Mientras ella jugaba con mi deseo,me estaba volviendo loco de calentura y quería follarla furiosamente.
Y la oportunidad apareció casual, sin forzar nada, cuando ya estaba perdiendo todas las esperanzas. Después de cenar por última vez juntos en ese viaje, mi esposa me pidió que le hiciera el favor de llevar a Yessi y su novio al departamento que Raúl tiene en el otro extremo de la CABA, ya que le quedaba más cerca de la universidad y al día siguiente tenía clases temprano. Mientras mi esposa me hablaba, su hermanita me hacía gestos lascivos detrás de ella. A todo esto Raúl jugaba con mis hijos sin ver como su noviecita se comportaba como una perra.
Yessi jugaba con mi deseo a espaldas de su hermana. Se mordía los labios, pasaba suave su lengua mojando su boquita, empujaba su mejilla con su lengua desde adentro de su boca simulando lo que hizo mi pija aquella mañana, se sobaba las tetas.
Tuve que poner mi mejor cara de poker frente a mi mujer y aceptar con poco entusiasmo su pedido mientras por dentro estallaba de alegría y furia por no poder follármela allí mismo a la putita provocadora.
Después de despedirnos salimos los tres hacia el ascensor (elevador) donde a los noviecitos no les importó mi presencia y se manosearon refregando sus cuerpos mientras se besaban inténsamente. Su inhibición me provocó una gran erección y no pude sacar los ojos de Yessi. "uy chicos me están calentando, paren un poco" les advertí a lo que ellos respondieron con risas que me contagiaron. Pero Yessi desde ese momento no apartó su mirada de mi bulto y es que parecía que se me iba a salir de mi jeans.
El camino desde el departamento de Yessi hasta la cochera donde guarbaba el auto fue normal pero mi erección no bajaba y noté que Raúl también iba empalmado. Me imaginaba las escenas más porno que haya pensado con Yessi de protagonista.
Cuando subimos al auto Yessi se sentó a mi lado con la escusa de indicarme el camino y Raúl se ubicó en el asiento de atrás, justo entre los dos asientos de adelante. Traté de disimular mi ansiedad por el momento que estaba esperando pero se olia sexo (“sex in the air” jaja).
Cuando creí oportuno le tiré la frase matadora a Raúl:
- yo: "la verdad que tu novia está cada día más puta" le dije riéndome y mirándolo por el espejo retrovisor. Yessi reaccionó al instante.
- Yessi: "gracias" me dijo bien gata.
- Raúl : "jaja siiii, es mi puta, jaja".
- yo: "entonces cuanto me cobras por una mamada de Yessi mientras manejamos hasta tu casa" presioné para ver hasta donde lleva el juego"
- Raúl: "por mi te la regalo, si ella quiere te la hace gratis" me respondió mirando a su novia
Yessi le dió un beso muy caliente a su novio y sin decir nada me empezó a acariciar. Primero jugó con mi pelo en mi nuca, me beso el cuello, acarició mi pecho, apretó fuerte mi bulto, bajó el cierre y me dio sexo oral todo el viaje. Ufff que delicia...Fue muy, muy, pero muy excitante sentir su lengua en mi pija. Raúl se pajeaba en el asiento de atrás, le decía frases como "que puta sos bebe", "me encanta que seas tan puta", "sacale toda la leche a tu cuñado", “hija de puta, no tenés límites, se la estas chupando al esposo de tu hermana” y otras cosas más que no recuerdo. Yessi cada tanto soltaba mi pija solo para responder a su novio de la misma forma “si mi amor, soy re-puta”, “me encanta la pija”, “quiero que me llenen de pijas”, “quiero tragarme toda la leche de mi cuñado”. Mi cabeza estallaba de morbo y mi pija estaba como piedra, brillante por la saliba de Yessi.
Las calles de Buenos Aires estaban con poco tránsito por la hora, pero en cada semáforo la gente que pasaba caminando frente a nosotros y los que estaban en los autos a nuestro costados se quedaban mirando el espectáculo. La veían a Yessi hundiendo su cabeza entre mis piernas subiendo y bajando cada vez más rápido y cada tanto miraba hacia afuera mientras me pajeaba y volvía a chuparme la verga. Parecía que no era la primera vez que lo hacían. Me daba la sensación que le excitaba a los dos hacerlo en público y con un tercero. Yo disfrutaba a full, con la adrenalina al tope por la posibilidad que nos pare la policía o nos vea alguien conocido.
Estaba treméndamente excitado pero no podía correrme por los nervios. Mi éxtasis estaba alcanzando niveles impensables y a la vez me sentía intranquilo. Una sensación de mierda, estar a punto de estallar en tu orgasmo y los nervios no te dejan. La quería follar como un animal y no podía mientras manejaba.
Al no saber cómo llegar al departamento de Raúl, manejaba despacio y sin rumbo. Dimos varias vueltas por la ciudad hasta que Raúl llegó a su orgasmo y dijo "sigamos en casa". Yessi le lamió la mano a Raúl dejándosela limpia de semen.
Raúl me indicó el camino mientras su novia seguía chupando y estacionamos frente a su edificio.
Los tres llevábamos una excitación muy notoria, sobre todo a Raúl y a mi que se nos marcaban nuestras porongas en los pantalones, que fueron objeto de miradas lascivas de un grupo de chicas que pasaba por la vereda..
Cuando llegamos a la puerta de entrada del edificio le pregunte serio a Raúl
- yo: "cuanto me cobras por hacerle el orto a tu putita?"
- Raúl: "200" me respondió ante el asombro de Yessi ..
- Yessi: “eeeh... tan poco? Creo que mi culito vale más amor”
- Raúl: “sos mi puta y yo digo cuanto vales, sino se termina todo y la cortamos acá” la amenazó violentamente, lo cual no me gusto, pero tenía tremenda calentura y no quería perderme la oportunidad. A esta altura se notaba que a Yessi le gustaba que se impongan sus machos con violencia, que la dominen como a una potra salvaje domesticada por su amo.
Se los pague discretamente antes que pueda reaccionar y arrepentirse. Subimos los tres a su departamento. En el ascensor Yessi recibió nuestras manos que acariciaban y apretaban todo su cuerpo. Ella en el medio entre los dos, de frente a su novio que la besaba despacio jugando con sus lenguas. Yo le apoyaba mi verga en el culo y le sobaba las tetas desde atrás mientras imaginaba lo que le iba hacer. Estaba en mis pensamientos lujuriosos cuando llegamos al piso y entramos a la casa de Raúl.
-yo: “bueno putita, sacate todo y ponete en cuatro que me traés muy caliente y te voy a partir ese orto delicioso” le dije firme a Yessi tomándola de la nuca y empujándola contra el sillón grande.
- Yessi: “mmm papi, la tenes muy dura y es gordota, me va a doler” me decía como gata mientras caminaba despacio, cruzando las piernas, mirándome fijo a los ojos, con una mirada llena de pasión.
Se paró frente al sillon dándonos la espalda. Mirándonos con su mejor carita de puta inició un lento strep tease, a lo que respondimos inmediátamente con Raúl sacando nuestras pijas al aire y pajeándonos a full. Liberando nuestros deseos le decíamos miles de guarradas que fluían ante el estimulante show que avanzaba y nos ponían re-calientes a los tres en una escalada de excitación.
Primero se desató las zapatillas inclinándose hacia adelante, quedando su culito parado y sus piernas estiradas. Escuchaba a Raúl decirle guarradas como “dale puta, apurate que te queremos en bolas”, “no te hagas desear que me va a reventar la pija de tanto sacudirla”, “ese culito es mi paraíso”, pero mi mirada estaba clavada en Yessi y a medida que subía mi deseo (si es que fuera posible porque estaba al tope de mi excitación) solo la veía a ella, mi objeto de perdición y a nada más. Estaba perdido en el tiempo y en el espacio. Solo sabía que estaba a punto de cumplir mi mayor fantasía y gozar del culito de mi cuñadita.
Después de descalzarse, Yessi apoyo sus manos en su cintura y agarrando el elástico de su calza azul oscuro la fue bajando despacio, muy lento, haciendo pausas. Primero dejó ver el triangulito de su tanga roja, después paro en el medio de su culo, bajó hasta descubrirlo todo, seguía bajando inclinándose nuevamente hacia adelante pero ahora con una vista más excitante de su tanguita perdida entre sus nalgas, y terminó dejando enrollada la calza en sus pies de la cual fue sacando de a uno muy despacio y mientras nos miraba sobre su hombro con carita de nena pícara.
Que visión más erótica, Yessi parada frente al sillón, apoyando sus manos en el asiento, dándonos la espalda y mostrando como desaparece la tanguita en su culo y reaparece en su conchita. El contraste de la tela roja de su tanga sobre su piel blanca despertaban un cosquilleo en mis bolas que como electricidad se propagaba por todo mi cuerpo. Sus piernas juntas y estiradas, sus muslos marcados, su culo redondo de nalgas firmes, todo era un poema, como una escultura griega, como una escena de película porno, cuantas ganas de tirarme sobre ella.
-Yessi: “Les gusta? Sigo?” nos decía mientras se incorporaba y se llevaba el dedo índice a la boca.
-yo: “DIOSSSS!!! Que perra sos!!! Como me calentas nena!!” le dije casi encorvado por tener una mano apretando mis bolas mientras me pajeaba con la otra.
- Raúl: “Estás para el infarto bebe!” se jactaba de su novia.
-Yessi: “Entonces sigo sacándome la ropita o no?” seguía con el juego de bebota infernal.
-Raúl: “Dale, seguí, seguiiiiiiiiii!!!” no aguanto y se corrió otra vez.
Yessi intentó ir por su leche derramada pero Raúl la paró en seco y le ordenó que se quede donde estaba y que siga con el show.
Tuve que hacer un gran esfuerzo por no correrme también. Tenía que aguantar lo más que pudiera. Estaba muy excitado pero no podía perder esta oportunidad. Esa noche lo quería todo y no me importaba nada más. Mi obsesión por culearla era inmensa.
Yessi obedeció a su novio y cruzado sus brazos por delante, tomó su remerita negra y la fue subiendo despacio dejándo su espalda desnuda al descubierto. Como me excitan las mujeres que tienen bien marcada la espalda en “V”. Esa nuca de cuello largo y fino dejando caer su pelo hacia adelante sobre su hombro derecho. Sus hombros y brazos marcados pero finos. Todo, todo me enloquecía más y más.
Estaba casi desnuda, solo en ropa interior, pero ya quería acariciarla, besarla, morderla, chuparla, penetrarla, succionarla, palmarla, pelliscarla, apretarla, todo al mismo tiempo y en ese preciso momento. Pero tuve la entereza de esperar, de contener mi energía sexual que por instantes sentía que me haría explotar en mil pedazos de tanta presión. Mi corazón entraba en un estado de taquicardia incontrolable que parecía el galopar de una tropilla de caballos salvajes.
“Dale puta” le indicó Raúl que avance y complazca mi pedido. “Tu cuñado ya pagó y te dió una orden, ponete en pelotas ya y subite al sillon para que te parta el orto puto que tenes, ese orto que es mio y se lo he alquilado al esposo de tu hermana”.
La tensión que se vivía en ese departamento casi se podía respirar. Raúl y yo desesperados por poseerla y ella que sin prisa se desnudaba sensualmente descubriendo ese cuerpo que ya fue mio una sola vez y que muero por tener de vuelta, esta vez sin restricciones y con la complicidad de su novio.
No apartaba la mirada de su cuerpo. “Te voy a dar toda la noche” le dije y le prometí “vas ha sentir mi deseo sobre tu cuerpo” “vas a sentir el calor de mi leche llenándote el culo puto que tenes pendeja” “te voy a partir el orto y no vas a poder sentarte en una semana” “a esas tetas las voy exprimir como naranjas y las voy a chupar hasta meterlas toda en mi boca”.
Yessi no respondía nada, solo sonreía como nena perversa y se acariciaba despacio todo su cuerpo. Desabrochó su corpiño y bajó bretel por bretel de sus hombros hasta tirarlo a mis pies.
Finalmente mi cuñadita se arrodilló casi desnuda sobre el sillon apoyando sus tetitas en el respaldo, quebrando su cinturita para levantar su culito para mi placer. Uff esa imagen la tengo grabada a fuego en mi mente.
No pasó ni un segundo que ya me tiré sobre ella y me puse a comerle el culito con la taguita puesta . Que placer. Cuanto deseo reprimido que explotaba en sensaciones excitantes. Tenía a mi cuñadita a mi merced. Cada caricia que mi lengua hacía en la entrada de su anito llenaban con saliba toda su piel. Disfrutaba a full. Yessi gemía como loca mientras con mi lengua juga y mis manos corrían su tanguita a un costado y separaban sus nalgas apretándolas con mucho deseo. Mis dedos quedaban marcados en su piel blanca y firme y cada tanto le daba una fuerte palmada en ellas para ponerlas rojas.
El olor delicioso de su conchita me invadió mientras le succionaba y mordía el ano, por lo que no pude contenerme. Le mordí el culo agarrando su tanquita y tiré con fuerza hacia atrás rompiendo sus tiritas del costado para después escupirla al suelo, quedando su conchita depilada ante mis ojos. Yessi se quejó por la brutalidad con que arranque su prenda pero de inmediato suspiró y gimió profundo cuando desesperado le metí toda mi lengua dentro, recogiendo sus jugos, raspando sus paredes vaginales.
Mientras me pajeaba rabiósamente, bebía sus flujos con tanta pasión y gusto que no sabía que pasaba a mi alrededor. Estaba hipnotizado con las sensaciones que provocaba en Yessi, como si estuviera en un trance erótico casi onírico, lleno de morbo y perversión. Solo escuchaba los gemidos de la pendeja de mis sueños, solo sentía su olor, su piel, su sabor. Todos mis sentidos estaban puestos en ella y no me importaba nada más en ese instante.
Por momentos le hundía mi nariz en su anito mientras dentro de mi boca tenía sus labios vaginales que succionaba y llegaban casi a mi garganta. Entre ellos movía en círculos mi lengua dentro de su conchita lamiendo por ratos su clítoris. Durante unos minutos dejé de pajearme para agarrar con mis manos sus nalgas para apretalas contra mi cara en el medio. Realmente estaba disfrutando de ese culo espectacular y de esa conchita dulce.
Al saciar mi sed de conchita, y volviendo a pajearme violéntamente, me dediqué a meterle dedos en su anito, a los que movía suavemente para dilatar su esfinter. De una meti dos sin resistencia. Estaba muy lubricada por la chupada anterior y ella relajaba su orto para recibirme.
Era muy loco porque a mi mano izquierda la movía despacio y suave en su orto y con la derecha me apretaba mi pija mientras me daba sacudidas a toda velocidad.
Metía y sacaba mis dedos del anito de la putita de mi cuñada y disfrutaba viendo como se abría y cerraba. Cada tantanto le volvía a chupar su conchita y su anito como haciendo una pausa en mis embestidas con mis dedos. Mi saliba resbalaba dentro de su orto perdiéndose en su interior que hacía vibrar el cuerpo de Yessi.
Estaba en la gloria y Yessi se estremecía toda apretandose y sobandose sus tetitas.
Después le metí tres dedos a lo que reaccionó con un grito como un chillido de dolor entre jadeos y gemidos. Fué en ese instante que decidi, sin sacarle los tres dedos de su culito, meterle casi toda mi mano dentro de su conchita, con la que acariciaba todo su interior. Fue como si tocara su botón orgásmico porque me inundo todo el brazo con una larga acabada. Nunca deje de penetrarla con mis manos en ningún instante. Yessi gemía fuerte como una perra, como si hubiera corrido una carrera de mil kilómetros. Agitada y casi sin aire me gritaba de placer “Aaaaaahhhh” “Siiiiiiiii” “me matas hijo de puta” “no pares” “soy tu puuuuutaaaaa”. Eso me ponía a full y le daba como loco moviendo rápido mis manos en una paja interminable entre chupadas y mordidas ya en su clítoris. Cada vez más y más fuerte.
El sillón estaba todo mojado. Parecía una pequeña laguna entre sus rodillas con su leche que bajaba por el interior de sus muslos. Mi cara, mis manos y mi pija estaban empapadas también, impregnadas con los jugos de mi putita. Todo su culo brillaba y sus nalgas mostraban las marcas de mi deseo descontrolado con rasjuños y mis dedos marcado en su piel enrojecida. Su clítoris estaba tan inchado que parecía un dedo pequeño de Yessi. Mi pija estaba dura, con las venas muy infladas y caliente de tanto frotarla y sacudirla con mis manos.
Yessi todavía se estaba estremeciendo, vibrando todo su cuerpo al ritmo de sus gemidos, cuando de una la tomé firme con mis dos manos por la cadera y de un golpe le enterré toda mi verga por el culo, sin contemplaciones, sin darle un respiro, con movimientos frenéticos, golpeando sus nalgas con mi pelvis, mis muslos contra sus muslos. Sacaba casi toda mi pija dejando solo mi glande dentro de su orto y se la enterraba hasta el fondo, golpeando mis bolas contra su conchita una y otra y otra vez. La agaraba tan fuerte de sus caderas que sentía clavar mis dedos en sus huesos. Yessi estaba quieta porque la tenía sujeta firme, sin escapatoria de mis enbestidas. Me movía tan rápido que cada golpe contra su culo me reventaba los huevos, provocándome una mezcla de placer y dolor que me llevaban a un estado desenfrenado y lujurioso.
Uuuuffff como apretaba, me exprimía la pija con su orto.
En mi desesperación por estallar en mi orgasmo, la agarré de sus hombros y apoyando mi pecho en su espalda la follaba como un conejo en celo, como un perro rabioso, dejando caer todo mi peso en ella y moviendo mis caderas a un ritmo cada véz más acelerado. Ella recibía toda mi furia erótica en su firme cuerpito clavando sus uñas en el respaldo del sillon, aprentándolo fuerte. Callaba sus gemidos mordiendo sus labios mientras me buscaba la mirada con carita de nena como suplicando más y más. Estaba gozando el tan deseado culito de la puta de mi cuñadita y se lo estaba reventando a pijasos.
Yessi acompañaba mi brutal follada apretando mi pija entre sus nalgas sintiendo más intensa la penetrada en su orto y moviendo sus caderas en ritmo contrario al mio chocando más duro. Gemía como loca y cada vez más fuerte hasta que ya eran gritos. Su orto me quemaba la pija que sentía cada vez menos lubricado y más rasposo en una fricción incomparable, sintiendo un calor que se distribuía desde mi pija hacia todo mi cuerpo. Ella gritaba como loca y por momento se mezclaban sus gemidos con un llanto lamentoso. Pero yo disfrutaba tanto que no podía parar de follarla, de romperle el orto. Llegue a morderle la nuca de lo desenfrenado que estaba.
Entonces su novio se puso frente a ella para llenarle la boca con su pija mientras le ordenaba que se calle porque los vecinos nos denunciarían a la policía.
Yo estaba perdido y no se cuanto tiempo le di con todo por el culito casi adolecente hasta que le llene los intesntinos de mi leche eyaculando una y otra y otra vez sin parar de follarla y al ratito hizo lo mismo su novio en su boquita de puta.
Con Yessi caímos exhaustos y sin fuerzas acostados en el sillon mientras Raúl seguía pajeándose detrás del respaldo sobre nosotros hasta que varios minutos después acabó en el cuerpo de su novia.
La cajera del McDonalds
Publicado por
fantasia fm
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Bienvenido a McDonalds! En que te puedo ayudar? - con esta mecánica frase, la
empleada del local lo saco de sus fantasías eróticas.
- Hola... si... quisiera un Combo Merienda 1. - contesto duditativamente
Andres, le daba lo mismo cualquier menú, estaba ahí para hacer tiempo simplemente.
Recién cuando la cajera comenzó a preparar la bandeja con el pedido, se dedico a
observarla mejor. Era una pelirroja hermosa. Tenia el pelo atado con una cola de
caballo, lo que dejaba apreciar totalmente su hermosa carita pecosa y angelical. Sus ojos
eran verdes oscuros capaces de enamorar a cualquiera con una mirada. Su cuerpo era tan sensual que a pesar de estar usando el poco-erotico uniforme de la empresa, se podian apreciar
todas sus formas. Este hecho no era ajeno a Andres que no lograba despegar la mirada del tremendo par de tetas que se ocultaban debajo de esa típica camisa a rayas rojas. Un identificador
con el nombre "Agustina" colgando de su teta izquierda se movía acompañando cada movimiento de la chica. Cuando la cajera se dio vuelta para buscar las ultimas cosas del pedido, Andrés pudo apreciar su perfecta cola. Era grande pero bien parada y trabajada, sin lugar a dudas una de sus mejores características.
-Son veintitrés con cincuenta. - dijo Agustina, mirándolo con una hermosa
sonrisa.
-Acá tenes. - contesto Andrés dándole un billete de cincuenta.
Mientras le cobraba, Andrés comenzó a imaginarla arrodillada en frente suyo mamándole
la pija con esos carnosos labios mientras él le guiaba la cabeza agarrándola de
la colita de caballo. Probablemente la joven noto lo que estaba generando en Andrés ya que al
darle el vuelto, le regalo una sonrisa cómplice que lo dejo atónito.
Confundido y muy excitado, se dirigió al segundo piso, donde había menos
gente y podía sentarse tranquilo. Pensaba tanto en la cajera que ni siquiera volvió a notar a las
colegialas que un rato antes había visto.
Se instalo en unas mesas del fondo, cerca de los baños, y desplegó todos sus libros y apuntes de la facultad que leía mientras tomaba su merienda. Aunque la imagen de la cajera siguió dándole vueltas por la cabeza todo ese tiempo.
Paso una hora, ya no tenia mucho mas para hacer. Estaba dibujando garabatos en los margenes de las hojas cuando noto una figura que se movía en frente suyo. Levanto la mirada y vio que era la cajera de antes. Ahora estaba limpiando el piso con un lampazo. Andrés sintió que tenia que decir algo, cualquier cosa, esta era su oportunidad.
-Agustina!, no?.. Ahora te toca limpiar? - le salio decir. No podía creer lo estúpido que sonaba diciendo eso. Pero fue lo primero que le paso por la cabeza.
-Ayyyyy si... Ahora me toca la parte sucia. Limpiar los desastres que dejan los chiquitos en el piso. Vos todavía seguís acá? Hace rato te atendi! - contesto Agustina. Al principio tímida, pero aflojándose cuando reconoció a Andrés.
-Si. Todavía acá. Por que lo decís? Te parece que estoy desvirtuando el termino “comida rápida”? - agregó Andrés en un intento de chiste.
-Por mi quedate todo lo que quieras lindo. Pero no te aburre estar solito, acá, sin nada que hacer? - dijo Agustina, con un tono entre picaresco e irónico.
Luego de tirar esta frase, que descoloco a Andrés, Agustina se agacho para recoger unos papeles tirados debajo de una mesa. Se inclino dándole la espalda y casi sin flexionar las rodillas; por lo que Andrés quedó alucinado con un primer plano de esa hermosa cola que tanto estuvo imaginando. Como si la imagen de esa colita parada y durita fuese poco, además podía verse una tanguita negra que escapaba unos centímetros por encima del pantalón.
Este acto puso a nuestro amigo Andrés totalmente excitado y en plan de hacer algo. Ya era evidente que las cosas sobrepasaban el terreno de las fantasías y que existía la posibilidad de llegar a algo con esta chica. Por lo que contesto, con un tono sugerente:
-Bueno. Lo que estoy viendo ahora, no tienen nada de aburrido. Podría quedarme a vivir acá con este paisaje.-
-ah si? … Sabes que alguna vez me dijeron que hay dos tipos de persona, las que admiran un paisaje y las que lo exploran. Que tipo sos vos?
Termino de decir esto ultimo alejándose y clavando una sugerente mirada en Andrés. Con un andar felino, luego de caminar unos metros, se metió en lo que parecía un cuarto de servicio o deposito en donde se guardan artículos de limpieza.
La invitación era tan obvia como inusitada para lo que era la cotidiana vida de Andrés. Esto lo hizo dudar un poco, pero ya la calentura era demasiada y no necesito demasiado debate interno para tomar coraje y meterse en el cuartito de servicio tras la chica.
Entró, cerro la puerta y ahí estaba ella, sentada en un pequeño escritorio que apenas entraba en aquel cuartito. Tenia la camisa abierta, exhibiendo ese hermoso y exuberante par de tetas aprisionadas por un corpiño negro que hacia juego con la tanga. Con una voz que casi imploraba que la cojan, dijo:
-Veo que sos del tipo que explora. Que esperas?-
Andrés, sin decir palabra, avanzo y la abrazo clavándole un apasionado beso en esos sensuales labios. Con sus manos, termino de sacarle la camisa y desabrochar el corpiño. Sus perfectas tetas quedaron liberadas, eran aun mas hermosas de lo que se imaginó. Comenzó a besarlas, chuparlas, jugaba con cada uno de sus pequeños y delicados pezones color rosa cobre. Agustina gemía y miraba hacia el techo ofreciéndose para que él la disfrute en su totalidad.
Luego de un rato, Andrés paró y Agustina entendió que ahora le tocaba a ella. Tal como se lo había imaginado, la chica se arrodillo en frente suyo. Siempre mirándolo con esos ojos verdes, le bajo el cierre del pantalón y saco el erecto miembro que pedía ayuda de esa boquita. Comenzó besándolo delicadamente por toda su extensión. Lo lamia desde la base, hasta la punta reiteradas veces, para luego jugar con el glande dentro de su boquita. Finalmente la trago toda, era increíble ver esos 25 cms de carne entrar en esa delicada boquita sin problemas. Asi continuo por un largo rato. Hilos de saliva con liquido preseminal chorreaban por la barbilla de cajera. Andrés disfrutaba ver como su pija desaparecía entre los labios de la chica acompañada de sonidos viscosos y lascivos.
Como no quería acabar sin antes llevarse “el combo completo”, Andrés le dijo:
-Levantate bombón, quiero esa conchita pelirroja.
-Queres esto ahora? Veni buscarlo – contestaba Agustina subida a la mesa con las piernas abiertas y tocándose por encima de la tanguita negra.
Como un animal en celo, Andrés se tiro sobre la chica, le saco la tanga y comenzó a lamer la conchita mas dulce que jamas haya probado. Estaba totalmente depilada excepto por una tiria de pelo pelirrojo que la hacia aun mas apetecible. Luego de un rato de saborear la almejita pelirroja, la hizo darse vuelta de modo que quedo con los codos apoyados en la mesa dándole la colita a Andrés. Sin mucho preámbulo, nuestro héroe enterró su pija en la mojada caverna de la chica y comenzó a bombearla por un largo rato.
La imagen de la cola de la chica en esa posición era perfecta y Andrés tenia una tentadora visión de su anito, rosado y apretado, que pedía ser penetrado a gritos. Comenzó a jugar con él, primero un dedo, luego dos y finalmente tres. Agustina comenzaba a emitir algunos quejidos pero parecia desearlo mas que nada. Fue entonces, que Andrés colocó la cabeza de su pija en el ya bastante dilatado anito de la chica, y, sin más, la enterró hasta el fondo. Agustina emitió un grito apagado, era claro que se cuidaba de no llamar la atención de alguien en el local. Andrés comenzó el mete y saca, el anito de la cajera se ajustaba con dificultad al grosor pija. Asi estuvieron unos minutos. De vez en cuando, Andrés le agarraba las tetas y clavaba su pija hasta el fondo haciendo que la joven se estremezca y emita mas gemidos mezclados con quejidos.
-Dame la lechita lindo. La quiero toda!. - dijo Agustina entre gemidos.
Andrés ya estaba a punto. La hizo arrodillarse y tragarse todo su miembro. Prácticamente le cogía la cara. La boca de la cajera era como una aspiradora, succionaba como una ventosa. Cuando estaba por acabar, Andrés sujetó a Agustina de la colita de caballo y con la otra mano apunto su pija a la carita de la chica que abría la boca pidiendo la leche. El primer chorro, espeso y blanco, cruzó desde la frente hasta la parte superior de sus labios. Lo demás cayo en la mejilla y parte en la barbilla. Era hermoso ver esa carita angelical prostituida con abundantes chorros de semen. Una sonrisa de satisfacción se dibujaba en la cara de la chica al ver el buen trabajo que realizó.
Andrés se vistió y salio caminando con una sonrisa en la cara y la ultima imagen de la chica: arrodillidata y enlechada. Fue una buena manera de hacer tiempo, pensó.
En su camino hacia la salida, miró de vuelta a las colegialas que seguían hablando en su mesa. Pero bueno... eso quedara para otra historia.
empleada del local lo saco de sus fantasías eróticas.
- Hola... si... quisiera un Combo Merienda 1. - contesto duditativamente
Andres, le daba lo mismo cualquier menú, estaba ahí para hacer tiempo simplemente.
Recién cuando la cajera comenzó a preparar la bandeja con el pedido, se dedico a
observarla mejor. Era una pelirroja hermosa. Tenia el pelo atado con una cola de
caballo, lo que dejaba apreciar totalmente su hermosa carita pecosa y angelical. Sus ojos
eran verdes oscuros capaces de enamorar a cualquiera con una mirada. Su cuerpo era tan sensual que a pesar de estar usando el poco-erotico uniforme de la empresa, se podian apreciar
todas sus formas. Este hecho no era ajeno a Andres que no lograba despegar la mirada del tremendo par de tetas que se ocultaban debajo de esa típica camisa a rayas rojas. Un identificador
con el nombre "Agustina" colgando de su teta izquierda se movía acompañando cada movimiento de la chica. Cuando la cajera se dio vuelta para buscar las ultimas cosas del pedido, Andrés pudo apreciar su perfecta cola. Era grande pero bien parada y trabajada, sin lugar a dudas una de sus mejores características.
-Son veintitrés con cincuenta. - dijo Agustina, mirándolo con una hermosa
sonrisa.
-Acá tenes. - contesto Andrés dándole un billete de cincuenta.
Mientras le cobraba, Andrés comenzó a imaginarla arrodillada en frente suyo mamándole
la pija con esos carnosos labios mientras él le guiaba la cabeza agarrándola de
la colita de caballo. Probablemente la joven noto lo que estaba generando en Andrés ya que al
darle el vuelto, le regalo una sonrisa cómplice que lo dejo atónito.
Confundido y muy excitado, se dirigió al segundo piso, donde había menos
gente y podía sentarse tranquilo. Pensaba tanto en la cajera que ni siquiera volvió a notar a las
colegialas que un rato antes había visto.
Se instalo en unas mesas del fondo, cerca de los baños, y desplegó todos sus libros y apuntes de la facultad que leía mientras tomaba su merienda. Aunque la imagen de la cajera siguió dándole vueltas por la cabeza todo ese tiempo.
Paso una hora, ya no tenia mucho mas para hacer. Estaba dibujando garabatos en los margenes de las hojas cuando noto una figura que se movía en frente suyo. Levanto la mirada y vio que era la cajera de antes. Ahora estaba limpiando el piso con un lampazo. Andrés sintió que tenia que decir algo, cualquier cosa, esta era su oportunidad.
-Agustina!, no?.. Ahora te toca limpiar? - le salio decir. No podía creer lo estúpido que sonaba diciendo eso. Pero fue lo primero que le paso por la cabeza.
-Ayyyyy si... Ahora me toca la parte sucia. Limpiar los desastres que dejan los chiquitos en el piso. Vos todavía seguís acá? Hace rato te atendi! - contesto Agustina. Al principio tímida, pero aflojándose cuando reconoció a Andrés.
-Si. Todavía acá. Por que lo decís? Te parece que estoy desvirtuando el termino “comida rápida”? - agregó Andrés en un intento de chiste.
-Por mi quedate todo lo que quieras lindo. Pero no te aburre estar solito, acá, sin nada que hacer? - dijo Agustina, con un tono entre picaresco e irónico.
Luego de tirar esta frase, que descoloco a Andrés, Agustina se agacho para recoger unos papeles tirados debajo de una mesa. Se inclino dándole la espalda y casi sin flexionar las rodillas; por lo que Andrés quedó alucinado con un primer plano de esa hermosa cola que tanto estuvo imaginando. Como si la imagen de esa colita parada y durita fuese poco, además podía verse una tanguita negra que escapaba unos centímetros por encima del pantalón.
Este acto puso a nuestro amigo Andrés totalmente excitado y en plan de hacer algo. Ya era evidente que las cosas sobrepasaban el terreno de las fantasías y que existía la posibilidad de llegar a algo con esta chica. Por lo que contesto, con un tono sugerente:
-Bueno. Lo que estoy viendo ahora, no tienen nada de aburrido. Podría quedarme a vivir acá con este paisaje.-
-ah si? … Sabes que alguna vez me dijeron que hay dos tipos de persona, las que admiran un paisaje y las que lo exploran. Que tipo sos vos?
Termino de decir esto ultimo alejándose y clavando una sugerente mirada en Andrés. Con un andar felino, luego de caminar unos metros, se metió en lo que parecía un cuarto de servicio o deposito en donde se guardan artículos de limpieza.
La invitación era tan obvia como inusitada para lo que era la cotidiana vida de Andrés. Esto lo hizo dudar un poco, pero ya la calentura era demasiada y no necesito demasiado debate interno para tomar coraje y meterse en el cuartito de servicio tras la chica.
Entró, cerro la puerta y ahí estaba ella, sentada en un pequeño escritorio que apenas entraba en aquel cuartito. Tenia la camisa abierta, exhibiendo ese hermoso y exuberante par de tetas aprisionadas por un corpiño negro que hacia juego con la tanga. Con una voz que casi imploraba que la cojan, dijo:
-Veo que sos del tipo que explora. Que esperas?-
Andrés, sin decir palabra, avanzo y la abrazo clavándole un apasionado beso en esos sensuales labios. Con sus manos, termino de sacarle la camisa y desabrochar el corpiño. Sus perfectas tetas quedaron liberadas, eran aun mas hermosas de lo que se imaginó. Comenzó a besarlas, chuparlas, jugaba con cada uno de sus pequeños y delicados pezones color rosa cobre. Agustina gemía y miraba hacia el techo ofreciéndose para que él la disfrute en su totalidad.
Luego de un rato, Andrés paró y Agustina entendió que ahora le tocaba a ella. Tal como se lo había imaginado, la chica se arrodillo en frente suyo. Siempre mirándolo con esos ojos verdes, le bajo el cierre del pantalón y saco el erecto miembro que pedía ayuda de esa boquita. Comenzó besándolo delicadamente por toda su extensión. Lo lamia desde la base, hasta la punta reiteradas veces, para luego jugar con el glande dentro de su boquita. Finalmente la trago toda, era increíble ver esos 25 cms de carne entrar en esa delicada boquita sin problemas. Asi continuo por un largo rato. Hilos de saliva con liquido preseminal chorreaban por la barbilla de cajera. Andrés disfrutaba ver como su pija desaparecía entre los labios de la chica acompañada de sonidos viscosos y lascivos.
Como no quería acabar sin antes llevarse “el combo completo”, Andrés le dijo:
-Levantate bombón, quiero esa conchita pelirroja.
-Queres esto ahora? Veni buscarlo – contestaba Agustina subida a la mesa con las piernas abiertas y tocándose por encima de la tanguita negra.
Como un animal en celo, Andrés se tiro sobre la chica, le saco la tanga y comenzó a lamer la conchita mas dulce que jamas haya probado. Estaba totalmente depilada excepto por una tiria de pelo pelirrojo que la hacia aun mas apetecible. Luego de un rato de saborear la almejita pelirroja, la hizo darse vuelta de modo que quedo con los codos apoyados en la mesa dándole la colita a Andrés. Sin mucho preámbulo, nuestro héroe enterró su pija en la mojada caverna de la chica y comenzó a bombearla por un largo rato.
La imagen de la cola de la chica en esa posición era perfecta y Andrés tenia una tentadora visión de su anito, rosado y apretado, que pedía ser penetrado a gritos. Comenzó a jugar con él, primero un dedo, luego dos y finalmente tres. Agustina comenzaba a emitir algunos quejidos pero parecia desearlo mas que nada. Fue entonces, que Andrés colocó la cabeza de su pija en el ya bastante dilatado anito de la chica, y, sin más, la enterró hasta el fondo. Agustina emitió un grito apagado, era claro que se cuidaba de no llamar la atención de alguien en el local. Andrés comenzó el mete y saca, el anito de la cajera se ajustaba con dificultad al grosor pija. Asi estuvieron unos minutos. De vez en cuando, Andrés le agarraba las tetas y clavaba su pija hasta el fondo haciendo que la joven se estremezca y emita mas gemidos mezclados con quejidos.
-Dame la lechita lindo. La quiero toda!. - dijo Agustina entre gemidos.
Andrés ya estaba a punto. La hizo arrodillarse y tragarse todo su miembro. Prácticamente le cogía la cara. La boca de la cajera era como una aspiradora, succionaba como una ventosa. Cuando estaba por acabar, Andrés sujetó a Agustina de la colita de caballo y con la otra mano apunto su pija a la carita de la chica que abría la boca pidiendo la leche. El primer chorro, espeso y blanco, cruzó desde la frente hasta la parte superior de sus labios. Lo demás cayo en la mejilla y parte en la barbilla. Era hermoso ver esa carita angelical prostituida con abundantes chorros de semen. Una sonrisa de satisfacción se dibujaba en la cara de la chica al ver el buen trabajo que realizó.
Andrés se vistió y salio caminando con una sonrisa en la cara y la ultima imagen de la chica: arrodillidata y enlechada. Fue una buena manera de hacer tiempo, pensó.
En su camino hacia la salida, miró de vuelta a las colegialas que seguían hablando en su mesa. Pero bueno... eso quedara para otra historia.