Perreando con el colectivero

Perreando con el colectivero... 
Los que alguna vez fueron vendedores saben que hay clientes molestos. Y para mi mala suerte me toco uno justo un ratito antes de mi hora de salida. Vengo a ver las notebooks, me había dicho hacia ya 45 minutos. Las miraba, leía las especificaciones, preguntaba alguna boludez y seguía mirando. Ya estaba harta. Al final se llevo una Sony. Marque mi venta y como un rayo salí a tomarme el subte. Tenía hora y media de viaje hasta Ramos, con suerte si todo andaba bien. Para colmo hoy era día de gym, así q ni bien llegara a casa, me tenía que cambiar y tenía que ir al gimnasio. Pese a que llegue cansada y malhumorada, no dude en ir. Como siempre lo hago cuando voy, me puse una calza y una musculosa; en este caso, la calza era negra con vivos violetas, y la musculosa rosa, lo cual combinaba con mis zapatillas de igual color. No hizo falta ni que me mirara en el espejo, sabía que estaba fatal. Me hice mi clásica cola de caballo en el pelo y salí a la calle. El gimnasio queda a unas siete u ocho cuadras, por lo que generalmente voy caminando, pero como estaba atrasada y era re tarde decidí tomarme el colectivo. Iba camino a la parada, que queda a la vuelta, cuando antes de llegar a la esquina veo q pasa el colectivo. 
-La puta madre, hoy no es mi día, chau ahora a caminar, pensé. No llegue hacer una cuadra cuando pasa otro colectivo. Estire el brazo pensando que no me pararía ya que en esa cuadra no había parada, pero para mi sorpresa paro. 
-Gracias, le dije al chofer al subir, aunque creo que ni me escucho. Me miraba bien baboso de arriba abajo. Busque en mi bolso la SUBE pero no la tenía. Que boluda, la deje en la otra cartera, pensé. Encima no tenía una moneda. 
Disculpa, no traje la SUBE y no tengo monedas, vos no tendrías cambio, le dije sacando un billete de diez pesos. 
-No hay problema morocha, pasa, me dijo. 
-De enserio, no quiero...no hay problema, me interrumpió sin dejarme terminar. 
Me iba ir para el fondo, pero algo me detuvo. El colectivo estaba desierto, a excepción de un chico con auriculares y de dos señoras q iban charlando. Podía sentarme donde quisiera, pero sin embargo me senté adelante, en los asientos de dos q generalmente usan las embarazadas o los abuelos, casi a la par del chofer, que nuevamente me miro de arriba abajo. Sentí un cosquilleo en el vientre, aunque siéndoles sincera, fue un poquito más abajo. El viaje fue corto, pero basto para que me haga la cabeza con aquel colectivero y me imagine siendo cogida en el colectivo. 
-Parada por favor, le dije cuando me tocaba bajar. Bien putita, pare la colita y la deje bien al alcance de su vista, ya que baje por la puerta de adelante. -Gracias, le dije, girando mi cabeza y viendo como tenía su vista clavada en mi cola. Me baje re calentita. 
No pude sacarme de la cabeza aquel tipo por varios días. De hecho soñé con él. ¿No hace falta que les diga que hacíamos en el sueño no? Estuve así como una semana, de hecho un día fui al gym más tarde a ver si lo enganchaba en el colectivo, pero no. Q boluda como dejaste pasar la chance, pensaba. Ya estaba resignada, cuando un jueves, de camino al gym, me tocan bocina. Como me pasa siempre, no le di importancia. Ante la insistencia me gire y vi un colectivo. Lo más lindo fue cuando mire al conductor. Era el, que con su mano me hacia el gesto que suba. No lo dude ni un segundo y me subí. 
-¿Hola, como estas? No me digas que me vas a cobrar el boleto del otro día, le dije en joda. 
-Y...te lo tengo que cobrar, encima ahora con intereses, me dijo siguiéndola. 
-¿Y cuanto seria? 
-Y mínimo un café. 
-No me parece mal el precio. Acepto, dije yo. 
-Te parece si termino el recorrido y vamos, me propuso. 
-Dale dale, no hay problema, le dije. 
Como el otro día, me senté en el primer asiento. Ahí nos pusimos a charlar... 
-¿Cómo te llamas?, pregunto... 
-Luna, ¿vos? 
-Marcelo. ¿Te puedo preguntar adónde vas? 
-Al gimnasio, le dije. 
-¿Y tu novio te deja salir así vestida a la calle? 
-¿Esa pregunta es para que yo te diga q no tengo novio no? ¿Ahora decime vos? 
-¿Que queres saber? 
- ¿Novia, esposa? 
-Me estoy separando, me dijo, aunque me olía a mentira. Igual ni me importo. 
A medida que avanzaba el recorrido se fueron bajando los pasajeros uno a uno hasta que al fin quedamos solos. 
-Dejo el colectivo en la terminal y vamos a un bar...¿queres? me pregunto Marce. 
-No sé, porque no hablamos mejor acá...tire yo. 
No hizo falta que dijera nada más. Marce detuvo el colectivo y se me vino encima. Lo recibí con un beso de lengua de los profundos. 
-Vamos para el fondo, me dijo cuando se soltó. Le hice caso y camine hasta el último asiento parando bien la colita. Marce me siguió y aprovecho para manosearme toda. Me senté y frente a mi quedo el bulto del colectivero. No dude ni un segundo como una bebota viciosa empecé a desabrocharle el pantalón para buscar mi premio. Le baje el jean hasta las rodillas y me encontré con un tremendo bulto que apenas podía contener su calzoncillo. Inmediatamente le baje el slip e impulsado como por un resorte salió una verga más que aceptable. Calcule que rondaría los 18 centímetros, aunque lo llamativo era su forma. Era abananada...jajaja. Si, como escucharon, parecía una banana de carne. Algo sorprendida me quede quietita mirándola. Marce pensó que estaba indecisa y tomándola con su mano la acerco a mis labios. Esto hizo que salga de mi estado hipnótico y abriendo mi boca comenzara a mamársela. Mmmmm gimió Marce al sentir mis labios en su verga. Como toda una experta chupapijas le fui ensalivando bien la pija, mientras me la metía hasta el fondo de la garganta. Hacia presión con mis labios a medida que iba retirando su verga de mi boca. Los gemidos de Marce eran ahora más intensos. Me saque la pija de mi boca y comencé a lengüetearle la cabezota de la chota mientras lo miraba a los ojos. El caliente colectivero no podía mantener los ojos abiertos de la calentura que tenia. En un momento poso sus manos en mi cabeza y me hizo volver a comer entero todo su gran pedazo. Así empezó a mover mi cabeza hacia adelante y hacia atrás. Prácticamente me movía a su antojo. Iba tan rápido que parecía que me cogía por la boca. Me tuvo así un par de minutos hasta que al fin sentí como su pija en mi boca comenzó a latir fuertemente y luego finalmente me lleno la boquita con su leche. Estaba bastante cargadito, porque casi me ahoga. Miren que yo soy una mina gauchita de las que traga, pero acá no pude; o al menos toda esa cantidad. Trague lo que pude y el resto se escapo por la comisura de mis labios. 
-Que bien chupas pendeja. No sabes hace cuanto no me chupaban la pija así, me dijo. 
Me saque la pija de la boca y le dije -Gracias. 
-No, que gracias, después decime gracias ahora me toca mi turno, vos te pensas que sos la única que sabe usar la lengüita. 
Dicho esto, deje que me ayudara a sacarme la calza y luego la tanga, y poniéndose de rodillas me hizo abrir las piernas y hundió su cara en mi entrepierna. Inmediatamente una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo cuando sentí su lengua en mi concha. Mmmmm gemí. Marce siguió, y con sus dedos me abrió los labios para meter su lengua más profundo. Nunca había sentido este placer. Era algo nuevo. Desesperada agarre a Marce de la cabeza y lo apreté, hundiéndole mas su cara contra mi caliente conchita. Quería que no pare, que siga, que continúe dándome esas pinceladas de placer. 
-Qué rica conchita tenes nena, me dijo sin dejar de lengüetearme lujuriosamente la chuchi. Me estaba prendiendo fuego. Sentía calor, mucho calor. Mi cuerpo empezó a temblar, mi espalda se arqueo y finalmente llego lo inevitable. Mi primer orgasmo. No sé si les conté que soy una nena muy ruidosa en la cama, me gusta hablar, gritar y por supuesto gemir. En este caso, grite; no fue un grito común, más bien fue una descarga, un desahogo, una acumulación de calentura que deje ir en ese grito. Mientras tanto, Marce siguió chupando y saboreando los jugos que el mismo había provocado. De repente se levanto y muy delicadamente apoyo su verga en mi conchita y la dejo ir. Con lo mojada que estaba no sentí dolor. Todo era placer. Pose mis dos piernas en sus hombros para facilitarle la tarea y así comenzó un lento bombeo. Sus movimientos, al principio finos, fueron ganando ritmo e intensidad. Me ensartaba con ganas, casi con furia. Lejos de molestarme, lo disfrutaba. Me calentaba el triple ver como Marce se mordía los labios por la fuerza que me proporcionaba en cada embiste. Me dio y me dio un tiempo largo. Hasta que al fin no aguanto más y acabo. 
-Sos la mina más linda que me cogí, me dijo sincero mirándome a los ojos. Inmediatamente nos dimos un tierno beso de lengua y ahí fue sacando su verga de dentro mío. Visiblemente cansado se me sentó a la par. 
-No hables en pasado que te quiero seguir cogiendo eh!!! Le dije yo, dejándole en claro que quería otro polvo. 
-Déjame unos minutos y seguimos, me dijo. 
-¿Unos minutos? ¿Y mientras que hacemos? le dije con voz de bebota. Esto le gusto porque enseguida me dijo: 
-Mientras te hago upita bebota, sentate acá arriba. 
-¿Así? Pregunte yo, poniéndome en pose para montarlo. 
-Sí, sí, así. ¿Queres que juguemos al caballito? 
-¿Y como se juega? ¿Me enseñas? 
-Yo te enseño bebota, mira, yo soy el caballito y vos me cabalgas...¿sabes cabalgar? 
-Si...me encanta cabalgar...le dije contenta dándome cuenta que mi papel de bebota había funcionado muy bien, porque ya sentía la pija dura queriéndome penetrar nuevamente. De esta forma empecé a subir y bajar mi cuerpo, todavía sin meterme la pija. Me frotaba bien contra aquel mástil de carne, que se ponía mas y mas duro con cada roce. 
-mmmm q bien cabalga la bebota,¿ te ayudo? Dijo Marce, y sin darme tiempo a contestar me agarro la cola con sus manos y empezó a apretármela. Me la amasaba con ganas. Después de un tiempito de jugar así, fue el, quien tomando su verga con una mano, la apunto a mi caliente y mojada conchita, y en mi movimiento descendente, me clave solita casi toda su pija. No se imaginan el placer que sentí. Me quede así llenita unos segundos hasta que una sonora nalgada me hizo darme cuenta que tenía que seguir cabalgando. Así lo hice y empecé una montada feroz. Saltaba y saltaba arriba de su verga dejando caer todo mi peso en cada bajada, enterrándome su verga hasta los huevos. Creo que el ritmo frenético de la cogida hizo que aquel colectivero solo aguante unos pocos minutos. Nuevamente al acabar me beso tiernamente. Era como una especie de decirme gracias sin decirlo sentía yo. 
Después de esto me quede un buen rato sentadita sobre su verga recibiendo mimos y besos como si fuésemos novios. Fui yo quien se dio cuenta que ya era tiempo de terminar con tanta dulzura y comenzar la despedida. Me pare y me vestí rápido. Marce hizo lo mismo. 
-Dejo el colectivo en la terminal y te llevo a tu casa. ¿ Queres?, me propuso. 
Obviamente le dije que no. No quería que sepa donde vivo. 
-No te hagas problema, me tomo un taxi. 
-¿Estás segura? No me cuesta nada, insistió. 
-No, de en serio. Chau, le dije. Y dándole un piquito ya me iba cuando me ataco: 
-Para para, quiero volver a verte pásame tu celular. 
Porque la mayoría de los tipos no entienden lo que es el sexo casual. Fue un polvo, en este caso tres...jajaja, pero nada más. Mi intención no era seguirla. De hecho, prefiero coger sin repetir la pareja. Así que mentí y le di el celular de una amiga. Sí, siempre que me veo en aprietos y me piden el celular y no puedo esquivarlos, le doy el número de una de mis mejores amigas, Maga. No saben cómo me putea cuando la llaman y le dejan mensajes diciéndole que la quieren coger y recontracoger, jajaja. Les voy a pasar tu numero me amenaza la guacha. En fin, me fui por las ramas. Después de pasarle mi falso numero, me baje del colectivo y empecé a caminar. Estaba lejos de casa, pero igual camine. Necesitaba despejarme un poco y acomodar en mi cabeza el acontecimiento vivido. Ni bien llegue a casa me encerré en mi habitación, agarre lápiz y papel, me puse a escribir y salió esto. Espero les haya gustado y se calienten tanto como yo cuando lo escribí.Besitos…

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