Belén, mi vecina... el mejor culo del edificio

Admito que a veces buscaba excusas para ir a verla. 
Quizás esperaba que lleguen las facturas de luz para agarrar la de ella y llevársela, o hacía algún ruido fuerte, para poder ir a su departamento, a preguntarle si estaba bien, si le había pasado algo. 
A veces salía al pasillo a la hora en que ella llegaba, cualquier excusa servía. 
Pero necesitaba verla. 
Hacía casi dos meses que me había mudado a mi nuevo departamento, un edificio nuevo, y en mi piso, el cuarto, sólo tenía una pareja de vecinos. 
Belén y Pablo. 
Tendrían 30 años cada uno, creo que Belén era muy chica. Se habían mudado hace un tiempito más que yo, primera vez que vivían juntos. No se casaron porque no creían en eso. En mi mente, no se habían casado porque Belu era terrible trola, y no quería perderse la fiesta sin culpa que le permitía estar soltera… 
Sin embargo, era todo lo contrario. 
La primer semana viviendo allí los conocí, sin más intenciones que ser buenos vecinos. Ellos estaban volviendo de almorzar afuera, un sábado, cuando yo estaba en medio de la mudanza. 
Admito que ésa vez, Pablo me pareció un copado, y ella divina, hasta ahí. Tenía puesto un vestidito negro que le resaltaba el pelo negro cortito y los ojos gigantes, pero nada más. Era bajita, no creo que llegara al metro sesenta, y sonreía por cualquier boludez. 
No tenía tetas grandes, al contrario.. eran de esas tetitas que las chupás cinco minutos y después querés seguir, cambiar rubro… Y con el vestido, no le pude ver la cola… entonces seguí con lo mío, levantando cajas, acomodando muebles, laburo de mudanza. 
Mi adicción por ella comenzó tres días después. 
El martes yo volvía de trabajar, cansado, y todavía me faltaba desempacar varias cajas. Oh, sorpresa, me la encontré a Belén en el ascensor. 
Nos saludamos como si nada, charlamos boludeces y todo siguió normal… hasta que la despedí, con la mano, y la ví alejarse… En unos pantalones blancos, apretaditos, justos para su medida, a Belu se le marcaba una tanguita negra espectacular, coronando un culo de esos que te dan ganas de besar, morder, chupar y dejar las marcas de los colmillos. 
Me quedé embobado con ese orto, y lo único que pude pensar en toda la tarde era en cómo hacer para cogerme a Belén. 
Decidí ir con paciencia, ella conviviendo hace poco tiempo con Pablo, seguramente iban a tener alguna disputa fuerte, algún problema de convivencia y ahí aparecería yo, el vecino salvador. 
Esa semana no la volví a ver, pero la siguiente me la encontré en el supermercado de la esquina y, cargándole las bolsas, volvimos juntos hasta el cuarto piso. Me contó que ella trabajaba de secretaria en una oficina en una empresa con varias sucursales en el país, y que así es como lo conoció a Pablo. Él era uno de los jefes de área de producción, por lo cual viajaba todos los meses a distintas fábricas, en diferentes puntos del país. 
“golazo”, pensé. Le conté que yo laburo de cocinero, y entre una cosa y otra me terminó contando que su plato favorito son los ravioles. La invité al restaurant donde trabajo, a que viniera a probar, y dijo que hablaba con Pablo y seguro se venían… pero todo quedó ahí. la acompañé con las bolsas hasta su depto, y con un beso en la mejilla nos despedimos. 
A los dos días me encontré con él, con el suertudo que comía ese culo todos los días, y charlando en el pasillo me contó que la semana siguiente le tocaba viajar a Salta por unos días, se iba el lunes y no volvía hasta el jueves. 
Perfecto para mí, que laburo fuerte los fines de semana. 
Se me ocurrió la estrategia de mi vida. El martes siguiente a la partida de Pablo, volví del Restaurant y pasé por el supermercado, para abastecerme de las cosas que iba a necesitar para esa noche… 
Tipo 9 de la noche le toqué el timbre, carita de inocente, diciéndole que me había quedado sin manteca para los ravioles 
- Ravioles? 
- Sí, por? 
- Te dije que son mis preferidos! 
- Ah, cierto, me había olvidado.. qué colgado! – Me hice el boludo - Si querés te doy un plato, para vos y Pablo 
- No, Pablo no está.. se tuvo que ir a Salta.. 
- Y vos vas a cenar sola? 
- Sí, ahora iba a ver si me pedía algo 
- Y por qué no cenás conmigo? 
- … - Belu dudaba.. no sabía la que se le venía 
- Dale, como buenos vecinos! 
- Bueno dale, me cambio y voy 
Veinte minutos después, vino Belén. Yo ya había puesto la mesa, una vela para hacerme el romántico, y tenía la cena casi lista. Obvio que había abierto un vino, y ya tenía el champagne en el freezer, para dar vuelta a la putita ésta. 
Para colmo, cuando le abro la puerta veo que vino con el pantaloncito blanco del día que me enamoró.. casi tiro los ravioles y la cojo ahí nomás. 
- Pasá, sentate, en cinco minutos tengo todo.. andá sirviendo el vino! 
- Vino mejor no, Mariano, no tengo mucho control jaja 
- Imposible! Soy cheff, nada mejor para acompañar unos ravioles que un buen vino tinto. Aunque sea una copa, dale. Yo después te freno 
- Mmm bueno dale – dijo, y sirvió-. Te gusta cómo estoy vestida? 
- A ver – me asomé, haciéndome el boludo- sí, estás linda, zafa 
- Zafa? Hace un par de semanas me pareció ver que te encantaba este pantalón 
Ahí entendí lo puta que era. Sabía que esa noche me iba a comer esa colita. 
- Por qué lo decís? 
- Nada, nada.. me habrá parecido 
Comimos, le encantaron los ravioles, y habiendo terminado el vino, agarré el champagne para brindar. 
- Más? – preguntó 
- Una copita para el brindis… o me vas a decir que la estás pasando mal? 
- No, al contrario… ojalá Pablo me tratara así como vos 
- Te trata mal? 
- No, pero ya no hay este romanticismo… ya me coge como a una puta… 
- Y cómo te gusta que te cojan? 
- Ay, Mariano! Con amor… que me cocine, me coma con la mirada toda la cena… 
- Como yo! 
- Y… algo así, sí – pero no la dejé terminar 
Apenas terminó de decir eso, me abalancé sobre ella y le comí la boca. O estaba muy caliente, o me tenía ganas de hace rato… pero el beso que me devolvió me quemaba en los labios. 
Haciendo uso de mi fuerza, la levanté y la llevé hasta la cama. Me saqué la remera y me frenó 
- Pará… no puedo 
- Él no está acá, si él te deja sola, vos sos mía 
- No, no, no es por él… estoy indispuesta 
Qué mejor excusa! 
- Dejá, yo me ocupo de eso 
Me terminé de sacar la ropa, y le saqué a ella la remera. La trola había venido sin corpiño… y las tetitas que tenía, resultaron más grandes de lo que esperaba… la estuve chupando un buen rato, mientras ella con la mano me acariciaba los huevos, la pija… yo estaba más duro! 
En un momento me frené, y le saqué el pantaloncito blanco… POR DIOS! 
Ése culo envuelto en una tanga rosa, que se perdía en medio de dos cachetes pálidos pero gigantes, paraditos, que invitaban a darle un buen lengüetazo… sin embargo ella tomó el control, y dándose vuelta me acostó en la cama. 
Agarró mi pija con una mano, mientras con la otra se acariciaba la concha por sobre la tanguita… me dijo ‘te gusta que te la chupen?’ y sin esperar respuesta se comió mi pija hasta el fondo, chupando la puntita, el tronco.. haciendo gemidos cortitos, lamiendo suavecito los huevos… esa turra me estaba matando. 
Cuando estaba por acabar la frené, y le quise chupar la concha… pero me detuvo, me dijo que no quería que nuestra primera vez fuera tan chancha, que ella me iba a hacer acabar pero que para coger esperáramos hasta la próxima. 
Ni lerdo ni perezoso, le dije ‘entonces, déjame jugar por acá’ 
Y sin esperar respuesta, la dí vuelta y le corrí el hilito de la tanga rosa, y metí la lengua hasta probar ese culo perfecto que tanto quería comer… 
Estuve dos minutos así, hasta que lo noté bien dilatadito.. y sin dudarlo metí la poronga. 
El grito que pegó Belén creo que lo despertó al marido en Salta, a 1000 km! 
Pero a mí no me importó. Más despacito empecé con el mete y saca, llegando cada vez más adentro y sintiéndola calentita y excitada. A esto le agregué unos suaves cachetazos, que a medida que ella iba gimiendo más y más fuerte fueron aumentando en su intensidad, hasta que, sin avisarle, bombeé un poco más fuerte y le llené el culo de leche. 
Después de acabar, me acosté al lado de ella, que antes de darme un beso, me dijo “sos un boludo, quería que tragarme tu lechita’. Le dio un beso a mi pija, y se fue desnudita a su departamento.

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