Curiosa Violación



Por fin llegué, por caminar con estos tacos ya me duelen los pies ¿Y dónde se metió este boludo? Claro, si la que llega tarde soy yo, se me arma un quilombo tremendo, me dice de todo, pero a él se lo tengo que bancar, ¿Para qué carajo una tiene novio? Me distraigo de mis pensamientos y veo reflejada en la vidriera de una tienda de ropa a una chica de pelo negro y lacio hasta la mitad de la espalda, con una cintura que despierta mucho la atención de los que pasan caminando por la vereda y unos pechos grandes que con un escote recto y algo ajustado resaltan mucho, mi cuerpo me favorece bastante, aprovecho el reflejo del vidrio para acomodar mi ropa, tengo puesto el conjunto que uso siempre en el trabajo, la pollera gris hasta arriba de las rodillas y un saco del mismo color, un poco deprimente pero me hace lucir importante, al igual que mi cara algo seria y los labios apretados, en realidad hoy los tengo así porque hace diez minutos que lo espero al boludo de mi novio, por fin lo veo llegar con cara de asustado y más apurado de lo normal. 

- Hola Lisa – me saluda dándome un beso algo rápido, estoy por responderle el saludo pero me interrumpe – perdoná el retraso pero me acordé que tengo que hacer un depósito en el banco y no encontraba por ningún lado los datos de la cuenta, es acá en frente nomás, no me lleva más de 15 minutos, si querés andá mirando algo de ropa – señala el local al lado nuestro – y cuando yo salgo la pago – asentí con la cabeza y me dio otro beso. 

Ni miró antes de cruzar, a este un día de estos se lo lleva puesto un auto. Mejor me pongo a mirar algo de ropa sino me voy a dormir parada, pero que mala suerte, el local vende pura ropa de vieja, mejor busco otro. Me parece que vi uno a la vuelta cuando venía caminando. 
Efectivamente, este local es mucho mejor, pero se ve que no vende tanto como el otro porque esta medio despoblado todo por acá, ese edificio de al lado está que se viene abajo y le da muy mal aspecto al lugar, que lindo tienen un vestido rojo en vidriera, justamente lo que tenía ganas de comprarme, aunque otro modelito me vendría mejor. ¿Y eso? ¿Pero quién es este? ¿No puede ser más obvio, no se da cuenta que el vidrio es como un espejo y puedo verlo ahí parado con cara de baboso atrás mío?, como si estuviese mirando ropa de mujer. 

- ¡Hey, pará soltame! ¿Qué hac…. – le grito justo cuando me tapa la boca. Intento darle un codazo pero me está agarrando fuerte el brazo, este hijo de puta me va a afanar todo, ¿a dónde me lleva? Creo que es a ese edificio abandonado, sí me está llevando para allá, la puerta se abrió como si nada, la puta madre está todo oscuro, no veo nada, es inútil que intente zafarme, tiene mucha más fuerza que yo, se me está acelerando el corazón. Otra puerta, la abre y me empuja dentro, hay más luz pero no se ve nada más que una mesita de madera vieja y el piso, también de madera todo podrido, me empuja otra vez y cierra la puerta. 

- ¿Qué querés? Tengo poca plata – le digo mientras intento verle bien la cara, pero está mirando para abajo y tiene el pelo un poco largo, se está desabrochando el cinto – No… pará, si querés te doy todo lo que tengo – no me da ni bola, se saca el cinto y se me viene encima – ¡Hay, no! ¡Salí! 
- Cerrá la boca putita o te meto un tiro – señala su bolsillo y veo que lleva algo grande allí dentro, me asusto mucho y quedo muda, me empuja contra la mesa y quedo de espaldas a él con las manos sobre el mueble – si te portás bien no te va a pasar nada. 

Tiene la voz áspera y me está hablando al oído mientras hurga dentro de su pantalón y me tapa la boca con una mano, estoy muy nerviosa y no puedo moverme, me aprieta una teta con fuerza, me duele pero no me salen las palabras, baja la mano hasta mi pollera, me la está subiendo y se me ve la bombacha, que bruto que es, me apretó fuerte la concha, con la otra mano me baja la blusa y dejó una de mis tetas afuera, yo miro ese pezón firme y oscuro que apunta hacia su mano abierta cuando esta se cierne sobre mi teta, siento algo duro en la cola y ya me hizo a un lado la bombacha, ahora sus dedos se mueven como loco por los pelos de mi concha y los labios de la misma, ¡hay! Que bestia, me metió un dedo, instintivamente cierro las piernas y su mano queda apretada entre ellas pero me está doliendo el dedo que me metió, mejor las abro así lo saca. Hijo de puta, en lugar de sacarlo me metés otro más, para colmo me está empujando hacia adelante y quedo con las tetas sobre la mesa, me levantó más la pollera, hay no me la quiere meter, tiene su verga dura entre los labios de mi concha, pero no entra, está haciendo fuerza y me duele pero no entra. 

- ¡Pará che, me la vas a romper! – Al fin me salen las palabras - ¿No ves que está seca? – intento zafarme de él. 
- Bueno entonces vení – me tira fuerte de la ropa y me caí arrodillada en el piso – chupala - se la miro, la tiene muy grande, más grande que la de mi novio es seguro – dale putita, si de todas formas te voy a coger, es para que te duela menos a vos, nada más, o si no te meto un tiro y terminamos ahora mismo – le agarro la verga con la mano, estoy intentando mirarlo a los ojos pero desde esta posición no veo mucho, miro la puerta de reojo pensando en salir corriendo – ni lo intentes, las balas corren más rápido que vos, empezá a chupar – me resigno, mejor empiezo a mamársela antes de que se ponga agresivo, cierro los ojos, le paso la lengua al glande despacito, que sorpresa, es un degenerado limpito, no tiene mal sabor, abro la boca e intento meterla, pero solo me entra un poco más que la punta, la chupo y la saco de mi boca, la vuelvo a meter pero no entra. 

- Nof mfe enftra en la bfoca – le estoy diciendo con la boca llena de verga. 
- Te la vas a tragar igual y andá metiéndote los dedos así se te moja la concha. 

¿Me va a dar órdenes todo el tiempo? Prefiero seguirle la corriente, voy a separar un poco las piernas y me voy a meter los dedos, no dejo de intentar comerme la verga, ahora entró un poco más pero ya la siento casi en mi garganta, me hace salivar mucho, bien ya me entró más de la mitad, con eso seguro se conforma, me toco la concha suavemente porque todavía me duele por los dedos que me metió, me meto un dedo y lo miro para ver si no me lastimo, veo que está bien entonces me lo meto otra vez, me gusta pajearme pero sólo si estoy sola, no con un desconocido delante de mí con su pene en mi boca. 

- Cuando tengas la conchita bien mojada avísame, así te cojo – me dice presionando mi cabeza contra su verga. 

Se está moviendo y hace que la verga entre y salga de mi boca, como me está tirando los pelos me muevo yo también, de esta manera no me duele tanto. Se la estoy llenando de saliva y siento como larga líquido pre seminal dentro de mi boca y no me queda otra que tragarlo, la concha se me está mojando por tanto toqueteo, pero no pienso avisarle, quiero pensar en algo para decirle o hacer, a ver si me deja ir por las buenas, para concentrarlo en otra cosa se la empiezo a chupar más rápido y me meto dos dedos en la concha así no piensa que no quiero colaborar, la siento más abierta y caliente, me estoy frotando el clítoris mientras sacudo mi cabeza de atrás hacia adelante, para concentrarlo más en el pete le agarro las bolas y se las empiezo a manosear, escucho el ruidito viscoso de mis dedos entrando por el agujero de mi concha, los freno un poco porque tengo miedo de excitarme. 

- ¿Ya la tenés mojada putita? – no le respondo, sigo chupándola, separo más las piernas así ve como todavía me estoy metiendo los dedos – Dale, si la tenés mojada decime - ¿Qué hago, sigo chupándola? - Vamos a ver – me saca la verga de la boca y se agacha, me toca la concha y comprueba que la tengo muy mojada – Ahora vas a aprender lo que pasa si no colaborás. 

Me tira de los pelos y me hace caminar hasta la mesa nuevamente, pongo las manos arriba y cierro los ojos, siento su verga entre los labios de mi concha y me preparo. ¿Pero que hace, por qué no me la mete? Me la está frotando de arriba abajo, pone su mano en mi espalda, mis tetas se aprietan con fuerza contra la mesa, siento su verga en el agujero de mi culo y presiona. 

- ¡No, no pará! Por ahí soy virgen – es lo único que se me ocurre decirle. 
- ¿Qué vas a ser virgen? Mirá como está entrando. 

Su gran verga me estaba abriendo el culo, me agarro firmemente de la mesa y aprieto mis dientes para no gritar, siento que me lo está desgarrando, me duele pero sin embargo el culo se me sigue abriendo y deja pasar toda la verga, está retrocediendo, pero como supuse, sólo es para meterla otra vez, ahora entra con un poco más de facilidad, pero me dio una pequeña puntada de dolor agudo. 

- Lo tenés bien abierto mamita, estoy seguro de que te cabalgan mucho el culito – me la está sacando y de golpe me da una embestida con ahínco - ¿Así te gusta putita? - doy un grito, se me metió hasta el fondo, empieza a embestirme y siento sus huevos chocar contra mi cola – Decime mamita ¿te gusta que te la metan por el culo? – Me dice mientras me da embestidas pausadas pero fuertes que hacen que la verga se me entierre toda – dale contestame si no querés que las cosas se pongan feas. 
- S... Si, si me… gusta – podría mentirle pero es mejor decirle la verdad, sino solo lo pondría más furioso. 
- Así me gusta, ¿y te gusta cómo te la estoy metiendo? – Me duele el culo cuando la verga sale y me duele más cuando entra - ¡Contestá! 
- Si, me gusta… me gusta – le digo resignada, se emocionó más, ahora me la mete más rápido y siento succión en mi culo, hace que me tiemblen las piernas – Ohhh, ohhh, mmmfffff ahhhhhh ahahha – no me di cuenta pero me está haciendo gemir mucho. 
- Así te quiero escuchar putita, gritá – me agarra los pelos y eso hace que se levante mi cabeza, me agarra también una teta y empieza a estrujarla sin dejar de moverse rítmicamente en mi culo. 

Elevo el sonido de mis gemidos y pasan a ser casi gritos, tengo la espalda arqueada y la cola bien parada, el desgraciado sabe cómo moverse, en ningún momento la verga se me salió del culo y eso que la está sacando casi completa antes de metérmela otra vez. Siento como el glande intenta abrir más la entrada de mi culo pero luego vuelve adentro con velocidad, esto me provoca… placer, aunque no lo quiera admitir. Como poseída empiezo a mover mi cadera al ritmo de sus penetradas, él me está sacando la ropa, primero mi saco, luego mi blusa, mis tetas saltan cuando quedan libres. Pellizca mis pezones mientras pega su cuerpo al mío, no dejamos de movernos y la verga sigue taladrándome el culo, me sigue dando así y me toma de la cadera, para conservar un poco mi dignidad intento zafarme de él. Me muevo pero me agarra de la pierna izquierda, hace fuerza y me la está levantando, para no caerme la apoyo contra la mesa, así quedo, con las piernas bien abiertas, una sobre la mesa, la otra en el piso y mi concha rozando contra el borde de la madera. La verga en el culo está entrando y saliendo como si nada. Me está gustando pero no pienso dar señales de eso, me la mete y mi clítoris se frota contra la mesa, la estoy mojando con mis fluidos, siento como lo que parecen ser litros de leche están llenando mi culo y mis entrañas, está calentita y se me está saliendo por el agujero, me da unas ultimas embestidas, al parecer ya se terminó esta humillación. Mientras me la está sacando siento como la leche chorrea hacia afuera cayendo al suelo o sobre mi pierna, me pongo de pié y le miro el pene, lo tiene embadurnado de semen pero sigue igual de duro que siempre, me toca la concha y me mete los dedos, yo no puedo dejar de mirar su verga, no sé porque se la estoy agarrando con la mano que se me llena de leche, sus dedos están buscando mi clítoris que está muy duro. Se está alejando de mí, se acuesta en el suelo con la verga apuntando al techo. 

- Vení mamita, ahora te toca por el otro agujerito. 
- No, ya basta. Me voy, dejame en paz – junto mis piernas y cruzo los brazos sobre mis tetas. 
- Vamos nena, ya sabés lo que puede pasar si no venís, además se te notan las ganas, vení que te voy a coger como nunca te cogieron en tu vida. 

Lo miro a la cara y por primera vez noto que no es un tipo feo, no es hermoso, como mi novio, pero es aceptable. Me acerco lentamente a él y pongo mis piernas a los lados de su cuerpo, estoy flexionando las rodillas con mucha duda en mi interior, pero cuando mi concha toca la verga siento que esas dudas se desvanecen, la agarro con una mano, la pongo entre mis labios, me agacho y se me mete el glande, me agacho más y empieza a entrar con suavidad, mi concha ya no se resiste a ser penetrada. Me agarra de la cintura, eso me está ayudando a moverme mejor, estoy saltando haciendo que la verga entre lo más adentro posible y que mi clítoris golpee contra su cuerpo. La tengo metida bien adentro y muevo mi cadera en círculos y de atrás hacia adelante, me la estoy frotando bien. La tiene más grande que mi novio, está muy rica, me siento una puta en celo, me está chupando las tetas y yo sigo moviéndome sobre él. Ahora me tira de espaldas contra el piso y se coloca sobre mí. 

- ¿Querés que te coja bien fuerte? – me dice. 
- No, dejame ir, basta – le estoy diciendo pero mientras tanto pienso “romperme la concha papito” – ya me la metiste conformate con eso – “partime en dos” tiene mis piernas apretadas entre sus brazos y me embiste con mucha rapidez – Ahhh, noo sacala, que duele - “Seguí así, hay como me gusta”, junta mis piernas, me pone de costado y me la mete otra vez hasta el fondo – Pará, me estás revolcando toda – “Revolcame para todos lados”. 
- ¿Te meto los dedos en el culito? 
- No, estás loco, soltame – “Meteme todo lo que quieras pero no pares de cogerme” me está metiendo los dedos por el culo y su verga se mueve hábilmente en mi concha, me provoca un orgasmo – Ahhhhhh, aaaaaahhh me hiciste mal – “Me hiciste acabar como nunca” 

Dejo mi dignidad de lado, abro mis piernas y me estoy tirando sobre él, nuestros cuerpos están pegados y me sacudo sobre su verga como loca, otra vez me mete los dedos en el culo y yo me pego más a él. Giro mi cuerpo sobre el de él haciéndolo caer de espaldas, me agarro una teta y la llevo hasta su boca, él con buena predisposición empieza a chupármela, me lo cojo con la misma furia que él me estuvo cogiendo a mí, nunca me había portado tan salvaje en el sexo, aunque siempre soy yo la que controlo la situación suelo ser tranquila. Esta vez conocí la calentura que me provoca ser una mujer sumisa. De mi concha están saliendo muchos líquidos producidos por un segundo orgasmo. Escucho que está gimiendo entonces sé que va a acabar en cualquier momento, arrastrándome por su cuerpo llegué a la verga, se la chupo toda con ganas, que gusto, está saliendo mucha leche, mah sí, yo me la trago, algún día tengo que probarla. Uy, que rica que está, que calentita, cómo me gusta. Me chupo los dedos llenos de leche y sigo chupándosela a él, hasta no dejarte seco no pienso parar. Así, así, lárgame más lechita que me la trago toda. Qué buena paja me estoy haciendo, ya me castigo la concha sin asco, siiii acabé otra vez, ahhh que gusto. 

Estoy rendida en el suelo, veo como él se acomoda la ropa y me mira con una sonrisa. También estoy sonriendo, ni él ni yo nos esperábamos que la cosa terminara así. No me dice nada, sólo sale de la habitación. Mejor me cambio, seguro que mi novio me está buscando por todas partes. 

Uy, espero que no se haya ido, no está por ninguna parte. Por ahí pensó que volví al departamento. Ahhh, no ahí está recién sale del banco, mejor le hago una seña para que me vea. ¡Hey boludo pará que viene un auto! Cruzó sin mirar nomás y antes de que yo pueda decirle algo el auto lo golpeó, por suerte el tipo alcanzó a frenar, pero él está ahí tirado, mejor voy a ver como está. Mirá como se ríe el boludo. 

- No te preocupes amor, no me paso nada. ¡Auch! – me dice sonriendo. 
- Quedate quiero, esperá que llamo la ambulancia, seguro te quebraste algo. 
- Gracias, sos un amor. ¿Vos me vas a cuidad? 
- Obviamente – “A tu amorcito se la re cogieron boludo, y mejor que ni te enteres, para que te voy a hacer sufrir”

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