos fuimos a tomar algo a un bar de por ahí nomás. Charlamos boludeces. De la familia, de los amigos en común y de lo mucho que a ella le gustaba hacer ejercicio. En un momento se paró para ir al baño y pude ver como los pibes que estaban jugando al pool en la parte de atrás del bar le comían el orto con la mirada. Era un espectáculo impresionante. Lo iba bamboleando de un lado para el otro, las nalgas duras y en el medio una tanga que debería estar recontra enterrada en su terrible ojete. Hasta vi a un pibe aplaudir cuando pasaba y otro morderse los labios sin poder creer lo que estaban viendo. La verdad es que no pude resistir la tentación y avancé por el pasillo que daba a los baños para ir a buscarla y cuidarme que ningún buitre se la lleve. Los baños quedaban bien al fondo del bar, por un pasillo que doblaba hacia la derecha y terminaba en el de hombres y al lado el de mujeres. Cuando llegué al final del pasillo me di cuenta que no había nadie. Miré hacia ambos costados y de la calentura que tenía con Vane hice una locura. Me metí en el baño de minas. Primero asomé la cabeza a ver si había alguna arreglándose o algo, pero la verdad es que el bar no estaba tan lleno, así que era obvio que no iba a haber nadie. Al final me metí y pude ver los pies de Vane en uno de los baños. Muy rápidamente me metí en el de al lado y me agaché para mirar por abajo. Eran de esos baños que no están hechos hasta el piso, así que uno podía ver para el otro lado sin problemas si me agachaba bien. Hice el menor ruido posible. El corazón me iba a mil . No entendía que carajo estaba haciendo ahí, la calentura de verle el culo desnudo me podía más que nada. Aparte la situación era muy morbosa. Podía entrar cualquier mina y eso me calentaba más. Me fui agachando con cuidado y lo que vi fue hermoso. Vane estaba parada arreglándose la ropa. Tenía la calza en las rodillas y una tanga blanca que se perdía entre los cachetes de su culo parado y duro. Se estaba acomodando la tanga y se la clavaba cada vez más en la raya del ojete. Mientras tiraba para atrás el orto para acomodarla mejor. Yo estaba tirado boca abajo en el box del baño y la pija me explotaba en el pantalón. Después vi como Vane se subía la calza y el culo le rebotaba de un lado para el otro mientras la acomodaba. No podía sacar la pija afuera porque era un re quilombo, pero llegué a frotarme así contra el suelo de la calentura que tenía. Esperé que saliera del baño ella primero y la espié por la cerradura. Se lavó las manos, se acomodó el pelo adelante del espejo del baño y salió. Esperé unos segundos mientras pensaba la locura que había hecho y salí por la puerta lo más rápido que pude. Por suerte no había nadie, y pude llegar a la mesa sin despertar sospechas. Siempre me había gustado espiar, pero nunca había llegado a meterme en un baño y ver un culo tan perfecto como el de Vane. Estaba como loco, de la calentura y la exitación que tenía, todo junto se mezclaba. Cuando volví a la mesa del bar, Vane estaba terminando el trago que se había pedido cuando llegamos. Me miró con cara rara. Estás re colorado, me dijo. Le dije que me había dado un poco de calor y se preocupó un poco pero le dije que no era nada. Si hubiese sabido que era porque le había visto el tremendo ojete parado en el baño de mujeres, y la había visto como tiraba de la tanga para que le quede bien adentro de las nalgas. Seguimos hablando de boludeces y en un momento le dije de ir para mi casa. Ella me dijo que tenía q volver temprano, pero que mañana se pasaba por mi casa si le daba la dirección. Le anoté mi dirección en un papelito y salimos. Si les gusta, les cuento como siguió todo.

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