Enfiestada con los enemigos

La primera vez fue cuando Carlos se dio cuenta que Mauricio y su hermano Juan miraban sin ningún tipo de disimulo a Greta y reían abiertamente. Entre ellos comentaban y gesticulaban con señas muy explícitas. Carlos quiso defender a su novia, y terminó muy golpeado por ambos hermanos. 
La segunda vez, Carlos estaba bastante borracho, por lo que fue presa fácil de los hermanos que humillaron a voluntad a Carlos. 
La tercera vez fueron ellos quienes buscaron pelea, acercándose a Greta y diciéndole todo tipo de cosas groseras. 
Greta debía hacer algo para terminar con la situación, ya temía por la integridad de Carlos, por lo que decidió ir a la casa de los hermanos, debía hablar con ellos y hacerles comprender que Carlos lo único que quería era que la dejaran de acosar. 
A primera hora de la tarde era la mejor hora, por un lado Carlos trabajaba y por otro lado encontraría a ambos hermanos en casa. Los conocía bastante, pues eran famosos en la ciudad por su dudosa reputación. Vaciló un poco, pero finalmente golpeó a la puerta. Quien atendió fue Mauricio, el menor de los hermanos, y quizás el más brabucón. Se quedó unos segundos mirando a Greta, prácticamente le devoró las tetas con sus ojos, y con una sonrisa malévola inquirió. 
-¿Qué necesitás preciosa?, acá no tenemos al pelotudo de tu novio- dijo sin siquiera levantar la mirada. 
-se perfectamente dónde encontrarlo, él trabaja, no como uds.- desafió Greta 
-ahhh bueno, tiene más huevos que él- dijo riendo a carcajadas Juan desde dentro de la casa. 
-quiero hablar con uds- Greta mantenía la dureza del tono de su voz. 
-adelante entonces- dijo Mauricio mientras se hacía a un lado 
-prefiero afuera- anunció ella 
-si queres hablar, es adentro- respondió Mauricio 
Greta supo que no conseguiría nada si no entraba, por lo que aun dudando, ingresó en la casa. 
-quiero que dejen de joder a Carlos- exigió Greta 
-eso lo veo difícil, nos divertimos bastante con él, no nos vas a convencer así de fácil-dijo Juan que ya se acercaba a ambos 
-vas a tener que esforzarte un poco más- Agregó Mauricio 
Recién en ese momento Greta se dio cuenta que tenía a los hermanos uno a cada lado. 
-lo amo y hago cualquier cosa por él- respondió Greta 
-¿cualquier cosa?- repreguntó Juan 
Greta bajó su mirada y vio como Juan se acariciaba la verga que ya mostraba una gran erección. Jamás podría aceptar que en ese instante la invadió una gran excitación, simplemente el estar entre dos tipos calientes la devastó. Por un instante pareció olvidarse de que ellos eran los enemigos de Carlos. 
-si, cualquier cosa- aceptó ella mientras hacía una mueca de sonrisa. 
Con sus manos acarició ambas vergas muy suavemente. 
-¿lo van a dejar de joder?- preguntó ella una vez más 
-si te esforzás…- la respuesta quedó implícita en el silencio de Mauricio 
Mientras Greta se arrodillaba entre ambos hermanos, ellos desprendían sus pantalones, por lo que muy pronto Greta se encontró entre dos vergas muy gruesas y duras frente a su rostro. Sonrió inconscientemente mientras sus ojos iban de una pija a la otra. Abrió sus labios y eligió la verga de Juan para llevarse a la boca, mientras que a Mauricio comenzó a masturbarlo muy lentamente. 
A los pocos segundos Greta decidió cambiar el objetivo de sus labios y se llevó la verga de Mauricio a la boca mientras con su mano acariciaba la de Juan. Sintió como las pijas se endurecían más a cada instante, haciéndola sentir que en ese momento era ella la que tenía el control de la situación. 
-¿te gusta chupar de a dos vergas?- preguntó Juan 
-no lo sé, es distinto-respondió Greta mientras se acomodaba un mechón de cabello que insistía en caerle sobre el rostro. 
Volvió a tomar las pijas, a cada instante ponía más empeño en su tarea, alternando ambas vergas en su boca. 

Por largo rato chupó las pijas, haciendo que su excitación creciera cada vez más. Lo que ella pensaba que era el control sobre ellos, era en realidad que caía cada vez más en las redes de los hermanos. Por eso mismo cuando Mauricio ordenó que se levantara ella no opuso ningún tipo de resistencia. Juan comenzó a quitarle la blusa, mientras Mauricio le desabrochaba el sostén. Luego ella misma fue quien se quitó la corta falda, dejando a la vista tanto sus tetas como su culo que era delicadamente surcado por una muy sexy tanga negra bien metida en el culo. Mauricio comenzó a acariciarle las tetas, mientras Juan hacía lo propio con el culo de Greta. La punta de sus dedos la tomaban por las caderas, mientras sus pulgares se hundían entre sus nalgas, rozando el ano de Greta. 
A continuación, mientras Juan tomaba delicadamente a Greta por los cabellos, haciendo que volviera a ocuparse de su verga con la boca, Mauricio dejaba caer un poco de saliva entre las nalgas de Greta. Con sus dedos la esparció un poco hacia abajo, humedeciéndole la raja. Con total impunidad, Mauricio penetró violentamente a Greta, que sintió como su vagina se esforzaba por contener la gruesa pija. 
-ayyyy, despacito hijo de puta!, me vas a partir- se quejó ella 
-¿Qué pasa, es más gruesa que la del otro pelotudo?- dijo refiriéndose a Carlos 
-¡no le digas así, pobrecito!- Greta defendía a su hombre 
-si, al pobrecito le están cogiendo la mina- se rió Mauricio a coro con Juan 
Éste último tomó con ahínco la nuca de Greta mientras le hundía a tope la verga en la boca, que por unos instantes dejó la pija inmóvil entre sus labios. 
-se nota que hace mucho que no te da verga, mirá con el hambre que la comés- agregó Juan 
Mientras tanto, Mauricio arremetía una y otra vez con fuerza contra la concha de Greta, que ya aceptaba sin esfuerzo la gruesa pija. Greta se deshacía entre gemidos guturales y chupadas fantásticas por una y otra pija, mientras sus nalgas chocaban ruidosamente contra la pelvis de Mauricio, que incrementaba a cada empujón la fuerza del impacto. 
-que gruesa…que dura que la tenés- exclamó Greta 
-es lo que te dije, no se le debe parar al cornudo- dijo Mauricio 
-decí cornudo- Le dijo Juan a Greta, mientras tomándola una vez de los cabellos hacía que ella se separa de su verga. 
-cor…cornudo- exclamó Greta 
Mauricio se había detenido, pero reemprendió las arremetidas contra ella 
-cornudo, cornudo, cornudo- repetía Greta a cada golpe de la pelvis de Mauricio. 
Ambos hermanos rieron a coro, lo que contribuyó a que Greta sintiera como el orgasmo comenzó a tomarla. Sus gemidos se hicieron más profundos, sus caderas respondían a las penetraciones con movimientos continuos, mientras su boca apuraba el ritmo de las chupadas. La realidad se nublaba a su alrededor, ya ni siquiera existían los hermanos, solamente el orgasmo comenzaba a ocupar todo su ser. Los temblores le hicieron perder el ritmo y mientras la pija de Mauricio entraba una y otra vez, no pudo seguir conteniendo a Juan en su boca. 
-si, así haceme acabar, así. Uyyy que bueno- dijo ella entre gemidos y quejidos. 
Ahora Juan la tomó del brazo, para llevarla a una mesa cercana, la besó largamente antes de depositarla sobre ella. 
Greta aún estaba bajo el influjo del reciente orgasmo, era un mero juguete en manos de los hermanos, recostada de espaldas sobre la mesa, con sus piernas abiertas, esperaba que la cogieran, no importaba quien, solo importaba que le dieran pija, mucha pija. 
Juan se colocó entre sus piernas, la sostuvo de la cintura y la penetró tan violentamente como su hermano anteriormente. Ella arqueó su espalda mientras volvía a gemir vigorosamente. 
-huy hijo de puta, que buena verga…- exclamó ella 
Juan embestía una y otra vez con fuerza inusitada, Greta gemía y resoplaba repetidamente mientras apoyaba sus pantorrillas en los hombros de Juan. Mauricio rozó con su verga la boca de Greta, que al instante la deglutió casi en su totalidad. 
-ahí la tenés a la señorita, vino a defenderlo al cornudo y ahora está enfiestada- exclamó Juan riendo. 
-¡bonita forma de ayudarlo!- respondió Mauricio. 
Una vez más Greta estaba bajo el control de los hermanos, que la inundaba de placer y morbo. Por un largo período todo siguió tal cual. Mauricio con su verga en la boca de Greta, quien con las piernas en alto, recibía las atenciones de Juan. 
Nuevamente fue Juan quien tomó la iniciativa, deslizó sus manos por la espalda de Greta y la levantó en brazos, quedando ella trepada a él mientras la pija se le clavaba hasta las entrañas. Greta parecía estar en las nubes, gozando como nunca en su vida, y dominada por ese goce, buscó con desesperación el cuello de Juan, para besarlo. Mauricio se colocó tras Greta, que sintió como la verga rozaba la raya de su culo. Juan detuvo sus movimientos para permitir que su hermano penetrara el culo de Greta. Una vez más la saliva para lubricar y la pija que ingresa en el apretado culo. 
-dos pijas, muy duras y gruesas- profirió Greta mientras giraba un tanto su torso. 
La posición era de lo más complicada: ambos hermanos frente a frente, mientras entre ellos Greta abrazaba con sus piernas a Juan, pero solo uno de sus brazos se sostenía del hombro de Juan, el otro se apoyaba sobre el de Mauricio. 
Greta cabalgaba entre ambos, sentía por primera vez en su vida dos vergas que la asaltaban deliciosamente mientras su boca besaba a uno y otro hermano. 
Mauricio fue el primero en dar signos de estar a punto de acabar, en pocos segundos Juan se encontró en la misma situación. Detuvieron la acción e hicieron que Greta se arrodillara nuevamente entre ambos. Tanto Juan como Mauricio comenzaron a pajearse, mientras Greta esperaba ansiosamente la lluvia de leche sobre su rostro. Cuando ambos hermanos comenzaron a explotar, ella buscaba con su lengua cada gota de semen, mientras sus manos esparcían las que caían sobre sus tetas. 
En pocos segundos ella se encontró cubierta de la leche de los hermanos, que como leones cansados fueron apaciguándose lentamente. 
Greta se puso de pie y rió con ganas 
-no me puedo ir así, por culpa de ustedes me voy a tener que bañar- exclamó 
-el baño está allá- señaló Juan 
Greta comenzó a juntar su ropa, a propósito apuntó con su culo en dirección a los hermanos, luego segura de que ambos miraban giró hacia ellos. 
-¿van a dejar que me bañe solita?- preguntó 
Ambos se acercaron a ella, que hábilmente tomó las dos pijas en sus manos y comenzó a caminar. Los tres entraron al baño. Salieron de allí casi una hora y media después. 
Cuentan los chusmas del barrio que nunca más los hermanos molestaron a Carlos, y que fue Greta quien se encargó semanalmente de que ambos hermanos se mantuvieran tranquilos. 

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