Follando con la mejor amiga de mi novia

Esto pasó hace dos años. En ese entonces salía con Lorena. Una pendeja muy linda. No tenía un cuerpo de revista. No muchas tetas, pero sí una retaguardia que rajaba la tierra. Desde bien chica se había hecho fanática de los mini shorts, las polleritas y las calzas, lo que despertaba silbidos callejeros y gritos de degenerados de todo tipo.
Por esa época íbamos a la escuela secundaria y teníamos clase de gimnasia en un polideportivo que quedaba lejísimos. Íbamos siempre en un micro que contrataba la misma escuela , pero teníamos que llegar a horario para cuando partía, si no nos las teníamos que arreglar por nuestros propios medios. Nosotros no nos preocupábamos por ir en el micro de la escuela porque uno de nuestro grupo de ya tenía auto y registro de manejar.
Ese día, mi novia, Lorena, había faltado y el chico que manejaba tenía que hacer un trámite para el papá. Yo tenía que ir a clase sí o sí, ya que no me quedaban más faltas. Así que quedamos en banda la mejor amiga de mi novia (Alicia), mi mejor amigo y yo. Nos tuvimos que tomar un colectivo para ir al Poli. Cuando nos subimos no estaba muy lleno, pero en la parada que había en la estación de tren empezó a entrar gente a lo loco. Íbamos apretados como sardinas y a la amiga de mi novia la empezaron a apretar. Era una pendeja muy tímida  y linda. Yo le veía la cara de incomodidad y la traje frente a mi, manteniendo un espacio. Mi amigo entendió rápidamente que debía pararse atrás para protegerla. Ella me agradeció y me dijo que le pareció que una mano la había tocado sobre la pollera. Yo le dije que no se preocupara, que nosotros dos la íbamos a cuidar y ella me sonrió. Pero el colectivo seguía subiendo más y más gente, hasta que ya no pudimos mantener la distancia corporal.
Alicia -así se llamaba- quedó pegándome las tetas a la altura de la boca del estómago. El roce me empezó a calentar como loco. Sus pezones se perfilaban como puas a punto de atravesar el corpiño y la remera. En eso lo miro a mi amigo que seguía detrás de ella. Me hacía una mueca que no podía descifrar. Las tetas de Alicia me seguían masajeando el pecho, mi verga estaba como una lanza tratando de atravesar el pantalón de gimnasia. Ella tenía los ojos cerrados y la cabeza levemente inclinada hacia abajo. Mi mejilla estaba al lado de la suya. Busqué la mirada de mi amigo para saber qué me quería decir. Miraba el culo de Alicia, así que vi que ella seguía con los ojos cerrados, me erguí y asomé por sobre su hombro. El tenía su mano debajo de la pollera y le acariciaba el culo, manoseandolo exageradamente, violentamente. Perdí  el control y llevé mi mano a su entrepierna, por fuera de la pollera, para tantearla. Ella no hizo nada solo un gemido muy suave muy y ahí mismo me desenfrené,  metí mi mano por debajo de la pollera, con el dedo le corri la bombacha y la toqué, estaba totalmente empapada, mi amigo le metía el dedo en el ano y le masajeaba los cachetes, yo le tocaba el clitoris y luego sus labios vaginales y le metía un poco los dedos adentro. Al rato, ella ya habría tenido varios orgasmos cuando el colectivo llegó  a una parada en la que se bajaba mucha gente. Con los brazos nos sacó las manos de encima y se corrió a un costado acomodándose la pollera. Ahora miraba por la ventana sin decir nada. Nadie hablaba. Cuando llegamos a la zona del poli los tres nos bajamos. Mi amigo rompió el silencio: vamos a los baños del fondo. Alicia empezó a caminar para allá. Nosotros la seguíamos y nos mirábamos con cara de asombro.
Estábamos solos los tres. Le bajó el pantalón a mi amigo y le comenzó a chupar la verga como una tigresa. Yo mientras le tocaba la concha y las tetas desde atrás. No duró ni dos minutos. Él le largó todo, ella chupó hasta la última gota y escupió prolijamente en uno de los lavabos. Él se echó a un costado, en el piso, exhausto, maravillado. Me tocaba a mí. Le empecé a chupar el cuello desde atrás. Ella todavía se agarraba del lavabo. Me bajé mi pantalón y su bombacha, sin sacarle la pollerita, tenía la verga dura como la roca, se la metí en la entrada de la vagina, ella en cuatro sostenida de la pileta  y me dijo “no”, “soy virgen”, por ahí no, entonces le comencé a masajear la entrada del ano con los dedos. “Me tenés que chupar” me dijo. Me arrodillé y comencé a lamer su ano, mezclándolo con sus fluidos vaginales que salían de a chorros, le metía la lengua bien adentro de su apretado ano y después los dedos, me puse saliva en la verga y comencé a penetrar. Me duele mucho, me duele , agarré jabón líquido y me embadurné la pija y volví a embestirla.

Entró perfecto. “Me duele” me dijo, la mandé más adentro y comenzó a gemir , yo le tocaba el cĺitoris, gemía como loca y le largué todo, después de sólo algunas bombeadas. A todo esto mi amigo ya se había recuperado y quería más. “Dejame a mí” me dijo. Yo sacaba agotado mi pija enjabonada de su culo. ella seguía abrazada al lavabo. Mi amigo se la colocó en la entrada de la vagina. Ella dijo “por ahí no”, “soy virgen” y él dijo “te va a encantar”. Ella dijo “no” y trató de zafarse, pero el era muy fuerte y la agarró bien fuerte de los brazos. Ella decía “no no no soltame”, pero él ya tenía su verga adentro y le estaba bombeando hasta el himen, ella seguía “no no no no”, los no se fueron convirtiendo en gritos de placer, ella seguía “no no no”, pero con placer como si fueran gemidos, hasta que cedió el himen y corrió sangre por su pierna, poca, y ella seguía “no no no no” y el bombeaba y bombeaba, sin acabar la sacó y se puso jabón en la verga y a penetrarle el ano. Ya no estaban forcejeando, hace rato. Ella totalmente entregada. Le empezó a bombear el orto y después de pocos minutos le acabó adentro. Mi verga ya estaba tiesa de vuelta. Me limpié el jabón con agua y se la acerque a su cara. Le dije que me la chupara y empezó a lamer como loca. Quiero que me mires a los ojos le dije,  y ella me miró y yo le corrí los pelos de la cara y la miré cómo me chupaba la verga como si no existiera otra cosa en el mundo, y después de un rato le dije: “Quiero que te tragues todo”. Y le repeti mirándola a los ojos, teniéndola de los pelos, “tragate todo” y largué todo, y ella mirándome a los ojos se fue tragando cada uno de los chorros hasta que no quedó nada. Los tres estábamos muertos. Pero nos arreglamos un poco y salimos.
Ya era muy tarde para ir a la clase de gimnasia así que nos volvimos. Cada uno en su colectivo. Llegué a la casa de mi novia. Para darle una sorpresa, sin tocar timbre me metí por la puerta del fondo que daba a la pileta. Ella estaba en la pileta, pero no estaba sola.

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