Polvazo en el bus

Llegaba el verano de mis 23 años y me decidí visitar familiares por el norte del país. Unos días de mucho calor con pileta, asado y birras no venían mal en mi agitado año. Saque pasaje en coche cama por la empresa Flecha Bus. Salí desde la terminal de La Plata en un día caluroso bien de verano. Llegando a Retiro fui por una gaseosa y unos cigarros. Cuando baje las escaleras, encontré haciendo cola para poner las valijas a una morocha divina, era un poco más baja que yo, piernas firmes y flacas, tetas normales y una sonrisa de esas tiernas que tira cualquier pendeja linda de 20 años. Cuando subo al micro me encuentro a la morocha que había llamado mi atención acomodando sus cosas al lado de mi asiento. No había espejo cerca pero me imagino que mi cara delato mis colmillos saliendo de mi boca. Ni tonto ni perezoso le ofrecí ayuda y acomodamos su mochila. A mí me tocaba el asiento del lado del pasillo, enfrente por suerte no había nadie. Habíamos hecho los primeros kilómetros y se dio cuenta que se olvido el mp3 en la mochila de la baulera de arriba y entonces: 
- Me parece que te tengo que molestar, deje mi mp3 arriba por boluda. 
- No hay drama, pedime lo que necesites. 
- Hay muchas gracias, prometo no joderte más. 
- No es molestia, si vamos a compartir un viaje tan largo mejor que nos llevemos bien no? 
- Comparto tu opinión. Entonces te cuento que me llamo Laura. 
- Un gusto Laura, soy josema. 

Y entonces se paro para pasar por delante de mí, no sé si lo hizo de perra o de ingenua que era pero en ese momento dejó descubrir el pedazo de ojete que llevaba puesto. Me volví loco!! Tenía el pantalón de jogging elastisado que la marcaba bien y buscando su bendito mp3 se había puesto en punta de pie dejando que la remera se le levante naturalmente para mostrar una pancita marcada, se notaba que hacia algún tipo de deporte. Pegamos onda rápido y hablamos de muchas cosas para tomar confianza. Ya en la ruta y con la noche cayendo fui llevando los temas a lo más interesante. No tenía novio y también estaba yendo de vacaciones dispuesta a encontrar nuevas aventuras. No íbamos a estar lejos así que asegure su teléfono celular y mail para encontrarnos esos días. 
Nos dieron de cenar y de postre ofrecían whisky, cosa que aceptamos como excusa en común para entrar más en confianza. Nos dieron una especie de manta por si sentíamos frio con el aire acondicionado y una almohadita para recostarse. Lindo se puso cuando pusieron la película y nos apagaron las luces El micro estaba en silencio mirando la peli. Yo por mi parte quería asegurar la movida y avanzar algo, tenía toda la noche para eso. Pero Laura me tomo por sorpresa y confesó que estaba cansada, quería dormir y recuperar las noches perdidas de estudio por los finales que había rendido. Ahí se fueron mis intenciones, me recosté mirando la peli con las manos en los apoya brazos y pensaba cual iba a ser mi plan B para encararla. Laura se acomodo de espaldas a mí y en ese movimiento dejo se culo casi pegada a mi mano izquierda. No había más de 2cm de distancia y era cuestión de que yo también me acomode. Por eso mismo recline mejor el asiento y agarre todo el apoya brazo tocando con mi parte exterior de la mano su cachete que estaba mas cerca. Ella no se quejo en ningún momento por la situación, todo lo contrario, volvió a acomodarse y ahí sí me mano quedo atrapada entre mi asiento y tremendo ojete. No dude un segundo, di vuelta mi mano y con una maniobra lenta mi palma cambio el apoya brazo por el culo de Laura. Tampoco ninguna señal de desagrado. Habrán pasado unos 3 minutos con mi mano quieta sobre el cachete, entonces decidí acariciarlo despacito. Era perfecto, bien compacto, duro, firme. La situación me supero y me puso la pija al palo, tuve que acomodarla para que se estire bien entre mi yean. Mis caricias eran suaves, en forma de círculos, de vez en cuando apretándola con firmeza. Ahí sentí el primer suspiro de excitación. Le estaba tocando el culo a tremenda pendeja en el medio de un micro de larga distancia llena de gente, si bien había cumplido con fantasías de un lugar público nunca me imagine esa situación. Me corazón empezó a latir cada vez y mi pene latía al mismo ritmo. Ella se volvió a acomodar y se levanto la remera a medio cuerpo. Yo al ver eso deje las caricias suaves y redoble la apuesta bajando hasta el otro cachete del culo y entre tanto pasar mis dedos entre esa raya de culo perfecto. Sentí que tenía una tanguita muy chica y mi entusiasmo fue tal que ya mi dedo índice encontró ese ano dispuesto a ser estimulado. Dio un pequeño saltito de placer cuando presione mi dedo por primera vez. Ahí levante el apoya brazo y me puse también de costado para usar mis dos manos. Entonces con una mano acariciaba los cachetes mientras con la otra mis dedos se perdían en esa raya. La calentura de los dos era tremenda y cada uno la trataba de disimular al máximo para que nadie se enterara. Había pasado como media hora y una vez más la muy turra encaro de nuevo, levanto la pierna apoyando el pie sobre el asiento dejando al aire libre además del culito también la conchita. Yo sabía lo que venía entonces comencé las caricias por la espalda para que se caliente mejor. Llegué hasta la rayita del culo y de a poco fui bajando, primero pase por el ano y seguí de largo para sentir esa conchita. Había empapado todo el jogging de lo mojada que estaba. Con dos dedos bien mojados jugué en su conchita con la ropa puesta. Ella mientras tanto había comenzado a tocarse discretamente una teta por debajo de la remera con una mano y con la otra de vez en cuando acompañaba mis dedos a su tajo. En eso ella estiró toda la manta que nos habían dado para taparnos por si alguien pasaba y descubría lo que sucedía. Yo no dude y como ya estábamos camuflados empecé a bajarle el pantaloncito de a poco, ella bajó la pierna para ayudarme y eso hizo que la deje con la tanga en las rodillas. Tenía a Laura desnudita con el culo apuntándome y predispuesta a jugar. Ahí nomas lleve mis dedos para sentir esos jugos vaginales, tanta lubricación había que mis dedos resbalaban como skyies en la nieve. Tenía una conchita rapada, sus labios vaginales eran chiquitos. Con un dedo estimaba el clítoris y otro de mis dedos abría paso de a poco en su cuevita. Cuando ya mi dedo se acostumbró a su cavidad, llamo a otro dedo, ahora eran dos los que la penetraban bien profundo. De vez en cuando me ayudaba con uno de sus dedos a jugar con el clítoris que estaba tan hinchado que iba a reventar en cualquier momento. Después me agarro la mano que la estaba penetrando y apuro el ritmo, me estaba marcando que lo quería más profundo y más rápido. Que pedazo de trola!! Le di el gusto y ya eran tres los dedos que le daban placer, bien profundo, bien rápido, bien bruto. Cuando sentí la respiración de Laura cada vez más fuerte y en ese momento se le escapo un gemido tímido. Había acabado como las mejores. Sentí mis dedos empapados con sus fluidos vaginales. Laura se dio vuelta con la manta envuelta y me dijo: 
- Que manera de conocernos!!! Me hiciste acabar como nunca. 
- Te gusto mucho? 
- Mas que mucho. Sabía que te iba a tener para mí pero no imagine que iba a ser acá y ahora. 
- Yo pensé lo mismo, esto fue espontaneo y me encanta conocerte así pendeja. 
- Bueno ahora me toca a mi descubrir lo que te traes ahí abajo, me vas a dejar? 
- Si te animas es todo tuyo así que empezá a jugar como más te guste…. 

El ambiente estaba oscuro y me recosté a esperar mi recompensa. Laura se puso de espalda al pasillo y estiro la mano derecha para acariciarme la panza y levantarme la remera, paso suavemente la mano por mi miembro que rebalsaba a simple vista y comenzó a acariciarlo. No aguanto mucho tiempo y desprendió mi yean, abrió mi bragueta y descubrió que mi bóxer negro era una carpa para diez personas. Tengo que reconocer sin ser arrogante que calzo bastante bien!!. Sentía mucho mejor los juegos que inventaba, con dos dedos recorrió la longitud de mi tronco y subía con cuatro dedos. Miro para todos lados en señal de que se venía algo bueno y fue ahí cuando dejo respirar mi pija por el tajo medio del boxer. No nos podíamos ver la expresión en la cara por lo que calculo que esos 10 segundos que paso sin tocarme eran para apreciar tremendo miembro levantado. Después con toda su mano me lo agarro y comenzó a pajearme de una manera muy lenta, mi glande se escondía y salía a su placer. Intercambiaba caricias y jugaba con mi prepucio. Relajados los dos y sin apuros ya habían pasado más de una hora de estar así. Yo pensaba por dentro que estaba siendo sin dudas la mejor paja que me habrían hecho por eso decidí seguir alimentándola y me acorde que tenía en la mochila el clásico y efectivo gel intimo de Tulipán. Laura acepto la idea gustosa y derramo todo el gel del envase por toda mi pija. Así la paja se hace más intensa y los hombres las disfrutan mas. Los movimientos ya eran fuertes y llene todo mi tronco con tanta sangre que parecía que iba a haber lechita para todo el micro. Ella se dio cuenta de eso y me puso un preservativo por el bien de los asientos de adelante. En eso mientras me hacia la paja con una mano, con la otra me acariciaba el pecho y me decía muchas burradas al oído; la ultima fue “papi quiero toda esa lechita para llevarme de recuerdo”. Ahí fue cuando me corrí estrepitosamente por largo rato y ella lo disfrutaba sintiendo el semen caliente en la punta del forro. Me saco hasta la última gota y siguió con sus caricias un rato mas. Mientras nos contábamos lo que sentíamos de todo eso y nos reíamos, quedamos en que esa fue la mejor forma de conocernos y que estábamos muy calientes por saber como seriamos en la cama. 

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