Mi primer

-No sabe nada todavía, igual de última nos juntamos nosotros, probamos y después la sumamos a ella, me dijo. 
Díganme si no es gracioso. Me propuso el trió, me armo toda la historia solo para cogerme él solito. Un HDP; divertido pero un HDP. En fin, como estas, hay muchas propuestas, algunas graciosas, otras un tanto más zarpadas, pero todas con el mismo objetivo, cogerme, eso lo tengo bien claro, y no me quejo, se bien que yo propuse este juego y me gusta. Obviamente tengo mis preferencias, prefiero que me vayan seduciendo con alguna fantasía o historia, o con gifs calentitos en los que me muestren como quieren jugar conmigo, que aquellos que me dicen, pendeja si te agarro te dejo el culo como una flor (me lo han dicho jajaja no es invento mío). Por eso cuando me llego aquel mp hace ya tiempo, agradeciéndome por haberlo calentado con mis relatos y con una fantasía escrita que le había generado yo, me llamo la atención. En realidad más que fantasía había sido un sueño. Y debo decirles que me calentó mucho, llegando al punto de tener que tocarme. Aquella fantasía no fue la única que me mando, sino que se hizo habitual que cada vez que me levantaba tenía su mp con su minirelato. Eran cortitos pero calientes, y lo más importante, a mi me gustaban. Como agradecimiento a que todos los días me escribiera algo, le envié unas fotitos. Así empezamos una especie de amistad virtual, que creo que los dos sabíamos adónde iba a terminar. Fotos, chistes, alguna anécdota del día; nuestra comunicación ya era casi diaria, obvio, todo por chat. Por eso cuando me propuso conocernos no me pareció raro. 
-Hacemos como quieras, elegí el lugar, te paso a buscar y hacemos realidad alguna de las fantasías. ¿Te parece?, me dijo. 
Después de histeriquear lo necesario para que no crea que fui fácil acepte. Por supuesto yo puse el lugar de encuentro. Cabildo y Juramento, 18 horas. Esquina muy transcurrida, aparte me queda cerca del trabajo, era ideal. 
–Te paso a buscar en un Bora negro, me dijo. 
Ese día estuve nerviosa desde la mañana. Era mi primer encuentro con un poringuero, quería que todo saliera bárbaro. Me arregle un poquito más que de costumbre para ir al trabajo; me maquille, me hice la planchita y me puse una lencería nueva que tenia lista para estrenar. Me vestí y salí para el trabajo. Estuve todo el día maquinándome la cabeza con el encuentro. Se me hizo eterno el día. Para colmo a la tardecita, tipo cuatro, empezó a llover. La puta madre, pensé. Se fue haciendo la hora y no paraba. Encima no había llevado paraguas. Al menos tenía el Montgomery con capucha para evitar que se me moje el pelo. Seis menos cuarto salí del trabajo y caminando despacito bajo los carteles para no mojarme fui yendo para la esquina en cuestión. Unos metros antes de llegar vi un auto como el que me había dicho. Me saque la capucha y me iba acercando, cuando del auto un hombre baja la ventana y me mira. 
-¿Luna? Me dijo en tono de pregunta. 
-Si, dije 
–Subí, subí dijo enseguida. 
Me subí y le di un beso en la mejilla. Definitivamente no era lo que me esperaba. Me había dicho que tenía 43 años, pero la verdad, parecía menos. Era morocho, de ojos verdes, pelo cortito casi al ras, barba mínima que denotaba que no se afeitaba hace un par de días. En fin, estaba bueno. El primero en hablar y romper el hielo fue el: 
-¿Cómo llueve no? 
-Sí, ¿hace mucho que esperas? pregunte yo iniciando charla. 
-No, recién llegue, ¿vos? 
-También. 
-No puedo creer que después de hablar tanto por chat al fin te conozca, me dijo. 
-¿Y qué te parezco? 
–Sos tal cual te imagine, es más, sos mas linda. 
–Gracias 
- ¿Y yo que te parezco? Pregunto él. 
–No estás nada mal, le dije sonrojándome un poquito. 
-Arrancamos para donde vos quieras, decime y vamos. 
-Mmmm no se ¿Vos que propones? Pregunte yo. 
-Yo tengo ganas de cumplir todas y cada una de las fantasías que te conté. ¿A vos que te parece? 
–No sé si todas, pero algunas podemos hacer, le dije sin achicarme. Elegí cual y vemos 
- La última, ¿Sabes cuál? me pregunto. 
Como no iba saber cual, si había leído y releído una y mil veces cada uno de sus relatos. La última, como decía él, era tener sexo en el auto, pero no en cualquier lugar; en la calle, estacionar en una esquina cualquiera, aprovechar el polarizado y coger de forma desenfrenada mientras la gente pasara a nuestro alrededor. Díganme si no es morboso. Desde el primer momento que lo leí me encanto y poder realizarlo mucho mas. 
-¿Este lugar te parece? Dijo ¿No te gustaría hacerlo acá? 
Que le iba decir, creo q era perfecto. El lugar ideal. Gente que va, gente que viene. No hizo falta que lo piense mucho. 
-Dale, dije enseguida. 
-¿Querés que hablemos un poco antes o querés hacerlo directamente? 
Que pregunta de mierda 
-Si quisiera hablar llamo a una amiga le dije. 
Esa frase basto para que entendiera a que se debía este encuentro. Y si…solo sexo…que mas… 
Inmediatamente se me vino al humo y me encajo un beso un tanto bruto, como queriéndome demostrar quién iba a mandar. Obvio que no me eche atrás, y le respondí el beso. Nuestras lenguas se entrelazaban una con otra. Sentía como la suya envolvía la mía y casi me llegaba hasta la garganta. Después de varios minutos de besarnos, sentí como con sus manos comenzó a tocarme los pechos por encima de la camisa, y me di cuenta que era tiempo de desnudarme. Me saque el Montgomery y luego fue desabrochando uno a uno los botones de mi camisa, mientras que el hacía lo mismo con la suya; me quite los zapatos y al ver que se estaba desprendiendo el pantalón, lo frene. Esa era mi tarea, así que como una perrita me subí al asiento poniéndome de rodillitas y poniéndome en cuatro pose mis manos en sus piernas; lentamente comencé a desabrocharle el cinturón, luego los botones y así lo despoje de su pantalón, dejándolo en ropa interior. En su bóxer blanco notaba lo caliente que estaba marcándosele un gran bulto. Subí mi rostro y le di un beso en los labios, para luego seguir besándole el cuello y abrirme camino en su pecho; lógicamente fui bajando hasta llegar a su entrepierna, la cual también bese. Con cada beso que le daba por sobre el bóxer la pija se le ponía más y más dura. Cuando la deje al aire ya era una torre de carne. Definitivamente no había mentido con las fotos que me había enviado a mi mail. Su verga era tal cual la había retratado; 18 centímetros me había dicho, pero lo más llamativo, como el mismo me había mencionado era su cabeza; bah, q cabeza, cabezota. Parecía que tenía un hongo de carne ahí abajo. En ese momento, el tiro el asiento hacia atrás y lo reclino, dejándome mas lugar para manejarme. Así pude acomodarme mejor y tomándole la pija con una mano comencé a darle lamidas desde la base de los huevos hasta la cabeza como si se tratara de un helado. Después de lengüetearle y saborearle la verga un rato largo, abrí mi boquita y se la devore casi entera. Debo reconocer que tener una buena pija en la boca es una de las cosas que más me gusta. Así que aproveche y disfrute como se hacerlo. Chupando, lengüeteando succionando cada centímetro de su gran pedazo. Como siempre hago, lo miraba a los ojos sin sacarme su aparato de mi boca. No saben la cara que tenia. Apenas podía mantener los ojos abiertos de la calentura, mientras con sus manos en mi nuca me “ayudaba” a meterme más adentro de mi boca su pija hasta casi la garganta. En cierto momento acelero los movimientos. Sabiendo lo que se venía, ya estaba preparada para recibir mi primera ración de leche. Mmmmmmmgghhh gimió como un toro al descargarse en mi boca. Yo, como la nena viciosa que soy, trague toda la lechita sin dejar que se me escape ni una gotita. Luego me levante y le di un beso de lengua haciéndole sentir el gusto salado que su semen había dejado en mi boca. Como pude me monte sobre él y seguimos tranzando a full. Sus manos estaban en mi cola, la cual tocaba y amasaba a su gusto por sobre mi pantalón. En un momento, en un rápido movimiento me saco el corpiño y sin perder un segundo hundió su cara en mis tetas. Me lamia y me iba dando pequeños chuponcitos que me hacían temblar toda. Para facilitarle la tarea me eche hacia atrás y apoye mi espalda contra el volante. Sentía su lengua jugar con mis pezones. Estaba que me prendía fuego. Encima miraba por la ventana y veía la gente pasar y el morbo me calentaba más. Quería coger ya, y se lo dije. 
-Pásate atrás. 
Me pase al asiento del acompañante y el paso para el asiento trasero como pudo. Rapidísimo me saque el pantalón y casi de un salto pase para atrás y me le monte encima. Me hubiese clavado solita sino me hubiese dejado la tanguita. Sentía su pija dura y caliente hundiéndome la tela en mi nena. Puse mis brazos sobre sus hombros y levantándome un poquito, con una mano corrí mi tanga y lentamente me fui sentando sobre esa gran barra de carne. Centímetro a centímetro me fui metiendo toda su verga, todo sin dejar de mirarlo a los ojos. De lo mojada que estaba me entro sin ninguna molestia. Una vez que entro toda, comencé muy despacito a moverme, meneando la cintura hacia adelante y hacia atrás. El solo se dedicaba a disfrutar, posando sus manos en mi cintura pero dejándome manejar el ritmo a mí. Y eso me encantaba; como la mejor de las putitas empecé a cabalgar más rápido. En el auto solo se oían sus jadeos y mis fuertes gemidos. No sé si se oirían afuera, pero la verdad no me importaba. Lo único que me importaba es ese momento era seguir saltando y clavándome esa pija que tanto placer me estaba dando. Para que todo no “acabe” tan rápido baje un poco la intensidad y empecé a moverme más suave. En aquel momento el aprovecho y fue bajando sus manos desde mi cintura hasta mi cola, para nuevamente comenzar a tocarla y apretarla, como si quisiera moldearla. Pero no se iba a conformar solo con eso, sino que el turro también empezó a jugar con mi agujerito posterior. Sentía claramente como me hacía unos pequeños masajitos con el dedo. Debo confesarles que me gusto, por eso lo deje que siguiera. Y siguió nomas, ahora haciendo un poco de presión logrando vencer la resistencia de mi culito pudiéndome colar un dedo. Sentir esto me puso loca, y me hizo nuevamente volver a cabalgarlo de forma frenética. Con cada salto que daba, no solo sentía como su pija se clavaba como una lanza en mi conchita, sino también como su dedo entraba y salía de mi ano. Estaba en llamas. Mis gemidos ya eran gritos, como una gata salvaje le clave las uñas en la espalda. Se venía el final. 
-¿Dónde queres la lechita? Pregunto casi de un grito. Ni le conteste. Me levante de un salto, le saque el forro y no llegue a llevarme la pija a la boca cuando aquella *** de carne empezó a largar los bombazos de leche. La mayoría fueron a parar a su pecho y abdomen, dejándome la hermosa tarea de tener que limpiarlo con mi lengua. De esta forma fui chupando cada centímetro de su cuerpo donde tuviera algún rastro de semen. Ni bien termine, me dio un beso muy tierno. Los minutos siguientes nos contemplamos sin decir una palabra. Creo que él no creía lo que acababa de pasar. Yo por mi parte estaba asimilando mi primer encuentro con un poringuero; aquel seguidor desconocido que tanto me calentaba, ahora estaba desnudo frente a mi y me lo acababa de coger. No sé porque sonreí. Tal vez porque todo había salido bien. En ese momento fue él quien rompió el silencio. 
-Me cuesta creer que después de tanto hablar y hablar por chat te haya conocido y haya pasado esto. Mi respuesta fue un beso en sus labios. 
-¿Qué decís si te invito a comer y después cumplimos otra fantasía? Me propuso. 
Ni me hizo falta pensarlo. Ya era de noche y por ese día ya había tenido mi dosis de sexo. 
-Mañana trabajo y me levanto temprano. 
-No hay problema dijo enseguida entendiendo que si insistía no ganaría nada. -Te llevo a tu casa 
-No te preocupes. 
-Insisto, después del lindo momento que pasamos no te puedo dejar ir viajando. 
Normalmente no hubiese aceptado, pero estaba cansada y no tenía ganas de tomar el tren jajaja, así que le dije que sí, pero solo hasta la estación de Ramos. No protesto. Nos vestimos y nos fuimos. Durante el viaje hablamos. Me comento que era su primera poringuera y que había venido al encuentro con pesimismo pensando que yo no iría. Después de una charla en la que me conto varios temas personales que no vienen al caso llegamos al destino. 
Antes que me baje hizo la pregunta obvia. 
-¿Cómo hago para volverte a ver? 
-Nos hablamos por chat le dije rápido mientras le daba un beso en la mejilla. Me baje rápido y espere a que arrancara para ir caminando a casa. 
No lo volví a ver, al menos por ahora. Todavía chateamos y como siempre me sigue enviando mi relato diario por mail. 
Obviamente este relato se lo quiero dedicar a él como una especie de agradecimiento por la molestia que se toma todos los días en escribirme y enviarme sus fantasías. 
PD: Espero que al leerlo puedas recordar lo bien que la pasamos. Para mí siempre será un muy lindo recuerdo.

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