el profe con una estudiante virgen

Ella tenía 18 recién cumplidos. Trabajaba yo entonces en una pequeña escuela. Vicky era mi alumna y cuando ella hiba a clases al terminar platicábamos de muchas cosas y yo le decía cómo debía ella escoger un hombre que la tratara bonito como ella se merecía. Tenía la juventud y belleza para darse el gusto de elegir. Le decía que el hombre debe saber estimular a la mujer paso a paso y que no hay nada malo en tomar la iniciativa. Que si su novio no la comprendía de esa manera se buscara otro. Creo que ella se sintió segura con mis consejos y mi forma de pensar. Es morena y tiene unos ojos hermosos, grandes y cuando llegó al barrio me gustaron sus pechos de buen tamaño. Siempre me he sentido atraído por un buen par de melones. Me vuelvo loco de deseo al ver una mujer así. Los de Vicky se veían firmes y juveniles. Sabía que era virgen pues ella me lo había confesado. Y que tenía 17 y en 5 días cumpliría los 18. Sus únicas experiencias sexuales era masturbarse y que se la había chupado a su novio algunas veces. Debo confesar que me excitaba su falta de experiencia. Uno de esos días me sorprendió cuando platicábamos por teléfono y me dijo –hoy cumplo 18, y quiero que seas tú en mi primera vez, me voy a ir en unos meses y prefiero hacerlo con alguien como tú antes de irme -. 

Me sentí halagado por esa idea y nos pusimos de acuerdo para vernos, era Martes. -El jueves estoy sola en casa-, me dijo. Pero yo preferí llevarla a un hotel para evitar que nos interrumpieran, el jueves que nos vimos Vicky ya tenía 2 días de haber cumplido los 18. Iniciar a una jovencita es algo como un regalo muy especial para mí, y yo quería que fuera una maravillosa experiencia para ella. En el hotel ella se mostró decidida, nos besamos dulcemente. Estábamos de pie. Nuestras ropas fueron cayendo una por una, sin prisa. Ella me besaba apasionada y excitada. Al fin nuestros cuerpos quedaron desnudos y pude apreciar su belleza en todo su esplendor. No era flaca ni gorda, tenía la figura que a mí me encantaba. Su piel morena, sus caderas pronunciadas, su cabello negro y ondulado y unos ojos color miel hermosos que me miraban con deseo. Yo tenía el miembro parado a mil y ella lo sentía rozando en su vientre. Era maravilloso sentir en mi pecho sus turgentes y firmes tetas pegadas a mí. Yo la acariciaba toda, como un pulpo goloso y hambriento, besándola por todas las partes de su cuello y manoseando sus tetas. Ella gemía y me abrazaba comiéndome a besos. Luego la llevé suavemente a la cama y la besaba en las piernas, en su vientre, en todas partes. Hasta besé sus pies y ella gemía cuando lo hacía. Luego me acerqué por en medio de sus piernas con mi boca como un lobo lujurioso avanzando hacia su sexo. Cuando sintió mi aliento en su rajita como que le dio pena y quiso apartarme y le dije -confía en mí, te va a gustar-. Entendí que nunca le habían mamado su rajita. Eso me puso el miembro mas duro de lo que ya estaba. 

-Grita y gime si quieres hacerlo, no te reprimas-, le dije. Yo sabía que la hiba a hacer brincar de gozo. Le pasaba mi lengua muy suavemente por su rajita acariciándosela, la tenía hinchada de excitación. Olía deliciosa y se sentía bien mojada. Luego mi lengua fue más atrevida y las lamidotas en su cosita la hacían gritar en el cuarto del hotel. Ella se estremecía toda pero abría mas sus piernas y agarraba mi cabeza. Yo como podía estiraba mi mano y le acariciaba de vez en cuando sus tetas. Ella estaba jadeando de deseo, sabía que la tenía a mi merced. Fue entonces que le dije hiciéramos un 69 de lado. -¿qué es eso?-, me dijo. Y me acomodé invertido a ella y mi pene quedó a la altura de su cara. Hundí mi lengua entre sus piernas y seguí mamándole su tierna rajita, casi la devoraba. Y sin decirle nada Vicky se prendió de mi pene con sus labios. La tengo gruesa así que la niña de vez en cuando tenía que sacársela para agarrar aire, pero volvía impetuosa a su faena. –Juguetéame el miembro con tu lengua, saboréalo nena, es todo tuyo- le dije. Eso la excitó mucho, y me mamó el pene de locura. Era tan rico que tuve que decirle que si no me soltaba le hiba a descargar mi leche en su boca. La niña estaba prendidísima, pero se sacó mi verga de su boca y comenzó a masturbarme. Me lo jalaba y jalaba como si quisiera arrancármelo del cuerpo, yo tenía su concha en mis labios así que toda su voluntad estaba en mi poder. Le chupé su rajita hasta que la hice venir a chorros con todas sus ganas, su vientre se estremeció y con mi boca le chupé todo lo que salía de su rica cosita. Y en ese momento le descargué toda mi leche. Un disparo tras otro le vacié en su cara. La llené toda, y para mi sorpresa después de terminar de venirme Vicky usó mi verga para embarrarse mi semen por toda su carita. Luego se la volvió a meter a la boca y siguió chupándomela. Estaba como poseída y me agarraba de las nalgas para meterse mi pene más adentro hasta su garganta. Cuando terminamos ella misma se sorprendió de lo que había hecho y se apenó pero le dije que yo lo había disfrutado mucho que el agradecido era yo. Hacerme venir desde el inicio era bueno para no venirme tan rápido cuando entrara en su rajita. Yo sabía que una vagina virginal y apretadita me podía hacer venir prematuro así que debía estar preparado para su penetración de iniciación.

La dejé que se repusiera un poquito, Vicky estaba rendida de la tremenda venida, quedó acostada boca arriba y yo a su lado. Volví de nuevo a lamerle su rajita y a mamársela bien rica. Ella se prendió de nuevo de mi pene y al instante me lo puso duro de nuevo. –La tienes muy grande – me dijo. –Y está tan rica-, decía al tiempo que me mamaba. Yo le puse su concha a tono otra vez, su vagina ya estaba húmeda y caliente de nuevo, una chica joven a esa edad responde de inmediato. Duramos un ratito así. Le quité mi verga de su boca y me puse frente a ella de cuclillas con la hinchada cabeza de mi pene apuntando a su virginal rajita, y le abrí más las piernas. Su sexo palpitaba de deseo. Luego le coloqué la cabeza de mi pene en la entrada de su rajita rozándosela. Ella estaba toda agitada, nerviosa pero excitada, -vas a sentir dentro de ti esa misma cosa que chupaste-, le dije. 
Le dije que se relajara y que estaba en buenas, manos y que me dijera lo que fuera sintiendo, que le hiba a doler un poquito al principio pero luego le hiba a gustar. Tengo 18 centímetros de carnoso pene y estaban listos a entrar en su deseosa rajita. Tal vez no es muy grande comparado con otros pero suficientes para hacer gozar a cualquier hembra, y lo he comprobado. Y le empujé poco a poco la cabeza de mi falo en su rajita húmeda, se sentía tan apretadita y tan mojada. Vicky gimió un poquito y me decía que la sentía enorme pero apenas era la punta. Estaba bien apretada la nena. Agitaba sus manitas como echándose aire en la cara, le dolía un poco, se puso roja roja. Pero pedía más. 

Con un dedo le manoseaba el clítoris y se ponía más caliente y yo aprovechaba y se la metía un poquito más cada vez. Cuando la tuvo la mitad adentro paré un momento para que su vagina se adaptara y ella disfrutara lo que estaba sintiendo. Un hilillo de sangre mojó la sábana. Supe que su vagina ya se había adaptado cuando me dijo que estaba sintiendo muy rico. Entonces saqué y metí varias veces esa mitad de tranca. Sacaba y metía sacaba y metía. Y ella se ponía mas mojadita cada vez. Así estuve mete y saca mete y saca entre besos y calientes caricias hasta que la hice venir de nuevo, ella gimió en un intenso ¡ooohhh! que se escuchó en todo el cuarto, entonces entré un poco más y un poco más. 
Yo ya estaba encima de ella, y le metí la tranca hasta el fondo. 
Vicky abrió más sus grandes y hermosos ojos al sentir mi falo por completo dentro de ella. –Ya no más- me dijo, pero ya era demasiado tarde. Todo mi cuerpo ya era una máquina de sexo y deseo. 
La callé con un largo beso en los labios y me quedé ahí unos momentos para que su caliente vagina se acostumbrara a mi tranca, y luego cuando sentí que ella se relajaba volví con el mete y saca vigorosamente. 
-Oooohhh, qué rico es comerse una chica de 18- pensaba yo en mi mente. Su vagina estaba tan mojada. Y mi tranca tan dura y erecta. Vicky gemía y gemía en cada metida, a veces se la sacaba suavemente y se la volvía a meter despacito. Y volvía a darle duro y duro con el mete y saca. La niña gemía y me mordía y me besaba con ansiedad, se estremecía toda, me mordía los labios, estaba desatada de pasión,-qué rico papi . . .qué rico- me decía jadeando de lujuria, y no tardó en venirse de nuevo entre mis brazos. Sus manitas se aferraron a la sábana y su sexo quedó todo mojado. Qué delicia fue sentir su cuerpo joven viniéndose entregada plenamente a mí. Qué tremenda cogida. 
Yo no me vine todavía, me reservé para otra posición que le tenía preparada. 

Descansamos un rato y platicamos y la dejé que se bañara primero por si tenía algo de pena. Después me bañé yo y estuvimos en la cama viendo la tele. Yo escogí ese hotel porque sabía que ponían películas porno en la tele. Y cuando estaba una escena donde la chica se montaba sobre él le dije que si le gustaría hacerlo, ella dijo que sí. Nos besábamos y le metía un poquito los dedos, acariciaba su pelo, su cuerpo todo, y le mamaba sus ricas y firmes tetas. Luego bajé de nuevo entre sus piernas, ella ya no me detuvo, le lamí el coñito hasta ponérselo bien cachondo de nuevo. Me acosté de espaldas y mi tranca quedó como un palo firme apuntando hacia arriba, ella se prendió de mí chupándomelo golosamente. –Llénamelo de saliva por todos lados para que te entre rico- le dije, -Verás qué gozadera-. Luego se montó sobre mí. Me gustó su decisión de hacerlo, ella estaba ganosa de ser penetrada de esa manera. Su sexo no se acomodaba a mi pene por la prisa que ella tenía de sentirlo ya dentro de su vagina. Agarré mi miembro con una mano y lo presenté en la entrada de su ya desvirgada rajita y cuando se montó arriba 
-¡aaayyy!- gritó cuando hiba entrando pero no se quitó. 

-Ahora tú tienes el control sobre mí, hazlo como tu vagina te lo pida- le dije. Se excitó mucho al oir eso, se apoyó con sus manos en mi pecho y se sentó sobre mi miembro. La hinchada cabeza de mi falo se hiba abriendo paso en su mojada cuquita, y por fin el miembro le entró todo. ¿Te gusta? . . ¡qué sientes!- pregunté. –Me siento plena , me siento penetrada hasta el fondo, ¡me encanta tu verga!- me dijo. Vicky estaba arriba de mí y ella no tenía idea de cómo moverse, solo brincoteaba sin ritmo, pero su cuerpo reaccionaba instintivamente buscando satisfacción al sentir mi pene dentro de ella. Temí que me pudiera lastimar en uno de esos brincos descontrolados, así que decidí instruirla para que gozara de mi tranca plenamente. Y yo gozar de su rica y apretadita rajita. 
-Mueve tus caderas suave a modo de que subas y bajes sobre mi tranca, y cuando encuentres la postura y el movimiento preciso, cógeme con toda tu pasión- le dije como todo un maestro. Se sentía tan apretadita que yo hacía un esfuerzo por no venirme. Mi leche estaba ya a punto de desborde. Qué rica nena. Agarré sus caderas y la dirigí poco a poco. Ella aprendió rápido la clase yo quería disfrutar suavemente de su rajita pero ella prefería el duro roce de la fricción. Estaba super caliente –aaayyy papi . . aayy papii- gritaba ella. Por fin encontró el modo perfecto y se convirtió en una ardiente amazona cabalgando sobre mi erecto y carnoso falo. Gemía y gozaba apoyada con sus manos en mi pecho. Y se meneaba duro y duro. Yo le acariciaba las tetas, sus nalgas, sus piernas. Y ya caliente le metía poco a poco un dedo en su culito, lo tenía apretadito también pero ella no respingó, ya estaba en brama comiéndose a sentones mi dura tranca. Era el momento preciso de meterle el dedo en el culo. Me excitó muco eso y ya no aguanté más su apretada rajita, -me voy a venir en ti- le dije, -toma mi lecheeee-. Y le disparé unos chorros de semen en su vagina. 

-Aaaayyy, qué rico qué ricoooo… .- gritó Vicky y de repente se detuvo en seco y sentí sus uñas en mi pecho. La niña se estaba viniendo, sentí su sexo mojándose y las palpitaciones de su vagina contrayéndose sobre mi pene en un orgasmo delicioso. Yo seguí vaciándome en ella llenándola y ella se vino tanto que mojó mis piernas y mis testículos. -Aaaaaahhhhh- grito Vicky como agarrando aire. Mis manos estaban prendidas a sus ricos melones. Vaya que sí tenía tetas la niña, y bien firmes. Era una tetona deliciosa. Su ritmo bajó poco a poco. Y luego nos tendimos rendidos en la cama. Le dije si le había gustado y me dijo que le había encantado. La verdad el encantado era yo de haberla sentido cómo se vino toda. Fue una nena maravillosa. Después de esa vez ella quería más así que nos vimos en otras ocasiones. 

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