Juventud, divino tesoro

Pasaron varios días en que no me comuniqué con Miguel. Me sentía miserable, humillada. No podía quererme y entregarme así a sus amigos. Era mentira. 
Pero el problema es que yo estaba totalmente entregada a él. No se si lo quería pero el hecho de que me dominara me daba mucho placer. Más que el que nunca había sentido. 
Mi madre, al verme tan pensativa, trató de enterarse de lo que me pasaba, así que terminé por contarle que había empezado una relación con un muchacho de mi edad. Esto la sorpendió, sabiendo mi inclinación por muchachos mayores, pero le expliqué que a pesar de su edad este era muy maduro. En fin, tanto insistió que le prometí que lo traería a cenar a casa para mi cumpleaños 19, aunque todavía no sabía si volvería a hablar con él. 
10 días me costó tomar mi decisión. Por fin lo llamé. 
- Hola Sabrina, tardaste mucho en llamar. Ya estaba por conseguirme otra mujer, fue su primer frase del otro lado del teléfono. 
- Miguel, no puedes ser así. No quiero que nuestra relación siga este rumbo. No estoy dispuesta a ser la puta de todos tus amigos y conocidos. 
- Querida, no es mi intencion. Apenas si te voy a compartir con los amigos de la otra noche, nada más. Julián y Francisco son mis compañeros de siempre. Y la verdad, me calienta mucho verte tirar con otros. Eres muy sensual y caliente, Sabrina, muy caliente.Y se que tu naturaleza necesita variedad. 
Sus frases me excitaban. Y la verdad que sus dos amigos no estaban nada mal. Pensaba rapidamente que mi relación no iba a ser muy rutinaria. Saldría con Miguel y para variar, de vez en cuando probaría otros cuerpos. La idea no me pareció tan mala. Ilusa de mi. 
Como sea, quedamos en encontrarnos en un bar para definir la situación. Una vez allí acordamos que yo me acostaría con sus amigos, pero cuando yo también tuviera ganas. No iba a ser una ramera barata. El estuvo de acuerdo. Nos besamos largo rato. 
- Una cosa mas, Miguel, dije antes de separarnos. 
- Te escucho mi amor. 
- Mi madre quiere que vengas a cenar a casa para mi cumpleaños. 
Sus ojos se iluminaron de una manera extraña. 
- No se si es el momento, dijo disculpándose. 
- Por favor, será solo un rato, le supliqué. 
- ¿ Y cuál será mi premio?, dijo insinuante. 
- Ya lo sabes de memoria, dije sonriendo. 
Nos besamos y nos separamos cada uno por su lado. Al llegar a casa le dije a mi madre que para mi cumpleaños mi novio vendría a cenar. Se puso muy contenta. 
Cuando sonó el timbre fue mi madre a abrir, y Miguel la saludó muy amablemente. Fue también muy atento con mi padre. Por dentro me sentí feliz. Al terminar de cenar fui a cambiarme, y Miguel muy solícito se quedó ayudando a mi madre en la cocina. Cuando bajé saludamos y nos fuimos derecho a un hotel. Pasamos una noche espectacular. Miguel jamás había estado tan caliente como esa noche. No podíamos parar de coger en todas las posiciones imaginables. Volví a casa de madrugada, agotada pero muy satisfecha. 
Todo siguió normal hasta que aprovechando que mi padre viajaba y no iba a estar, invité a Miguel a ir a casa. Sabía que mi madre se iría a dormir temprano y nos dejaría solos, con lo que podría tirármelo con tranquilidad. Miguel me pidió que también invitara a sus amigos, y a pesar de mis insinuaciones de que estaríamos mejor solos, insistió y no tuve más remedio que invitarlos, y avisarle a mi madre que vendrían un par de amigos mas. Mi madre preguntó si Miguel vendría, y no opuso ningún problema, solo me dijo que iba a acostarse temprano y me dejaría sola, y esa noche dejó todo preparado para nosotros. 
Ella recibió a mis amigos y nos atendió un rato. Se la notaba incómoda, y por fin subió a acostarse, dejándonos solos. 
A partir de allí comenzó mi calvario. No habían pasado ni 10 minutos cuando se hicieron evidentes las intenciones de Miguel. No solo quería acostarse conmigo. Quería que sus amigos participaran. Me negué durante un buen rato, hasta que por fin me llevó a mi dormitorio. Yo me opuse pero sin hacer ruido. Mi habitación quedaba enfrente de la de mi madre y no quería que ella escuchara nada, pues no iba a poder explicarle lo que pasaba. Una vez allí, sacó su verga y me obligó a arrodillarme y comérsela. 
- Chupas muy rico Sabrina. Esta noche te voy a coger aquí en tu habitación, cerca de donde duerme tu madre, y tu serás buenita y atenderás también a mis amiguitos, dijo acariciándome la cabeza. Yo negaba. Estaba aterrorizada. Si era dificil explicarle a mi madre que tenía relaciones con Miguel en mi habitación, ¿ Cómo le explicaría que me acostara también con sus amigos?. Miguel me levantó de la alfombra y rápidamente me desnudó. 
- Espera que cierro la puerta, dije en súplica. Miguel me soltó. Fui desnuda hasta la puerta y cuando volví el ya estaba desnudo esperándome en la cama. Me hizo montar sobre él y me dejó que me empalara sola, cosa que hice con mucho placer. Luego de un rato en esa posición, giró y colocándome debajo de él, empezó a penetrarme con fuerza haciendo que mi cama rechinara ante los embates. Tuve miedo de que mi madre escuchara el ruido, pero luego de unos momentos me olvidé de todo y gocé completamente. Alcancé un profundo orgasmo cuando sentí que Miguel me regaba con su semen. Quedé acostada, floja y feliz, y Miguel se levantó y así desnudo como estaba salió. Pensé que iba al baño, pero también que debió vestirse. Mi madre podía verlo. Luego de unos minutos veo con horror que Julián desnudo entra en la habitación. Su verga chorreaba liquido preseminal y antes de que pudiera evitarlo me había ensartado por completo. 
- No, espera, espera, supliqué 
- Grita, si quieres así viene tu madre, fue todo lo que dijo el animal y siguió cepillándome a todo dar. 
Decidí quedarme callada para evitar que mi madre apareciera y nuevamente me dejé llevar por el placer. Acabé un par de veces , antes que Julián acelerara y me llenara haciéndome pedazos. Me quedé totalmente destruida. Julián se levantó y como había entrado salió. 
Traté de recuperar el aire. Cerré los ojos y comencé a tranquilizarme. 
Un movimiento en la cama me hizo abrir los ojos. Allí estaba Francisco 
- ¡¡Otra vez no!!, alcancé a gritar antes que me empalara hasta el fondo, y su boca sellara la mía. Su verga era enorme y me lastimaba. Cuando pude liberar mi boca comencé a gemir y gritar de dolor y de placer. Hasta que por fin un orgasmo bestial me arrasó por completo. Francisco desensilló, y se retiró. No noté si había acabado o no, pero estaba muy ocupada con mis propias sensaciones. 
Al instante unas manos me dieron vuelta y me hicieron poner en cuatro patas. No tenía ya fuerzas para resistirme y me aferré a la almohada para soportar la nueva arremetida, pero con sorpresa, esta vez no fue por los lugares convencionales. Algo muy duro se ubicó en la entrada de mi ojete y presionando fue metiéndose en mi culo .Quise gritar pero su mano tapó mi boca hasta que la metió toda. Se quedó un momento allí, y luego comenzó un lento mete y saca y me liberó la boca para que pudiera gemir a placer, cosa que hice sin acordarme de mi madre ni de nadie. Me estaban reventando el culo, sin miramientos. Y me gustaba 
-¡¡¡¡ Dame mas, dame mas!!! me sorprendí gritando y Julián aceleró sus arremetidas. 
Con sorpresa empecé a escuchar otras voces. 
-¡¡¡ Vamos Julián, sácasela por la boca, vamos, vamos, decía Francisco. 
- Eso Sabrina, come come que otro día te daré la mía, decía Miguel en medio de las risas generales. 
- ¡¡¡ Te lleno, perra, te lleno!!! y se hundió hasta el fondo aplastándome sobre el colchón mientras su leche caliente me quemaba el culo. 
- Ahhh, que perra eres, seguramente tu madre es igual que tú, me decía al oído mientras acababa. 
- No, mi madre no es puta como yo, dije sollozando mientras me rellenaba como un pavo. 
Luego de un rato, los amigos de Miguel se retiraron, seguramente a vestirse al comedor donde habían dejado su ropa y Miguel se vistió lentamente en mi habitación. 
Yo estaba boca abajo, como había quedado del último encuentro. 
- La próxima vez que tu padre viaje, me avisas y te voy a mostrar algo que te hará enloquecer, dijo, saliendo de mi dormitorio. 
La puerta abajo se cerró y la casa quedó en silencio. 

Al día siguiente, por suerte mi madre nada dijo. Se ve que estaba dormida y no había escuchado nada. Pero yo no podía sacar de mi mente las cosas que había hecho. El culo me dolía, pero lo que mas me preocupaba es que ahora que habían encontrado el camino, todos me iban a querer encular. Con Miguel no había problemas, pero con la herramienta que calzaba Francisco tenía miedo que me partiera al medio. Tenia que hablarlo y ponerle límites a nuestros encuentros. 
El fin de semana siguiente mi padre volvió a ausentarse y tal como había prometido, se lo informé a Miguel. Pensé que iba a querer venir a mi casa, pero en lugar de eso me invitó a salir. Y solos. Sus amigos no iban a acompañarnos lo que me dio cierta tranquilidad. 
Fuimos a cenar y luego a un bar. Sentados en un lugar íntimo comencé a plantearle la cuestión de estas relaciones que tenía con sus amigos. Miguel me escuchó con tranquilidad. 
- Mira Sabrina, yo te entiendo, pero estoy convencido de que te gusta tener relaciones con varios hombre al mismo tiempo, y creo que el problema en tu caso es genético. No puedo estar contigo y no disfrutar de que varios te posean. Tu cuerpo está hecho para eso, igual que el de tu madre, me dijo terminando su trago. 
Me quedé paralizada. ¿ Cómo se atrevía a hablar así de mi madre? 
- No te permito que seas tan ordinario con mi madre. ¿ Cómo te atreves a tratarla de ramera? 
- Si no la trato de ramera. Lo que digo es que a tí no te alcanza con una sola verga, y a tu madre tampoco le alcanza con la de tu padre. Es un hecho, dijo sonriendo. 
- Eres un animal. 
- Bueno, hagamos una apuesta. Si yo te pruebo que a tu madre le va la marcha, tu me acompañarás a una fiesta muy liberal. 
Me quedé callada y pensando. ¿ Cómo iba a probarme esa barbaridad? Mi madre que siempre había vivido para su casa, enfiestada con varios machos? 
- Acepto, pero pongamos un tiempo porque si no esta será una apuesta abierta, dije presionándolo. 
- No hace falta. Te lo voy a probar esta misma noche, dijo sonriendo.

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