La vi el otro día con su marido, y moviendo ese culito tan apetitoso. ¡Que buena cola que tenia! No era grande, pero si bine redondita, bien parada, que cuando estaba de pie de perfil se notaba – y aun e nota – la curvatura, y de espalda las nalgas se apretaban pero dejaban ese rombo entre las piernas, para ver el papo desde atrás. 
Era de las que se creen buenas, de las que se quieren convencer que podrían ir al convento. ¡Como me costo cojerla!. Modestia aparte, pero ¡como la reme! 
Pero ella también era calentona, no asumida, pero claentona. Besos y franeleo en el que se prendía como desesperada. Y por fin llegue a chuparle la concha. Se resistió un tiempo antes de ella sola pedir que la clave, pero ¡como le gustaba que le chupe la concha! Típico de las santurronas, no tomaba la iniciativa nunca, pero se acomodaba solita cuando sabia que se venia la piletada y dedeada. 
Al dia de hoy sigo sosteniendo que era una pena que haya que dar tantas vueltas para que ella disfrute, por que cuando le salía la puta de adentro era una hembra que gozaba a full. Llego un momento en que solita me pidió que la garche y no dejaba de confirmar que le gustaba y mucho. Me dejaba la pelotas empapadas de cómo se mojaba, y donde sea que estuviese apoyada quedaba el brillo de sus flujos en un charco. 
Cada cojida era como si fuese la primera vez, había que convencerla que me me haga el favor de hacerla gozar como guarra. 
En esa estaba una vez, ella acostada boca abajo, mimos, besos, caricias, y me dice que no puede por que esta indispuesta. Maldición, pensé para mis adentros, pero me gustaba mucho verla gozar, y con las caricias, a pesar de lo que decía su boca, se retorcía bajo mis manos. Asi que continué. Bordeaba su tanga con mis dedos y me arrimaba cada vez mas a su sexo. Ella me detenía. 
- No vas a poder (intento burlarse entre suspiros), ya esta ocupado 
Y me percate del hilito del tampón que salia de su vagina. 
Pero a mi me produjo el efecto contrario. Había menos posibilidad que se manche, que se ponga incomoda. Asi que me fui a su clítoris y con un poco de saliva empecé a pajearla. 
Aunque ser reiterativo: confirmado, disfrutaba cada orgasmo como si fuese le mejor droga del mundo. Nunca supe si se pajeaba sola, si sabía masturbarse siquiera. Pero que la hagan acabar tocándola no había duda. 
La hice acabar varias veces. Y aproveché la excusa de que su conchita estaba tapada para lubricarla con aceite de bebe. Como resbalaban mis dedos! Como se retorcía. Eso si, después de cada acabada, quedaba boca abajo, con las piernas medio separadas y la bombacha corrida. Parecía insaciable. Tenía que saciarla (como estaba mi pija es historia a parte) 
Roce su ano y se ve que la mojigata estaba descuidad por que la puta hizo que se dilate, haciendo que la yema de mi dedo se hunda un poquito y la haga suspirar. Entonces volví a hacerlo pero la monja estaba mas atenta y me sujeto la mano: 
- no ahí no 
- shhh, te gusto o no? 
- No se, pero ahí no 
- Vos dejame a mi 
Y antes que me responda eché otro poco de aceite y volví a masajear su orificio apretado que, sin soltarme la mano, se volvió a relajar. 
No entraba ni la primer falange de mi dedo pero se notaba como todo su cuerpo se dispuso, sino a goza, a dejarse hacer. 
Lentamente, con pequeños círculos y amentando la presión, mi dedo índice se fue hundiendo en su ano. 
Cuando tuve la segunda falange completamente introducida, empecé la culeada a dedo. No hizo falta mucho para que gire su cara que estaba de costado y la tape con la almohada mientras gemía muy , muy fuerte. 
Yo no me detuve, pero fue inevitable que mi dedo se fuese cada vez mas y mas adentro. Cuando lo tuvo completo, cuando mis nudillos separaban sus nalgas, ella empezó a levantar la cola para que le entre mas y mas. Se quiso poner de costado y por la pose, la penetración no era tan profunda así que solita se volvió a poner boca a bajo. 
Cuando me di cuenta, entre los gemidos, llorarba. 
- ¿Estas bien? – Le pregunte 
Solo afirmo con la cabeza, cerro sus manos sobre la sábana, e arqueo empujando su cola para arriba y volvió a hundir su cabeza en la almohada. 
Cuando todo su cuerpo se aflojo y cayo con el dedo clavado en el orto. Una mano que parecía no ser suya me tomo de la muñeca y me hizo salir lentamente. 
Obvio que me ensucié un poco, pero no me importa cuando las veo y siento gozar asi. 
Me fui a lavar y al volver estaba la mojigata en pleno control y plena crisis de vergüenza por lo que había hecho y como se había comportado… 
La calme, le dije a por mi no se preocupe, que me había gustado verla y sentirla a si, que e mi me gustan las mujeres asi. Se calmo un poco 

Todavía no llegué a justificar el titulo del relato, pero lo dejo para una segunda parte asi no se hace tan largo…