Hija única

Hacia como cinco años que estaba separado de mi mujer, ella quedo a cargo de nuestra única hija Paula, pese a esto nunca me desentendí de ellas, mi mujer trabaja por lo tanto yo me hacia un tiempo a la mañana para buscar a mi hija y llevarla al colegio, estaba cursando el último año del secundario, cambio varias veces de colegio, nuestra separación le hizo mal y estaba atrasada, para sus 18 añitos aunque parecía de menos edad.

Un día cuando llegue ya me estaba esperando en la puerta del departamento. En los últimos tiempo se había desarrollado convirtiéndose en una hermosa jovencita, lo primero que atrajo mi mirada fueron sus hermosas piernas que se mostraban bajo la corta faldita del uniforme, arriba llevaba puesta solo una camisa que se levantaba desafiante por el impulso de sus hermosos pechos cuyo nacimiento alcance a ver cuando se agacho para subir al automóvil, esto, fruto de los tres botones superiores desprendidos que mostraban un generoso escote y al sentarse se le subió la falda mostrando una partecita de su calzoncito blanco… como siempre la reconvine. 

-Esta muy corta esa falda y prendete esa camisa un poco más- 
-Ay, papi… que anticuado… me voy a vestir como monja ¿te va a gustar? - respondió arrugando su boquita como una trompita. 

La mire… un rostro perfecto, unos ojos maravillosos, una naricita respingada igual a su mamá, los cabellos ondulados enmarcaban su carita de nena grande llegando hasta sus hombros. 

Advertí, mientras nos poníamos en movimiento, que tenia los ojos rojos, como si no hubiera dormido. 
-¿Te quedaste estudiando hasta tarde? Pregunte 
-¿Tengo cara de no haber dormido?- respondió 
-¡Es culpa de la puta de tu mujer!...- estalló 
-Anoche vino como a las 2 de la mañana… me desperté con un ruido… me levante pensando que era ella y fui a saludarla… efectivamente era ella con un tipo que la tenia afirmada en la mesa del comedor… se besaban mientras él le metía las manos bajo la falda- continuó. 

Mi mujer era muy atractiva, pese a sus cuatro décadas todavía conservaba un hermoso cuerpo que despertaba el deseo de muchos… incluido yo… y si no sabré de sus aventuras, incluso separados nos encontrábamos periódicamente como amantes para sacarnos el gusto uno del otro. 
-Y me quede mirando sorprendida detrás de las cortinas- continuo mi hija 
-Allí nomás la tiró sobre el sofá del living y la desnudó, mas bien le arranco la ropa, él se bajo los pantalones mostrando un impresionante aparato, que hizo que mamá diera grititos de alegría tomándola en sus manos e hizo que le chupara la verga, con que placer se veía que mamá lo hacia, se la metia entera en la boca, la paladeaba, le daba besitos… después ella misma le pidió con ansias que se la metiera y así lo hizo él… la hizo gritar de gozo… parecía una perra… gemía y se retorcía pidiendo más y más… hasta que se vino dentro de ella…- se quedo un momento en silencio y retomo. 
-Después vi como se la saco de su vagina, enorme, dura, chorreando su leche, sacudiéndola sobre su abdomen, mostrándola… y mamá se la limpio amorosamente… con su boca- …se quedo callada mirándome. 
-Y ¿vos viste todo esto?... ¿y que hiciste? Pregunte. 
-Si… papi… vi todo… y te confieso que me despertó una excitación descomunal… no pude dormir en toda la noche...
-Y siguieron dándose duro en el dormitorio de mamá, la escuche gemir, gritar, reírse, suplicar y a él que la trataba con unas terribles palabras soeces que le encantaban y la excitaban sobremanera y mi también, así estuvieron como hasta las cinco de la mañana, hora en que se fue el tipo, no sin antes besuquearla y manosearla por todos lados prometiéndole más… a lo que mamá le respondió que lo estaría esperando porque le quedaron cosas pendientes por hacer.

Me quede pensando que eso no era desconocido para mí, seguramente Daniela, mi mujer, sabía que la estaban mirando era algo que le encantaba y la excitaba, cuantas veces me lo hizo a mi y después que su amante de turno se iba venía a mi súper caliente para que le aplacara sus ardores y hacerme saborear los jugos y los olores de su sesión con el galán de turno. 

A todo esto había detenido el automóvil, bajo unos árboles en una plaza, para escucharla con atención… y noté que el relato me había puesto caliente. 

La mano de Paulita descansaba en mi pierna como al descuido. 
-¿Me entiendes papi?... no soy de piedra… además ya soy una mujer con pasiones como cualquiera- 
-¿Y que piensas hacer? Dije por decir algo y con ronca voz… su manita seguía sobre mi pierna moviéndose arriba y abajo en una tierna caricia. 
-Nada… yo la entiendo… peeero - su mano en ese momento descuidadamente llego arriba por mi pierna hasta el bulto que había originado una erección bajo mis pantalones, y de pronto me lo apretó fuertemente e hizo que se me escapara un quedo gemido de sorpresa y gozo. 

A continuación me abrazó y pego su cuerpo al mio y me plantó un sonoro beso en los labios, no pude negarme y le respondí abriendo mi boca y sintiendo su urgente lengüita que traviesamente me recorría. 

Se separo un poquito y exclamó. 
– Papi… papi… perdóname pero estoy ardiendo… siento una ansias terribles de coger y te estoy deseando a morir, eres la persona que más me conoce y me ama y también te amo… y quiero entregarte todo a vos… porfi… llévame al departamento quiero estar a solas contigo… quiero tu verga dentro mío, quiero saborear tu leche, quiero ser tu mujer hoy. 
- Mira tócame, son todos tuyos- exclamo desabrochándose de un tirón la blusa haciendo saltar uno de los botones. 

Debajo llevaba un sostén de esos que se prenden adelante, lo desprendió mostrándome la gloria de sus juveniles pechos, se notaba la dureza de los rosados pezones rodeados de una aureola roja contra el fondo blanquecino rosáceo de su carne. 

Tomo mi mano y la llevo a uno de sus pechos… y allí acabo toda mi resistencia, apreté con fuerza el pecho que me ofrecía sintiendo el calor ardiente de su piel en mis manos, pellizque su pezón haciendo daño, mientras nuestros labios se unían en un beso desenfrenado. 

Baje mi mano recorriendo su pierna subiendo bajo la diminuta falda hasta llegar al borde de sus braguitas, estaba totalmente mojada 

Hice arrancar el auto dirigiéndolo hacia mi departamento, vivo solo desde la separación, en estos años Paula se había quedado a dormir en varias oportunidades, tenía su habitación personal, pero esta vez sería distinto. 

En el trayecto no dejo de acariciar mi falo, pajeandome con suavidad, hice el camino tranquilamente, no quería que nos sucediera algo malo por ir rápido. 

Por fin llegamos, dejamos el auto en la cochera y tranquilamente como un padre e hija tomamos el ascensor hasta el 5to. Piso, en donde vivo; saludamos a un vecino que cruzamos en el trayecto, saludaron a Paulita que era conocida y muy querida y llegamos al departamento, entramos y apenas termine de cerrar la puerta Paula se lanzo desesperada sobre mi besándome como posesa. 
-Papi… papi… por fin… no creas que esto es de hoy… te deseo hace mucho mucho tiempo- 
-En cada chico que salía conmigo te representaba a vos- 

La comía a besos, mientras prácticamente le arrancaba la ropa, en instantes estuvo desnuda, la aferraba por el culo mientras le chupaba las tetas a más no poder… en algún momento me encontré mordiendo más que chupando sus hermosos senos lo que le arranco grititos de dolor; comencé a bajar de sus pechos a su abdomen a el pubis acolchado con una abundante mata de sedosos rizos… hasta llegar a la maravilla de su vagina que era un mar de líquidos y un olorcito embriagante y penetrante a mujer joven y caliente lleno mis narices, me lance con todo a disfrutar de ese manjar mordiendo, chupando, lamiendo, saboreando esa dulzura juvenil que se me ofrecía. 
-Papi por dios… métemela… quiero sentirla adentro mío, quiero ese tronco caliente dentro de mi concha… papi mío… dámela… dámela…- 

La levanté con urgencia y enfile para su dormitorio. 
-NO- me dijo muy segura 
-Allí no, tu mujer duerme en tu cama… quiero hacerlo en tu cama y desde hoy nuestra cama-Abri mi dormitorio y la deposite en mi amplia cama de soltero, abrí sus piernas contemplando esa cosita rosada, mojada y palpitante que se ofrecía… puse suavemente la punta de mi pija allí, masajeando despaciosamente… eso la volvía loca… 

Algo dentro de mi se rebelaba, rechazaba lo que estaba haciendo, ya estaba a punto de renunciar a todo, de volverme atrás, cuando Paulita prácticamente me gritó urgiéndome… 
-Yaaa papi… dale… métemela… no ves que me vuelvo loca… metelo… metelo- 

Se borraron de mi mente todos los prejuicios y de repente le metí toda la verga de un solo golpe… 

Costo un poco porque su vagina todavía es la de una jovencita y demasiado estrecha, un largo gemido de dolor escapo de sus labios… 
-¡Haaaaggggg… paaapiiii… me duele… me duele… pero me encanta! 
-Soy tu mujer… soy tu mujer… mi concha es tuya… yo soy tuya… metelo papi… metelo papi… 

Nunca había pensado el goce que le proporcionaría, la forma que iba a gozar… me quede un momento quieto… lo tenía hasta el fondo, mi niña comenzó a mover sus caderas de un lado para otro quería seguir sintiendo… allí comencé un lento pero continuo mete y saca… entraba hasta el fondo, lo sacaba totalmente… lo volvía a meter hasta el fondo… así cada vez más rápido, con más fuerza… mientras mis manos aferraban fuertemente su nalgas abriéndolas y apretándolas, un dedo se coló en el prieto agujerito de su culo, sentí su reacción, apretó fuertemente con sus músculos anales mi dedo que entraba y salía… 
-Papi…papi… papi… me corro… me vooooyyy… ayyyy… ay…. Que delicia… que hermosura… mi papá, mi macho, mi hombre… hagggggg. 

El largo gemido indico que se había derramado en un esplendoroso orgasmo, en el mismo momento sentí que también me corría dentro de su conchita… lo metí hasta el fondo mientras descargaba toda la leche contenida en mi y que esta hembra había extraído con todo su ser. 

Nos quedamos unos minutos quietecitos, escuchando el fuerte latido de nuestros corazones que volvían al ritmo normal 

Lo saque suavemente pero antes que me apartara lo tomo en sus manos y se agacho comenzando a lamerlo amorosamente hasta dejar mi pija completamente limpia de sus jugos y mi leche… la incorpore y la bese en los labios saboreando su boca llena del fruto de nuestro amor. 

A todo esto con la mamada que me había propinado y el beso yo estaba con la verga nuevamente lista. 
-¡Mmmm… papi… que rico, ya esta listo de nuevo!- me dijo Paulita tomándola en sus suaves manitas, su trompita esbozó un gestito picaresco, mientras me iniciaba una lenta y gozosa paja. 
-¡Papi…! Me gusto muchísimo cuando metiste tu dedito en mi agujerito trasero… 
-Ahora la quiero por allí… la vi gozar a Mami como una perra cuando el novio se la dio por atrás… 
-Yo también quiero eso… también que me hagas gozar con tu pija en mi culito… ¿quieres? 

Que podía decirle… sin mucho esfuerzo la di vuelta y quedo con sus nalgas hacia arriba, me mostraba toda la gloria de esas prietas carnes, ese culo paradito… abrí sus cachetes y metí mi cara en medio de ellos, mi lengua exploro toda esa hermosura… Paulita gemía como una poseída. 
-Ay… rico Papi… rico Papi… que delicia… seguí mi amor… seguí. 

Estuve un largo rato saboreándola, deleitándome con sus jugos… nuevamente llego a un orgasmo brutal. 

La deje descansar unos minutos… mi verga estaba a mil… pedía entrar… y suavemente inicie la penetración de ese agujerito de cielo de mi hija… 

Se resistía, era difícil… pese a que estaba lubricado… de a poquito comenzó a entrar… Paulita se retorcía de dolor… y de gozo… y así lo manifestaba 
-Ay papi… me duele… pero que delicia… riquisimoooo… seguí… no pares… 

Ya estaba el glande adentro… de un solo envión lo mande hasta el fondo… Paulita mordió la almohada para que no se escuchara su grito de dolor… 

Me quede quieto unos segundos e inicie el movimiento entrar y salir, entrar y salir… mi niña gemía, y se sacudía gozando… 
-Soy toda tuya papiiii…. Mi concha es tuya papiii…. Mi culo es tuyo papiiii… dame toda tu verga mi amor, llename con tu leche… que rico papá…. 

Hasta que un nuevo orgasmo conjunto nos cubrió a ambos… fue una noche desenfrenada, de locura, de pasión… de amor… 

Esta relación sabíamos que en nuestra sociedad no podía prosperar, nos fuimos muy lejos, donde nadie nos conocía, donde nadie supiera nuestro gran secreto…

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